El general en retiro de Carabineros, Aldo Vidal, detalló los elementos que faltaron durante la protección del ex Mandatario de Estados Unidos. «Se subestimó la actividad (…) se pudieron haber generado protocolos distintos», sostuvo. A su juicio, «hay un antes y un después a partir del atentado a Trump».
El atentado que sufrió este sábado en Pensilvania el ex Presidente de Estados Unidos Donald Trump, ha generado dudas respecto a la seguridad y protección del ex Mandatario, especialmente luego de que se conociera que el autor de los disparos fue un joven de 20 años llamado Thomas Matthew Crooks, quien actuó solo, y estaba sobre un techo de un edificio a unos 150 metros de distancia del escenario.
En «Mirada Líbero» el ex jefe de la escolta de la ex Presidenta Michelle Bachelet y general en retiro de Carabineros, Aldo Vidal, analizó este episodio, y comentó los elementos que, según su experiencia, faltaron en la seguridad de Trump.
Vidal aseguró que lo que vio durante el atentado «llama la atención, por decir lo menos». Ya que, «cuando uno habla de seguridad personal, cuando habla de protección de personas, habla de Estados Unidos, que es un buen referente en términos de búsqueda de experiencias y de tipos de protección de personas. El Servicio Secreto es un referente, nosotros, y muchos países, lo mirábamos con atención», sostuvo el ex escolta.
Los tres elementos que faltaron en la seguridad de Trump
Puntualmente, Vidal afirmó que «lo que vemos nosotros a partir del atentado, rápidamente, es que no aparece un elemento que es la carpeta balística. Cuando hay un disparo o una amenaza en el entorno, que nos pone en presencia de un arma de fuego, inmediatamente debieran aparecer carpetas balísticas, que son unas especies de maletines o estuches que portan, normalmente, los agentes de seguridad en este primer anillo, e inmediatamente eso se extiende y cubre a la persona».
«No vimos tampoco que el vehículo de seguridad estuviera en una zona donde le permitiera al equipo poder trasladarlo en pocos metros a ese vehículo, que normalmente, cuando es un evento abierto, se define como ‘cuarto seguro’», agregó.
«Si hay una inauguración, donde no se puede definir el ‘cuarto seguro’ a una dependencia o una instalación, entonces aparece el vehículo como una alternativa, y esta denominación de ‘cuarto seguro’ es el espacio físico más próximo donde el Presidente o a quien se protege debe ser llevado en un tiempo mínimo para poder evitar lo que pueda venir después de la señal de esta amenaza», detalló.
Además, el ex escolta de Bachelet explicó que un tercer elemento que le llamó la atención es «por qué no se usa la ambulancia, que siempre está en el entorno, si es que la persona protegida ya tenía una lesión. Porque es difícil establecer el daño que provoca una lesión en minutos… Y yo miraba ahí en las imágenes, estaba la ambulancia relativamente cerca. Se trataba de una ambulancia, quiero creer, blindada. Entonces, estaban las condiciones y no entiendo por qué no se utilizó«.
«Pareciera ser que hay una falla en la avanzada de Trump, en la definición de riesgo»
También, sostuvo que «los servicios en términos de seguridad, de protección, no comienzan con la llegada de quien se protege. El servicio comienza mucho antes y tiene que ver con los filtros en términos del control de personas que van a participar de este evento y que van a estar en el entorno del Presidente. Tiene que ver con verificar previamente cuáles son las medidas que vamos a adoptar por el entorno que tiene el lugar».
«Esa seguridad avanzada, si definió que el evento era de mediano riesgo, debió haber establecido algunas medidas de seguridad, cuáles eran los anillos de seguridad y quiénes se hacían cargo de los controles de esos anillos. Entonces, ahí pareciera ser que hay una falla en eso, en lo previo, en la definición«, advirtió.
«Se subestimó la actividad»
Vidal relató que en Chile «hemos recibido durante muchas oportunidades a presidentes de Estados Unidos». «Yo tuve la oportunidad de trabajar en dos venidas, con Clinton, en los años 90, y después con Bush, en el 2010. Y en el caso de Clinton, estuve muy cerca porque yo tuve la responsabilidad de Hillary, de su mujer (…) y en esa oportunidad el equipo y todo el staff se tomó un hotel en Chile. Aquí llegaron cerca de 300 agentes de seguridad», explicó.
Así, enfatizó en que «se subestimó la actividad, si es que no se hicieron esos controles o se hicieron mal, de chequear el entorno. Se subestimó que era una actividad pública abierta, y por lo tanto es un nivel de riesgo más alto del que aparentemente se generó. Y, me llamó la atención que una vez ocurrido el evento, se pudieron haber generado otros protocolos distintos que los que se llevaron adelante», dijo.
Eso sí, advirtió que «ellos tenían definido que en ese lugar, ese día, en esa circunstancia no iba a haber una actuación terrorista», ya que «Estados Unidos sigue trabajando muy bien esa parte, la información, la inteligencia».
Respecto de las acusaciones de montaje, afirmó: «Veo muy difícil que esto sea un montaje. Es muy difícil mantenerlo como tal (…) porque cómo silencio a tanta gente hoy día para que esto no trascienda. Y lo veo muy difícil también porque hay un riesgo asociado».
Por último, agregó que «hay un antes y un después a partir del atentado a Trump«, y que «hay que analizar muy al detalle cómo mejoramos estos aspectos. Todos quienes hoy día tienen un perfil de riesgo están expuestos, en Chile también. Hay que generar medidas de seguridad en forma permanente y hay que estar a la par con lo que se puede presentar».