En abril del 2020, funcionarios negaron que China tenían mercados húmedos, con venta de animales para consumo humano.
Culparon a los animales salvajes vendidos vivos en un mercado en Wuhan de propagar el coronavirus en las primeras semanas del brote de COVID-19.
Respaldaron su culpabilidad con imágenes de video donde se veía a perros mapaches y puercoespines a la venta en el mercado mayorista y de mariscos de la ciudad china de Huanan. Además, encajaba con la génesis del SARS, un coronavirus relacionado de ‘mercados húmedos’ del sur de China en 2003.
En cuestión de semanas, se informó que detectives habían encontrado rastros de SARS-CoV-2 en áreas del mercado de Huan, donde se han vendido animales, y parecía que estaban en un punto de identificación de la fuente. En respuesta, China tomó medidas contra el comercio de vida silvestre, prohibiendo el consumo humano de marmotas, que se vendían por más de 11 dólares la libra.
Pero poco después el rastro se fue perdiendo y la historia de los orígenes comenzó a evolucionar.
En cuestión de meses, se cuestionó si Huanan era el lugar donde se había originado el brote, y para abril de 2020, funcionarios del Gobierno negaron que China incluso tenían mercados húmedos, donde podían sacrificar animales. Cuando un equipo de la Organización Mundial de la Salud llegó a Wuhan 13 meses después de la aparición del COVID, no había señales tangibles de que se hubieran vendido animales vivos en el mercado, ni nadie dispuesto a dar fe de su existencia anterior.
Infortunadamente, un estudio que documenta el floreciente comercio de animales vivos en Huanan y otros cuatro mercados de Wuhan se realizó en junio de 2021, cinco meses después. Si bien el estudio, realizado por investigadores en China y en la Universidad de Oxford, recibió una amplia atención cuando finalmente fue publicado, su largo y tortuoso recorrido refleja el camino obstaculizado para los científicos que trazaban la génesis del COVID.
La demora dejaba a las autoridades chinas tejer narrativas alternativas en las que el virus no podría haber evolucionado en un mercado de animales y que la amenaza probablemente fue importada.
Este mes, la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos informaría sus propios hallazgos sobre los orígenes del COVID Pero ante las pruebas restantes, que solo son circunstanciales, es posible que el mundo nunca sepa con certeza qué causó el brote.
Fuente: elfinanciero.com