En las elecciones de consejeros constitucionales, el municipio de Cabildo, 180 kilómetros al norte de Santiago de Chile, rompió su apoyo histórico a la izquierda. El viraje fue drástico y veloz. El pueblo de 20.000 habitantes, donde un 88% votó para cambiar la Constitución en 2020 y donde apoyaron a Gabriel Boric en la primera y segunda vuelta presidencial, salió en masa el pasado 7 de mayo a marcar por los candidatos del Partido Republicano, de extrema derecha (39% del electorado; cuatro puntos más que el promedio nacional).
La zona minera y campesina, encajonada entre cerros costeros y andinos, pertenece a la región de Valparaíso, donde se concentraron las comunas que giraron con más fuerza de izquierda a derecha. Cabildo, que hasta el golpe de Estado de 1973 era un distrito comunista, pegó el salto más alto de la región. En un recorrido realizado este jueves, los vecinos no mencionaron la seguridad –bandera de lucha de los republicanos– ni menos la Constitución para explicar el cambio de su voto. La respuesta apuntó una y otra vez a la crítica evaluación al presidente Gabriel Boric, que lleva 15 meses en el cargo.
Vanesa Ríos, de 24 años, votó por Boric y, a diferencia del 62% de los chilenos, aprobó la propuesta constitucional presentada el pasado septiembre (solo un 38% de los ciudadanos lo hicieron y la propuesta fue derribada). En las últimas elecciones de hace dos domingos, sin embargo, marcó a favor de un candidato republicano. “Boric me decepcionó. No ha cumplido nada de lo que prometió. Dijo que nos iban a dar el 10% [del dinero de su balance de capitalización individual], que iba a mejorar la salud pública, pero está igual o peor”, sostiene la dueña de casa, madre de dos hijas. Las listas de espera se han reducido un 32% y se acabó el copago en el sistema de salud público (Fonasa), pero no se ha visto beneficiada. “Por las niñas pagamos todas las consultas privadas”, agrega.
El novio de Vanesa, Fernando Garrido, minero de 33 años, comparte el sentimiento sobre Boric: “Pensamos que por ser izquierda nos iba a ayudar más a nosotros, que somos de la clase media, clase baja, pero fue al contrario, las cosas empeoraron”. ¿En qué lo nota? “Está todo muy caro. El sueldo mínimo sube, pero los alquileres y el supermercado también. Ahora con 500.000 (630 dólares) no alcanza”, sostiene. Sobre el apoyo a los republicanos, la pareja no entrega más razones que la esperanza de que lo hagan mejor.
Juan Olmo, de 81 años, quien ha votado toda su vida por la izquierda, el primer domingo de mayo apoyó al partido de José Antonio Kast. “Todo se fue a las pailas con Boric. Todo lo que ofrecieron y no han hecho nada”, se queja en su puesto de ventas, donde ofrece desde mascarillas hasta tarros de miel. Olmo, preocupado por la largas listas de espera en la salud pública, reconoce no saber mucho sobre Kast. Solo lo asocia a un cambio en el sistema.
Cabildo, arraigado a sus tradiciones y fiestas religiosas, es un municipio tranquilo. En el ranking de los delitos de mayor connotación social, como homicidios, lesiones, violación y robos, ocupa el puesto 233 de las 346 comunas que hay en Chile, según cifras de la Subsecretaría de Prevención del Delito. La gente dice sentirse segura, pero lamenta cómo se ha propagado la droga en los barrios.
En la Plaza de Armas se levanta un memorial para ejecutados en la dictadura de Pinochet. El primer nombre que aparece es Mario Alvarado Araya, alcalde comunista hasta el golpe de Estado de 1973, hace medio siglo. Lo asesinaron a los 34 años un mes después. Desde el retorno a la democracia, sus alcaldes siempre han sido democristianos de la centroizquierda, pero en las primarias presidenciales de la izquierda en 2021 entre el comunista Daniel Jadue y Boric, un 52,5% apoyó al primero frente a un 47,4% del actual presidente.
En uno de los bancos de la plaza, Cecilia Córdoba, de 57 años, también aprobó cambiar la Constitución y votó por Boric, pero se arrepiente. Al igual que varios de los consultados para este reportaje, no le perdona que le haya quitado piso al retiro del 10% de los ahorros de las pensiones. En pandemia, el Congreso chileno permitió tres retiros de fondos previsionales de 10% del fondo de capitalización individual. Los siguientes dos proyectos (el cuarto y el quinto retiro) se rechazaron. En total, más de 50.000 millones de dólares de los ahorros pasaron a manos de sus dueños. La medida tuvo un efecto negativo en la inflación, que se ubica en 11,1% en 12 meses. “Le mintió al país, ya no confío en él. Voté por él porque decía que todo iba a cambiar, pero las cosas están peor que antes”, afirma Cecilia, cuya principal preocupación es la salud: “En Chile hay que tener plata para tener salud”.
Lo que sucede en Cabildo parece corroborar lo que han planteado algunos analistas y estudios en estas dos semanas tras la elección: no se trata únicamente de un voto de derecha duro, sino también de rechazo a los que hoy tienen el poder, es decir, el Gobierno. El director de Data Science de Unholster, Cristóbal Hunneus, ha dicho que, según sus análisis, 16 de los 35 puntos que obtuvo el Partido Republicano no son hoy de derecha y que el apoyo fue circunstancial. Ahora, el partido de Kast puede consolidar esa adhesión.
Entre las decenas de consultados para este reportaje, muchos alegaron la casi nula campaña informativa que hubo en la última elección, la ausencia de los desconocidos candidatos en terreno y lo confuso que eran los similares nombres de las listas (los partidos tradicionales se dividieron en listas con nombres que no habían utilizado antes y conceptos parecidos). En unos sufragios de carácter obligatorio, varios simplemente marcaron por el que algún ser querido les decía. Maria Paz Toledo, de 33 años, fue una de ellas. Desde las presidenciales que su hermano marino la estaba intentando convencer de que votara a Kast porque apoyaba las Fuerzas Armadas. Entonces no se dejó influir y respaldó a Boric, pero en esta oportunidad le hizo caso y marcó por los republicanos.
En las séptimas elecciones en tres años y obligados a acudir a las urnas, los votos anulados o blancos fueron significativos (21,5%). El académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Eduardo Engel, junto a otros investigadores, concluyeron en base al estudio de los datos que de cada 10 nuevos votantes, aproximadamente seis votaron por el Partido Republicano, tres por las restantes listas de derecha (Chile Seguro, de la derecha tradicional, y el Partido de la Gente [de corte populista] y sólo uno por la izquierda oficialista o la de centroizquierda. También levantaron material para sustentar la teoría del voto anti-sistémico, donde la ciudadanía se vuelca por los impolutos de turno. Por ejemplo, más de dos de cada cinco votantes que apoyaron la Lista del Pueblo (independientes de izquierdas ligados a las reinvindicaciones del estallido social de 2019) en el primer proceso, ahora optaron por candidatos de partidos de derecha o por no anular.
En Cabildo, uno de cada cuatro electores invalidaron el voto. Algunos se declaraban ignorantes o aburridos del tema. Los más desinteresados, como Jorge Latorre, agricultor de 48 años, no cree que algo vaya a cambiar en su vida si sale uno u otro. La jornada va a comenzar igual a las 5.00 horas y va a acabar cuando se esconda el sol.
Fuente: msn.com