En 1992 el Catecismo aprobado por Juan Pablo II recogía la que es hoy la enseñanza oficial de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad.
El Catecismo dice que su origen permanece «en gran medida inexplicado», es una «inclinación objetivamente desordenada», las personas con esta inclinación «deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza», «se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta», estas personas «están llamadas a la castidad» y «mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana».
Más adelante, en 2004, la Asociación Médica Católica de EEUU lanzó su informe «Homosexualidad y esperanza«, con reflexiones sobre posibles opciones de acompañamiento.
Desde entonces, en Occidente han cambiado cosas. Se ha hecho políticamente hegemónica la ideología LGTB, que dice que las prácticas homosexuales son perfectamente buenas y virtuosas, que es imposible cambiar de orientación sexual (sin demostrarlo médica ni científicamente) y que hay que castigar y acallar a quien diga lo contrario y a quien ayude a otros a reducir sus sentimientos homosexuales o explorar su potencial heterosexual.
La doctrina católica no ha cambiado desde 1992, y los 3 párrafos del catecismo han ayudado y orientado y guiado a una multitud de católicos que han experimentado estos sentimientos, y a los apostolados que los acompañan. Igual que hay que distinguir a los obreros de la ideología comunista y de los partidos comunistas, también hay que distinguir a las personas con atracción por el mismo sexo de la ideología LGBT y sus lobbies: por mucho que digan hablar en su nombre, no es cierto.
En Occidente los poderes bajo el lobby arcoíris miran mal a la Iglesia por perseverar en su enseñanza, pero lo cierto es que la Iglesia Católica se mueve en un escenario global que es sobre todo demográfico. Cuando se publicó «Homosexualidad y esperanza» había 1.071 millones de católicos. Hoy hay unos 1.300 millones, aunque buena parte sean niños pobres del Tercer Mundo.
Hay quien dice que la Iglesia Católica debe dejar de predicar la castidad, abandonar lo de «acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana» y debe aceptar las prácticas homosexuales e incluso bendecirlas. Los que dicen esto, aseguran que es necesario para atraer a las personas de hoy, y que así lo han hecho diversas iglesias protestantes, cada vez más.
Sin embargo, como vamos a repasar a continuación, es evidente que cuando una iglesia se hace «liberal» y admite las prácticas homosexuales (y otras contra el matrimonio) no aumentan sus feligreses, sino que disminuye su número.
Para empezar, se van los fieles más exigentes, que además suelen ser también los más fértiles y generoso, los que tienen hijos y quieren crear buenos ambientes para ellos. Tampoco se atraen conversos. Los más evangelizadores prefieren ir a servir y dar fruto a otras iglesias. Muchos otros, simplemente, se desaniman y se quedan en casa. También sucede que se feminiza y envejece excesivamente la congregación.
Y pocos hombres jóvenes o adultos quieren estar en una comunidad formada sobre todo por señoras mayores, que además tienden a ser feministas más o menos agrias. Finalmente, esas iglesias dejan de ofrecer algo sobrenatural, ofrecen sobre todo militancia social y blablablá… y eso no atrae a la gente espiritual ni a las familias.
El resultado lo vamos a ver a continuación con las cifras de 7 iglesias protestantes que se han ido haciendo cada vez más liberales y absolutamente adictas a los dogmas LGBT.
1. La Iglesia de Suecia
Es la mayor iglesia luterana del mundo, oficial del Estado sueco hasta 2000, hegemónica y casi sin rivales en el país, porque las otras iglesias allí son muy pequeñas y recientes. Oficialmente, aún hoy el 55% de la población es miembro de esta denominación, pero sólo un 2% de los miembros pasa por la iglesia con alguna frecuencia. Acepta el matrimonio homosexual desde 2009 y tiene una obispesa lesbiana activa en Estocolmo desde 2014. ¿Ha crecido atrayendo muchos miembros? No: he aquí estas son sus cifras de años recientes.
