España enfrenta un declive histórico en su natalidad
La cifra de nacimientos sufrió una dramática caída del 38% desde 2008. Es el tercer país con mayor descenso en la Unión Europea, solo superado por Letonia (41%) y Grecia (40%), según revela un análisis de Funcaspublicado en vísperas del Día Mundial de la Población.
Este desplome demográfico, que afecta a 22 de los 27 países miembros de la UE, tiene especial intensidad en el territorio español, donde los nacimientos actuales apenas superan los 300.000 anuales, una cifra que representa la mitad de los registrados antes del declive iniciado en la década de 1970. Es particularmente significativo que este descenso haya continuado incluso durante períodos de importante inmigración, a pesar de que la población foránea tradicionalmente presenta tasas de fecundidad más elevadas.
María Miyar, directora de Estudios Sociales de Funcas, advierte sobre las implicaciones de esta tendencia:
«En las próximas décadas, España, como buena parte del mundo, experimentará una transformación demográfica sin precedentes».
Las consecuencias de este cambio serán profundas y multifacéticas, afectando desde la sostenibilidad del sistema de pensiones y la atención sanitaria hasta el mercado inmobiliario y los servicios educativos.
El análisis regional revela disparidades significativas dentro del territorio español. Cantabria emerge como la región más afectada no solo de España sino de toda la Unión Europea, con una caída del 49% en los nacimientos. Le siguen Asturias (45%), La Rioja (43%), Canarias (42%), Castilla y León (41%) y Galicia (40%). Incluso las comunidades menos afectadas, Baleares y Murcia, registran descensos considerables del 31% y 34% respectivamente.
Esta crisis demográfica sitúa a quince comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas entre las 50 regiones europeas con mayores caídas de natalidad, de un total de 220 regiones analizadas. El contraste con otros países europeos es notable: mientras España sufre este declive pronunciado, Alemania ha logrado mantener un modesto crecimiento del 2% en sus tasas de natalidad, acompañada solo por pequeños estados como Luxemburgo, Chipre y Malta en la tendencia positiva.
El fenómeno trasciende las fronteras europeas y se proyecta como una tendencia global. Los expertos anticipan que regiones tradicionalmente caracterizadas por altas tasas de natalidad, como Iberoamérica, África subsahariana, el norte de África y Oriente Próximo, experimentarán descensos similares. Esta evolución podría incluso alterar los patrones migratorios actuales, con una posible disminución o reversión de los flujos hacia las economías desarrolladas.
Las proyecciones indican que, hacia mediados del siglo XXI, la población mundial podría comenzar a decrecer por primera vez en la historia moderna. Este escenario plantea desafíos sin precedentes para la planificación pública y la inversión privada, como señala Miyar:
«Se trata de un desafío para la planificación pública, pero también para la inversión privada, que tendrá que adaptarse a una realidad poblacional muy distinta».
La persistencia de tasas de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo no solo amenaza la sostenibilidad de los sistemas de protección social, sino que también augura transformaciones profundas en la estructura económica y social de las naciones afectadas. Este fenómeno requerirá respuestas innovadoras y adaptativas tanto del sector público como del privado para gestionar una transición demográfica sin precedentes en la historia humana, o para reconocer y encarar la necesidad de ser fecundos y repoblar sus naciones.
Fuente: razonmasfe.com