Polarización afectiva: táctica de la derecha ante la promesa incumplida de democracia

Polarización afectiva: táctica de la derecha ante la promesa incumplida de democracia

Durante los últimos meses la ultraderecha ha tenido tribuna donde ha desplegado su estrategia comunicacional cargada de insultos y declaraciones que buscan generar polémica y polarizar el debate.

El primero fue José Antonio Kast, quien llamó presidente “woke” al mandatario Gabriel Boric, afirmando que “ni siquiera va a trabajar”.
Sus declaraciones las realizó en Hungría durante una cumbre organizada por la Unión Conservadora Estadounidense.

Casi un mes después, el 19 de mayo, calificó a Boric de ser un “travesti político”, durante su intervención en el acto «Europa VIVA 24», organizado por la formación de ultraderecha Vox.

«Es un travesti político que prometió que bajo su gobierno sería la tumba del liberalismo, y ahora como presidente nos pretende dar cátedra de crecimiento económico y en inversiones», fue parte de sus declaraciones en el mismo evento donde Javier Milei, el presidente de Argentina, disparó sus dardos hacia el presidente de España, Pedro Sánchez, llamando “corrupta” a su esposa.

Las palabras de Milei generaron un problema diplomático entre ambas naciones, donde España decidió retirar a su embajador en Argentina, esperando que el economista libertario pidiera disculpas por sus dichos.

Sin embargo, el mandatario trasandino no dio pie atrás e incluso dobló la apuesta, llamando a Sánchez, un «kirchnerista sin buenos modales».

Polarización afectiva

Tanto los dichos de Kast como los de Milei se dieron mientras se encontraban fuera de sus países, pero fueron replicados en medios locales, dejando de manifiesto que los medios son cajas de resonancia reproducen esta forma de hacer política sirviéndose de una estrategia polarizante.

Es lo que en ciencia política se conoce como “polarización afectiva”, estrategia que se caracteriza por tener actitudes de favoritismo por el propio grupo y desprecio por el rival.

“Muchos de estos líderes tienden a ser populistas, porque tienen ese discurso de ‘nosotros contra ellos’ y de ‘buenos contra malos’. Ese discurso es muy moralizante”, señala Lisa Zanotti, investigadora de la Universidad Diego Portales e investigadora asociada del Laboratorio para el Estudio de la Ultraderecha (Ultra-Lab).

No es casual que tanto Kast como Milei hayan elegido España y el acto “Europa VIVA 24”, para lanzar sus dardos a sus adversarios.

“Es una estrategia discursiva de la ultraderecha, no sólo en Chile. En España yo creo que España es un caso bien raro, porque la ultraderecha, Vox es un partido relativamente nuevo y la retórica política del país se ha ido polarizando muy rápidamente. Si miramos los números, España es el país más polarizado de todo Europa”, señala Zanotti en conversación con El Desconcierto.

En marzo de este año la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez, publicó la “Encuesta Postplebiscitos, nuevo escenario político”, donde sondeó a 1.149 personas de 18 años entre el 11 y el 23 de enero de 2024, para conocer el perfil y motivaciones de los ciudadanos al votar.

El estudio arrojó que desde 2017 se registró un 23% en el aumento de la polarización ciudadana.

“No es una tendencia nueva en ese sentido, pero en Chile no la habíamos visto con tanta claridad. Eso tiene que ver con varios factores, pero en general es una política mucho más centrada en conflictos emocionales y en una lógica como de amigos con enemigos más que de adversarios”, señala Andrés Scherman, Director Académico Magíster en Comunicación Política y Asuntos Públicos de la UAI.

La herramienta ideal para difundir estos discursos violentos y que apelan a la afectividad del votante son sin duda las redes sociales, por lo que tal como ocurrió con Kast y Milei, no necesitaban estar en sus respectivos países para enviar el mensaje a sus votantes.

“Las redes sociales pueden ayudar a que se incremente la polarización porque ayudan a crear estos grupos que son las cámaras de eco de gente que, en la medida en que la gente se ubica en posiciones más extremas, las redes sociales tienen la posibilidad de ir incrementando esas posiciones”, agrega Scherman.

Respecto a la manera en que tienen como comunicar estos líderes, Zanotti señala que “definitivamente es muy simplista, pero sí cala en una parte del electorado, que está cansada de esta política tradicional, que cree que quiere un cambio y cualquier cambio que le propongan, en términos bien abstractos, lo van a tomar”.

Promesa incumplida de democracia

La duda que salta es cómo la izquierda o el centro más moderado puede contrarrestar esta estrategia populista y polarizante, ya que al responder de la misma manera, se corre el riesgo de entrar en el juego de las descalificaciones y las “emociones polarizantes”.

“¿Cómo contrarrestar esto? Yo tengo muchas dudas, lo capto en la izquierda y en términos generales, no solo la izquierda, que responda de la misma manera, esto va escalando, pero no creo que tratar de nazi no fascistas sea la mejor de las ideas”, señala Zanotti.

Una muestra de lo estéril de entrar en ese debate y de desmentir las fake news y los ataques de la ultraderecha fue lo ocurrido en la primera Convención Constituyente, donde los que apoyaban el Apruebo se desgastaron intentando desmentir las mentiras del Rechazo, sin percatarse de que la derecha estaba controlando el debate y el nivel del debate, no dejando espacio a la izquierda para que pudiera instalar los temas y artículos del borrador de la nueva Constitución que le interesaba discutir.

Para Zanotti, quien se encuentra realizando un proyecto Fondecyt “Acerca de la representación: El vínculo faltante entre crisis y populismo”, la izquierda y la propia academia debe poner atención en el por qué surgen estos líderes populistas y cómo ha incidido en esta promesa incumplida de la democracia.

Según la investigadora, el problema mayor es que estos líderes de ultraderecha y populistas, como Nayib Bukele, Donald Trump, Milei y Kast, es porque hay un problema con la representación política, donde los que estaban antes no representaban de manera satisfactoria los intereses de las personas.

“En Chile está el estallido social, el estallido social fue básicamente eso. Esas demandas no fueron capitalizadas por algún líder porque eran demandas demasiado diferentes y no eran demandas con color político. Era una demanda de insatisfacción con respecto a la representación en general”, señala la académica.

“Esa manera de hacer política atrae a la gente. La gente está descontenta, está poco satisfecha con cómo funciona la democracia. No cree que la democracia de por sí le puede dar una vida mejor y pasa lo que pasa en El Salvador que es el caso ejemplar de la promesa incumplida por la democracia, donde la democracia al final, para la mayoría de los salvadoreños, es poder salir de la casa sin que los maten”, agrega.
Cabe señalar que este sábado Bukele, fue investido para un segundo mandato consecutivo para el período 2024-2029, pese a la prohibición constitucional.

El caso de El Salvador y su fuerte autoritarismo deja ver esta racionalidad del votante, donde no le hace ruido estar viviendo permanentemente en Estado de Excepción, entregando algunas libertades individuales a cambio de una mayor sensación de seguridad.

“Creo que nosotros los académicos tenemos este sesgo, de ver la democracia muy idealista, muy abstracto, pero la gente ve la democracia como salir de la casa y que no me maten, de ir de un barrio a otro y que no me pase nada. La democracia es eso también y nosotros tenemos que entender que no es una cosa abstracta. Tiene que tener un correlato práctico o sino la gente no desarrolla apego”, cierra

Fuente: eldesconcierto.cl