La tasa de natalidad de Noruega lleva una década cayendo en picado, lo que obliga al país escandinavo a recurrir cada vez más al actual parche demográfico de Europa —la inmigración— para compensar el descenso de población.
La Ministra noruega de Infancia y Familia, Kjersti Toppe, hizo un llamamiento a sus compatriotas para que aumenten la tasa de fertilidaddel país nórdico. Destacó que la tasa media debería pasar de los 1,41 hijos por mujer actuales a 2,1, un nivel que no se veía desde los años setenta.
La tasa de fertilidad de Noruega ha descendido todos los años desde 2009, excepto en 2021, batiendo varios récords anuales consecutivos, a pesar de una tasa de abortos más baja que nunca. Jamás han nacido menos niños por mujer que ahora. Es más, los padres primerizos nunca han sido tan mayores. Según Toppe, cuando las madres primerizastienen más de 30 años de media, no consiguen tener «una bandada» entera de hijos.
Si continúa la tendencia actual, la población del país se reducirá a menos que aumente la inmigración para compensar la pérdida. En 2022, los inmigrantes representaban en Noruega el 18,9% de la población, frente al 4,3% de hace solo tres décadas, en 1992. Toppe subrayó que tenía varias ideas para aumentar el número de niños y que estaba dispuesta a hacer todo lo posible para ponerlas en práctica.
«Deberíamos debatir medidas más radicales para las familias con hijos en Noruega», afirmó Toppe. «Cuando yo sea vieja y tú también, puede convertirse en todo un reto, porque ¿quién quedará para hacer funcionar el engranaje de la sociedad?», preguntó retóricamente.
Para impulsar la natalidad, la ministra sugiere las siguientes medidas: reforzar las finanzas de los estudiantes y otros beneficiarios de ayudas, ofrecer desgravaciones fiscales a las familias con más de dos hijos, aumentar las prestaciones por hijo y ampliar las posibilidades de acceder a plazas de guardería.
Madre de seis hijos, Toppe recuerda los años en que sus hijos eran pequeños como «estresantes y económicamente difíciles», pero «los años más ricos» de su vida. La demografía es un problema continental que afecta tanto a Europa Occidental como del Este. Finlandia, vecina de Noruega, por ejemplo, sufre una falta de natalidad histórica: su tasa de fecundidad ha tocado fondo y eclipsado la de hace más de 150 años, que coincidió con una hambruna.
En 2020, la tasa total de natalidad de la UE será de solo 1,5 nacimientos por mujer, muy lejos de la tasa de reproducción natural, por no hablar del crecimiento. En los últimos años, la inmigración se ha convertido en el principal motor del crecimiento demográfico en muchos países de la UE, provocando un marcado cambio en la demografía, como en la vecina Suecia, donde se prevé que los suecos étnicos se conviertan en minoría en las áreas metropolitanas.