Año 2005 6.967.000 miembros (77% de la población del país)
Año 2010 6.590.000 (70% de la población)
Año 2015 6.225.000 (63% de la población)
Año 2018 5.899.000 (58% de la población)
Año 2020 5.729.000 (55% de la población)
Eva Brunne, la obispesa lesbiana de la Iglesia de Suecia en Estocolmo, con pectoral y camisa morada, en el Orgullo Gay de la capital sueca
2. La Iglesia de Escocia
La Kirk, como se le llama, es una Iglesia presbiteriana, por lo tanto sin obispos. De hecho, es la iglesia presbiteriana «madre» de casi todas las demás del mundo, y la Iglesia nacional y hegemónica en Escocia desde 1560. Sus presbíteros se reúnen y votan las doctrinas. Si ayer la Biblia y el «sola fide y sola scriptura» decían una cosa, hoy dicen lo contrario. Ambigua y tibia durante décadas, desde 2009 permite a su clero tener relaciones homosexuales (caso Scott Rennie), desde 2015 les permite contraer uniones civiles homosexuales y parece casi seguro que en 2021 o 2022 aprobará rituales «cristianos» de matrimonio del mismo sexo. ¿Inundan los escoceses las iglesias de la Kirk? No.
Año 2000 607.000 miembros
2006 504.000
2013 398.000
2017 336.000
2018 325.000
3. La Iglesia Anglicana de Canadá
Nunca fue hegemónica en el enorme país, pero estaba muy extendida. Siempre fue muy liberal, pero ha acelerado en la última década. En 1976 empezaron a ordenar mujeres sacerdotisas y en 1994 empezaron a ordenar obispesas. Bodas gays religiosas en Toronto en 2016. Obispo gay que se casa «anglicanamente» con pareja en 2018. En 2019 declara que cualquier diócesis puede hacer ‘bodas gays’. ¿Atrae con eso a multitudes de inmigrantes, pueblos nativos, católicos enfadados por la exigente doctrina católica y multitudes de gays devotos? No lo parece. (Más información aquí)
Año 1961 1.360.000 miembros
Año 2001 640.000 miembros
Año 2017 360.000 miembros
De morado, con sombrero y collar clerical, la obispesa primada de los anglicanos de Canadá, en un encuentro de anglicanos a favor del Orgullo Gay
4. United Church of Christ (UCC) en EEUU
La iglesia progresista del muy progresista Barack Obama, presidente de EEUU de 2009 a 2017. Presume de fomentar mucho la «diversidad», pero el 85% de sus congregaciones son de blancos, sólo un 4% son afroamericanas y ni un 1% son hispanas o latinas. Ya en 2005 se declararon a favor del matrimonio homosexual. Celebran bodas homosexuales y este año piensan votar que hay que prohibir cualquier terapia o acompañamiento para dejar la homosexualidad. ¿Llena eso de fieles sus iglesias? No, según sus propias estadísticas.
Año 1995 6.145 congregaciones, 1.472.000 miembros
2005 5.633 congregaciones, 1.230.000 miembros
2015 5.032 congregaciones 915.000 miembros
2019 4.852 congregaciones 802.000 miembros
5. Episcopalianos (ECUSA), la «clase alta» de EEUU
Tradicionalmente considerados los anglicanos de EEUU y la religión de la élite anglosajona, hoy van de capa caída. En 2000 el episcopalianismo aceptó como correcto tener relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio. En 2003 se ordenó obispo a a Gene Robinson, un señor, divorciado de su esposa, con dos hijos, que vivía «maritalmente» con otro hombre. En 2006 el episcopalianismo se declaró ya favorable al matrimonio homosexual. Al año siguiente, unas 240 comunidades conservadoras dejaron esta iglesia y nació ACNA, una alianza de anglicanos conservadores en EEUU y Canadá (hoy ACNA cuentan con más de mil comunidades conservadoras).
