Al letargo comunicacional que siguió al supuesto atentado que habría sufrido el Nicolás Maduro el pasado 4 de agosto le siguió una incontinencia verbal. El gobernante se pronunció más de 24 horas después y en seguida señaló a los culpables: acusó a los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia de orquestar el complot, en conjunto con la oposición venezolana, que el mandatario define como “la extrema derecha”.
Las declaraciones televisivas y por redes sociales continuaron. Tres días después del estallido de dos drones del tipo DJI-Matrice 600 –un modelo que, según la web del fabricante, se utiliza para tomar fotografías aéreas– durante un acto para conmemorar el 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana, el Presidente volvió a pronunciarse. Mencionó con nombre y apellidos a dos diputados de oposición, ambos del partido Primero Justicia: Julio Borges y Juan Requesens. El primero no pisa Venezuela desde principios de año. El segundo fue sacado de su residencia por los organismos de inteligencia del Estado venezolano, al mismo tiempo que Maduro pronunciaba su discurso.
A Borges le quitaron de manera exprés a su inmunidad parlamentaria el pasado 8 de agosto y también pesa sobre él una orden de captura, que no se ha ejecutado porque el parlamentario se encuentra en el exilio.
Ya en marzo, cuando visitó Chile, daba a conocer la compleja situación que vivía la oposición en Venezuela. Gonzalo Navarrete era presidente del PPD cuando fue invitado a un encuentro entre Borges y dirigentes de otros partidos políticos, entre ellos, Myriam Verdugo de la DC.
“Él nos dio cuenta de la seriedad y la gravedad de la profundidad de la crisis democrática que vive Venezuela”, comenta a “El Líbero” el dirigente PPD. Navarrete aclara que nunca se habló de salidas violentas: “Lo que nos manifestó y en lo que concordamos es que la vía democrática era la salida que había que proveer, buscar o facilitar. También hablamos sobre quiénes podían ser los actores de la oposición a Maduro que se pueden sentar con viabilidad en una mesa de negociación”.
De aquella visita a Chile, Borges dejó registro de cada encuentro a través de la red social Twitter. Así, se le ve en un video entrando al cambio de mando realizado en el Congreso Nacional y en otro dándole la mano a Piñera y a la primera dama Cecilia Morel en el Palacio de La Moneda.
Sus encuentros fueron todos de alto perfil. Compartió fotografías de sus reuniones con el rey emérito Juan Carlos I de España; con el entonces Presidente de México, Enrique Peña Nieto; con el Mandatario de Argentina, Mauricio Macri, entre otros.
También en la oportunidad, Borges tuvo un encuentro con el recién asumido canciller Roberto Ampuero.
Hace unos días, tras las acusaciones de Maduro contra los diputados de oposición, Ampuero también se manifestó para exigir la inmediata liberación de todos los presos políticos en Venezuela a través de su cuenta de Twitter: “Es inaceptable la persecución a los diputados Requesens y Borges, así como a todos los ciudadanos que eligen, libremente, ser oposición a un régimen dictatorial y cruel”.
Otro de los interlocutores del parlamentario venezolano, en su paso por Chile, fue el ex Presidente Ricardo Lagos.A la salida del encuentro, según consignó la prensa en marzo, el ex gobernante señaló: “El mundo mira el drama de Siria y sus bombardeados a diario, pero el drama de Venezuela es que los niños están siendo bombardeados cotidianamente por la falta de alimentos. Es una crisis humanitaria que está llevando a los venezolanos a una situación extrema”. Y agregó: “He tenido el gusto de conversar con quien fue elegido presidente de la Asamblea y que tiene la legitimidad de las últimas elecciones que se realizaron en Venezuela y que le dio mayoría a la oposición”. Además, planteó que la comunidad internacional tenía que tener una reacción “mucho más fuerte y mucho más amplia”.
Acusación de magnicidio frustrado: “Estrategia para acorralar a la oposición”
Julio Borges nació en Caracas el 22 de octubre de 1969, es padre de cuatrillizos, abogado con postgrados en Filosofía Política y Administración Pública por las universidades de Boston y Oxford, respectivamente.
En 1992, junto a Leopoldo López –preso desde 2014– fundó Primero Justicia como asociación civil y en 1999 lo registraron como partido político. En febrero de 2018, el Consejo Electoral de Venezuela los inhabilitó como organización política.
El presidente de la DC, Fuad Chahín comenta a “El Líbero” que se encuentran muy preocupados por la persecución política que desató Maduro tras el “hipotético atentado”. “Maduro puede generar una verdadera cacería de brujas y justificar una persecución política a los opositores sin que haya antecedentes serios, sin que existan investigaciones objetivas, imparciales . En Venezuela no están dadas las condiciones como para poder confiar efectivamente en las reseñas oficiales de lo que ocurre”.
En la misma línea opina el ex diputado Roberto León (DC) quien se cruzó con Borges en Roma, en diciembre y luego en marzo, en Ginebra. Aunque no tuvieron mayor contacto. Con quien sí ha conversado es con la diputada venezolana Delsa Solórzano, vicepresidenta del Comité de Derechos Humanos de Parlamentarios de la Unión Interparlamentaria Mundial, quien le ha dicho que “están sumamente preocupados porque se dan cuenta que este supuesto atentado, cuyo origen todavía no está claro, ha dado motivos para justificar de parte de la dictadura venezolana una represión en contra de la oposición”.
Ante las acusaciones de magnicidio, Jorge Pizarro, senador de DC, opina que se trata de la “estrategia de Maduro de acosar y acorralar a aquellos dirigentes que ejercen una oposición democrática en Venezuela. No le ha bastado con disolver la asamblea legislativa y perseguir a los legisladores sino que además los acusa de un supuesto atentado del cual muy poca gente cree”.