La principal agencia de salud pública de Estados Unidos identificó cientos de señales de advertencia de riego de las vacunas contra COVID-19 de Pfizer y Moderna meses antes de lo que se sabía al respecto, según archivos obtenidos por The Epoch Times.
En mayo 2022, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. detectaron más de 700 señales de riesgo —entre ellas, insuficiencia cardiaca aguda y muerte— en relación con las vacunas, revelan los archivos.
Los CDC detectaron muchas de las mismas señales de riesgo en julio de 2022, según informó anteriormente The Epoch Times. Los nuevos archivos demuestran que la primera vez que los CDC llevaron a cabo un análisis llamado Proportional Reporting Ratio sobre los informes de lesiones por vacunas, se identificaron señales de riesgo.
El análisis repasó los avisos presentados entre el 14 de diciembre de 2020 y el 6 de mayo de 2022.
Inicialmente, los CDC afirmaron que no habían ejecutado el análisis Proportion Reporting Ratio, un método de extracción de datos, usando los informes de lesiones presentados en el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (Vaccine Adverse Event Reporting System). Más tarde, los CDC afirmaron que habían empezado a aplicar el método en febrero de 2021, poco después de que se distribuyeran las vacunas. Ambas afirmaciones eran falsas, dijeron finalmente los CDC, añadiendo que no comenzaron los análisis hasta marzo de 2022.
Cuando se hicieron los primeros análisis ese mes, los empleados de los CDC identificaron más de 200 señales de riesgo para la vacuna de Pfizer y 93 señales para la vacuna de Moderna, según los archivos. Esos análisis se hicieron comparando los eventos presentados tras la aplicación de un tipo de vacuna con los eventos presentados tras la aplicación de otra.
The Epoch Times obtuvo los archivos a través de solicitudes de la Ley de Libertad de Información.
En el método Proportional Reporting Ratio, los CDC compararon las notificaciones de lesiones por vacunas presentadas tras la vacunación con una o más vacunas con las notificaciones presentadas tras la vacunación con una o más vacunas diferentes.
El análisis más sólido consistió en comparar los informes presentados tras la vacunación con las vacunas contra COVID-19 de Pfizer y Moderna con los informes presentados tras la vacunación con todas las vacunas que no son COVID-19. El análisis está contenido en archivos etiquetados como “Tabla 5”.
Según los archivos proporcionados por los CDC, la agencia no comenzó ese análisis hasta mayo de 2022.
“El personal del programa informó que ‘la Tabla 5 solo se creó desde el 6 de mayo de 2022 hasta el 31 de julio de 2022′”, dijo a The Epoch Times por correo electrónico, un encargado de procesar los datos en virtud de la Ley de Libertad de Información de los CDC.
Los CDC no respondieron a una solicitud de más información.
“Las agencias federales de salud han ignorado las alarmas intermitentes de sus propios sistemas de vigilancia de seguridad desde principios de 2021. Han ignorado mis cartas de supervisión y han mentido sobre los análisis que han realizado. Ya es hora de que el público estadounidense sepa la verdad”, dijo el senador Ron Johnson (R-Wis.), el republicano de mayor rango en el Subcomité Permanente de Investigaciones, a The Epoch Times por correo electrónico.
Procedimientos operativos
Los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) gestionan conjuntamente el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de Vacunas, que acepta informes de cualquier persona, pero que es utilizado principalmente los trabajadores sanitarios. Los informes al sistema son analizados y verificados por funcionarios sanitarios y contratistas.
En documentos sobre procedimientos operativos, las agencias afirmaron que los funcionarios supervisarían el sistema para identificar “posibles nuevos problemas de seguridad de las vacunas COVID-19”. La FDA realizaría un tipo de análisis, denominado extracción de datos bayesiana empírica, mientras que los CDC realizarían extracción de datos con el método Proportional Reporting Ratio (PRR).
Esta última consiste en comparar la incidencia de un acontecimiento adverso específico tras una vacuna o vacunas concretas con la incidencia tras al menos otra vacuna. Según los CDC, se activa una señal de riesgo cuando se alcanzan tres umbrales: una proporción de notificación de al menos dos, y una estadística chi-cuadrado de al menos cuatro y tres o más casos del acontecimiento tras la recepción de la vacuna o vacunas analizadas. Las pruebas chi-cuadrado son una forma de análisis estadístico utilizado para examinar datos.
Las agencias han presentado la extracción bayesiana empírica (EB) como más sólida. Los funcionarios han dicho que los CDC emprendieron el PRR “para corroborar los resultados de la extracción de datos EB”.
“Los resultados del PRR fueron en general consistentes con la extracción de datos EB, no revelando señales de advertencia de riesgos inesperadas adicionales. Dado que se trata de una técnica de extracción de datos más sólida, los CDC seguirán basándose en la extracción de datos EB en este momento”, declaró anteriormente un portavoz de los CDC a The Epoch Times.
La FDA se ha negado a publicar los resultados de la extracción de EB, aunque los trabajadores de la agencia los han descrito en algunos estudios y presentaciones.
Una señal de riesgo es un indicio de que una vacuna podría causar un efecto adverso. Las autoridades sanitarias afirman que se necesitan otras pruebas para establecer la causalidad.
Los CDC han indicado que han investigado algunas de las señales de riesgo, confirmando algunas y descartando otras. No han aportado pruebas de que hayan investigado cada señal. La agencia también se ha negado a responder a qué se refería cuando dijo que esperaba señales como el cáncer de mama femenino, la enfermedad de Crohn y la parálisis de Bell.
“No parece haber ninguna coherencia en el proceso de qué, cuándo y cómo se recogen los datos y se hacen públicos. Los CDC dicen una cosa y los nuevos datos publicados muestran otra. Por eso es necesaria la transparencia y necesitamos investigadores externos que analicen y revisen los datos”, declaró por correo electrónico a The Epoch, Times Kim Witczak, defensora de la seguridad de los medicamentos y fundadora de Woody Matters.
Probabilidad “esencialmente cero”
Norman Fenton, profesor de gestión de riesgos de la Universidad Queen Mary de Londres, revisó las señales de riesgo.
Fenton indicó que para muchos de los efectos adversos (EA) notificados, el chi-cuadrado era tan elevado que “la real tasa de los EA de las vacunas contra COVID no superior al de las vacunas no COVID es esencialmente cero”.
“Corresponde a los reguladores presentar alguna otra explicación causal de esta diferencia si quieren afirmar que la probabilidad de que un EA de la vacuna COVID provoque la muerte no es significativamente mayor que la de otras vacunas”, dijo Fenton.
Fuente: es.theepochtimes.com