Pero, ¿la apuesta LGTB y ultraliberal ha llenado las iglesias episcopalianas? No: según sus estadísticas, en lo que va de siglo la Episcopal Church han perdido la mitad de su feligresía.
2000 2.329.000 miembros
2005 2.205.000
2015 1.779.000
2019 1.638.000
6. Evangelical Lutheran Church of America (ELCA), en EEUU
Nació en 1988 cuando se unificaron tres denominaciones luteranas anteriores. En verano de 2009 esta denominación aceptó la ordenación de pastores homosexuales y lesbianas sexualmente activos, así como la bendición de uniones homosexuales. Cientos de miles de luteranos más conservadores se fueron a otras congregaciones luteranas o a otras denominaciones. Otros se preguntaron con qué autoridad una comunidad cristiana puede hacerle decir a la Biblia lo contrario de lo que venía diciendo durante siglos. En cualquier caso, la membresía de la ELCA, cada vez más radicalizada, fue quedando mermada. En diez años desde esa decisión, perdieron un tercio de sus fieles.
1988 5.288.000 miembros
2000 5.126.000
2007 4.709.000
2011 4.059.000
2019 3.265.000
7. Presbiterian Church USA (PCUSA)
Es la mayor iglesia presbiteriana de EEUU, que nace en 1983 al unirse dos grandes denominaciones de esta corriente. En 2012 aceptó la ordenación como clérigos de homosexuales activos y en 2014 redefinió el matrimonio como unión «de dos personas» (y no de hombre y mujer).
Una «boda» lésbica presbiteriana
No han pasado ni diez años de eso y ya han perdido un tercio de sus fieles.
1984 3.100.000 miembros
2000 2.525.000 miembros
2005 10.959 congregaciones, 2.316.000 miembros
2010 10.560 congregaciones, 2.016.000 miembros
2016 9.451 congregaciones, 1.483.000 miembros
2020 8.925 congregaciones, 1.245.000 miembros
Las fotos de arcoíris y sonrisas distraen de la realidad de los números: bajo la «fiesta» hay iglesias que se están muriendo y un gran vacío.
Los sociólogos pueden debatir las causas concretas, pero la evidencia es que la religión liberal y adoptar la ideología LGBT no llena las iglesias. Las iglesias conservadoras también tienen problemas, pero no un vaciado tan masivo de sus templos.
El coronavirus tendrá su efecto
Además, con el covid, las cifras de estas iglesias liberales empeorarán más. Por un lado, tras meses y meses de culto online, muchas personas perderán el contacto y no le verán la relevancia el ir al templo: después de todo, no son iglesias sacramentales, y las liberales no destacan por tener predicadores apasionantes. Sus feligreses pueden decidir quedarse en casa haciendo zapping con el mando a distancia.
Por otro lado, muchas de sus congregaciones son muy pequeñas, con menos de cien miembros y menos de 50, y envejecidas. La mayor mortalidad entre la población de más edad les afectará especialmente.
Por el contrario, algunas personas, en el marco de la pandemia, pueden ponerse a pensar muy en serio sobre Dios, la vida y la muerte. El cristianismo siempre significará tomar una cruz, tanto para casados como para solteros, para heterosexuales y para homosexuales. Implicará el negarse a uno mismo y apoyarse en la amistad de Cristo y en la de los hermanos para caminar por tierras extrañas.
Conclusión: el cristianismo liberal no atrae
La gente que ve el cristianismo como un reto y una aventura sobrenatural, se acercará a otros que piensen similar. Eso incluye a las personas con sentimientos homosexuales más abiertas al desafío de «acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana», con lo cual dan buen ejemplo a todos sus hermanos.
Los que piensen, en cambio, que la iglesia es sólo un club social o reivindicativo que existe «para darme la razón», tenderán a alejarse, porque pronto verán que hay mejores clubes y más complacientes. El «comamos y bebamos que mañana moriremos«, lo que criticaba San Pablo, sigue tan atractivo como siempre.
Fuente: religionenlibertad.com