Un estudio publicado en el Irish Medical Journal realizado en pacientes de 12 a 15 años revela que las vacunas contra el Covid de ARNm aumentan los riesgos de desarrollar miocarditis y pericarditis, tanto tras la primera dosis como aún más tras la segunda.
Tomamos apartes del artículo original escrito por Paolo Gulisano, en el que da cuenta de los resultados encontrados y validados por un estudio específico realizado sobre menores de edad, entre los 12 y 15 años. Dicha investigación plantea “los efectos secundarios de las vacunas contra el Covid”; fue realizada en Irlanda y los resultados se publicaron en la revista oficial de la Organización Médica Irlandesa (Irish Medical Organization). Dicho estudio “aporta nuevas pruebas de los daños causados por las vacunas Covid de ARNm”.
El estudio publicado en la revista mencionada con el título Cardiac Investigations in Paediatric Patients with Chest Pain Following COVID-19 mRNA Vaccination, “analiza las investigaciones cardiacas realizadas en niños que experimentaron dolor torácico tras recibir una vacuna Covid. El estudio, realizado por el Departamento de Medicina de Urgencias Pediátricas, Children’s Health Ireland, del hospital Tallaght de Dublin, ha examinado a un total de treinta adolescentes que habían recibido una dosis de la vacuna Covid. Los autores han observado que se habían presentado pacientes pediátricos en el servicio de urgencias del hospital de Dublín tras la vacunación con Covid-19 ARNm”.
De base hay un estudio retrospectivo, que “ha evaluado los datos durante un periodo de once meses, entre agosto de 2021 (cuando se inició la vacunación de pacientes pediátricos de entre 12 y 15 años en Irlanda) y junio de 2022”. A partir de ello, “Los investigadores han confirmado que el 57% de los pacientes informaron de síntomas después de la segunda dosis de la vacuna, mientras que el 43% de los pacientes ya tuvieron síntomas después de la primera dosis”.
Para dicho estudio, “se han incluido todos los pacientes de una franja de edad bastante reducida, la de 12-15 años, que presentaron dolor torácico de nueva aparición, y síntomas como dificultad respiratoria, síncope, palpitaciones o mareos en las seis semanas siguientes a la vacunación con ARNm Covid-19 (primera o segunda dosis)”. Los investigadores han excluido a todos los pacientes menores de doce años o mayores de quince, o a aquellos con dolor torácico no relacionado con la vacunación con Covid-19 o con cualquier otra afección médica preexistente.
¿Cómo se procedió?
El relator dice que todos los pacientes fueron sometidos “a un electrocardiograma realizado y revisado en urgencias”. Según el estudio, se encontró que “en el 93% de los pacientes se comprobó el nivel de troponina, una proteína que se encuentra en el músculo esquelético y el miocardio, y cuya concentración en la sangre es mayor tras una enfermedad cardiaca”.
Al ahondar en los datos, el autor recoge como conclusión que
Una vez verificadas las fuentes y la consistencia de los datos, el autor afirma:
Y sugiere:
Las muestras, datos, conclusiones y recomendaciones son consistentes. Por ética médica y ética general, habida cuenta de la dignidad inviolable y la eminencia de la Persona Humana, estos descubrimientos y observaciones deben tomarse seriamente en cuenta por parte no sólo del gobierno de Irlanda, sino de todos los gobiernos que permitieron la vacunación y asumieron casi como un acto de fe el supuesto beneficio o previsión que traería, que hoy se ven contradichos y cuestionados.
Tomamos apartes del artículo original escrito por Paolo Gulisano, en el que da cuenta de los resultados encontrados y validados por un estudio específico realizado sobre menores de edad, entre los 12 y 15 años. Dicha investigación plantea “los efectos secundarios de las vacunas contra el Covid”; fue realizada en Irlanda y los resultados se publicaron en la revista oficial de la Organización Médica Irlandesa (Irish Medical Organization). Dicho estudio “aporta nuevas pruebas de los daños causados por las vacunas Covid de ARNm”.
El estudio publicado en la revista mencionada con el título Cardiac Investigations in Paediatric Patients with Chest Pain Following COVID-19 mRNA Vaccination, “analiza las investigaciones cardiacas realizadas en niños que experimentaron dolor torácico tras recibir una vacuna Covid. El estudio, realizado por el Departamento de Medicina de Urgencias Pediátricas, Children’s Health Ireland, del hospital Tallaght de Dublin, ha examinado a un total de treinta adolescentes que habían recibido una dosis de la vacuna Covid. Los autores han observado que se habían presentado pacientes pediátricos en el servicio de urgencias del hospital de Dublín tras la vacunación con Covid-19 ARNm”.
De base hay un estudio retrospectivo, que “ha evaluado los datos durante un periodo de once meses, entre agosto de 2021 (cuando se inició la vacunación de pacientes pediátricos de entre 12 y 15 años en Irlanda) y junio de 2022”. A partir de ello, “Los investigadores han confirmado que el 57% de los pacientes informaron de síntomas después de la segunda dosis de la vacuna, mientras que el 43% de los pacientes ya tuvieron síntomas después de la primera dosis”.
Para dicho estudio, “se han incluido todos los pacientes de una franja de edad bastante reducida, la de 12-15 años, que presentaron dolor torácico de nueva aparición, y síntomas como dificultad respiratoria, síncope, palpitaciones o mareos en las seis semanas siguientes a la vacunación con ARNm Covid-19 (primera o segunda dosis)”. Los investigadores han excluido a todos los pacientes menores de doce años o mayores de quince, o a aquellos con dolor torácico no relacionado con la vacunación con Covid-19 o con cualquier otra afección médica preexistente.
¿Cómo se procedió?
El relator dice que todos los pacientes fueron sometidos “a un electrocardiograma realizado y revisado en urgencias”. Según el estudio, se encontró que “en el 93% de los pacientes se comprobó el nivel de troponina, una proteína que se encuentra en el músculo esquelético y el miocardio, y cuya concentración en la sangre es mayor tras una enfermedad cardiaca”.
Al ahondar en los datos, el autor recoge como conclusión que
Una vez verificadas las fuentes y la consistencia de los datos, el autor afirma:
Y sugiere:
Las muestras, datos, conclusiones y recomendaciones son consistentes. Por ética médica y ética general, habida cuenta de la dignidad inviolable y la eminencia de la Persona Humana, estos descubrimientos y observaciones deben tomarse seriamente en cuenta por parte no sólo del gobierno de Irlanda, sino de todos los gobiernos que permitieron la vacunación y asumieron casi como un acto de fe el supuesto beneficio o previsión que traería, que hoy se ven contradichos y cuestionados.
Fuente: razonmasfe.com