Todo el año electoral ha girado en torno a este martes 8 de noviembre, cuando los estadounidenses acudan a las urnas a votar en las elecciones de medio término, llamadas así porque ocurren justo a la mitad del mandato de un presidente, y definen las posibilidades de su gobierno para los dos años siguientes. Hasta el momento, los demócratas cuentan con un débil control del Legislativo, con un Senado empatado en el que la vicepresidenta Kamala Harris es quien dirime con su voto las disputas.
En esta ocasión, los votantes tienen que elegir, como siempre cada dos años, los 435 escaños de la Cámara de Representantes, que es la Cámara Baja del Capitolio, y cuyo número de escaños por estado se calcula en relación a la población, yendo desde uno en Alaska a 53 en California. Asimismo, se renueva un tercio de los 100 senadores, cuya cámara cuenta con dos miembros por estado, sin importar su población. En el plano más local, 36 de los 50 gobernadores de estado también cambian en esta elección.
Si los republicanos llegan a conseguir más de la mitad de la Cámara de Representantes, tendrán el derecho a elegir a un nuevo presidente de esta rama del Legislativo, que asumiría el 3 de enero y tendría la potestad de dirigir los comités legislativos, además de decidir los proyectos de ley que se presentan.
Aunque las encuestas generales le dan una muy leve ventaja al oficialismo, la situación está más bien cuesta arriba donde importa, estado por estado. En la Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen la estrecha mayoría de 220 contra 212, los sondeos muestran un panorama incierto en las 435 carreras: en 212, los republicanos corren como favoritos, contra 205 donde las preferencias son para los demócratas. Con 18 escaños con empate técnico por el momento, la mayoría de la Cámara Baja puede ser para cualquiera.
En el Senado, 20 de los escaños en pelea se irían para los republicanos, mientras que solo en 12 los favoritos son los demócratas, y en tres la situación es completamente incierta. Sin embargo, según el blog FiveThirtyEight, debido a que la mayoría de los senadores a elegir ya eran republicanos, la ventaja está muy ligeramente del lado de la colectividad del Presidente Joe Biden. “El partido que gane dos de los tres estados más peleados será probablemente quien gane el Senado. Las mejores oportunidades de los republicanos están en Georgia y Nevada”, señala el portal sobre elecciones y estadísticas.
Mientras que ciertos estados tienden a ser decididamente de un partido, hay otros que se consideran “campos de batalla” en este tipo de elecciones. Tal es el caso de Pennsylvania, donde según CNN, la elección de un senador y de tres representantes se muestra totalmente incierta. Hasta allá mismo fue Biden, para apoyar a John Fetterman, un candidato demócrata al Senado.
El encuestador John Zogby, fundador de Zogby International, destaca la importancia de Pennsylvania. “Hay 10 estados ‘campo de batalla’ claves para el Senado. Los más importantes están tan peleados hoy que es difícil predecirlos y nos darán las mejores señales de lo que será la elección: Pennsylvania, Georgia, Ohio, Nevada y Iowa. Los demócratas necesitan tomar un nuevo escaño, y tienen la mejor chance en Pennsylvania, Ohio y Nevada. Si estas carreras las ganan los republicanos, los demócratas ya no tendrían ninguna oportunidad”, dice a La Tercera.
En Arizona, un estado más conservador, Biden fue el primer candidato en ganar la presidencial ahí en 2020 desde Bill Clinton, siendo ambos los únicos no republicanos en hacerlo en 70 años. Según estiman los expertos, los votantes latinos serán cruciales en esta zona: representando al 19% del electorado, el 61% de ellos votó por Biden, y ese apoyo se podría traspasar a los candidatos de su partido.
Nevada también es un estado a tener en cuenta, y entre 1980 y 2012 todos los candidatos a la Casa Blanca que ganaban ahí se convertían en presidentes. Esa racha terminó con Hillary Clinton en 2016, pero volvió para 2020. Las encuestas señalan que tanto el resultado de la elección senatorial como de gobernador es incierto, y que la mayoría de las carreras por representante se inclinan un poco hacia el Partido Demócrata. Según indica CNN, otros tres estados a los cuales hay que estar atento este martes son Michigan, Wisconsin y Georgia.
Si al iniciar el año la ventaja definitiva en las intenciones de voto era republicana, un evento le dio momentum a las campañas demócratas: la anulación del histórico fallo del caso Roe vs. Wade en la Corte Suprema, que terminó así revocando el derecho constitucional al aborto a nivel federal, dejándolo en manos de cada estado. Tras eso, 18 estados impusieron restricciones a la interrupción voluntaria del embarazo.
Aun cuando desde la Casa Blanca se lanzaron decretos para facilitar el aborto, a causa de la estrecha mayoría oficialista no se pudo avanzar en leyes definitivas respecto del tema. Por eso mismo, Biden dijo en un acto en Washington: “¡Si quieren proteger el derecho de una mujer a elegir, entonces tienen que votar! Por eso estas elecciones son tan importantes”.
Según la encuestadora demócrata Celinda Lake, la decisión de la Corte Suprema terminó motivando a los votantes demócratas. “A lo largo del verano hubo bastantes ventajas para los demócratas, con la dramática intervención de la decisión del aborto. Energizó a los votantes más jóvenes, las mujeres y los demócratas”, señaló a The Wall Street Journal.
Aun cuando no se vota directamente ni por el actual inquilino de la Casa Blanca ni por su antecesor, sus figuras forman parte de lo que toman en cuenta los votantes de uno y otro partido. Mientras Biden puede ver el resultado de estas elecciones como una evaluación general de su gobierno hasta el momento, Donald Trump podría considerarlo como un test sobre su futuro político, tanto al interior del Partido Republicano como en el país en general. Por el momento, lo más probable es que ambos líderes se presenten a las próximas elecciones presidenciales en 2024.
Por el momento, la aprobación de Biden es relativamente baja dentro del sistema político norteamericano: 42%. El verano había traído un aumento en su buena evaluación, de la mano con la caída de los precios del petróleo y una serie de éxitos en la Cámara. Sin embargo, no sería suficiente. Como indica The New York Times, “en la era de las encuestas modernas, casi desde hace un siglo, no existe precedente de que el partido del presidente mantenga la Cámara Baja cuando su tasa de aprobación se ubica bajo el 50%”.
Sobre el futuro del gobierno de Biden después de estas elecciones, Zogby señala: “Cuales sean las cosas que Biden ha logrado hasta el momento, todo eso lo ha hecho sin casi ninguna ayuda republicana. Fue hábil para conseguir mayorías muy cerradas en algunas legislaciones clave. Si los republicanos ganan en esta elección, lo que le espera al presidente no es solo una derrota constante en las siguientes legislaciones, sino también investigaciones sobre él y su familia, quizás un intento de acusación constitucional basado en represalias y el ahogamiento de su voz”.
En el lado opositor, muchos de los candidatos republicanos a los que Trump ha apoyado se suman también a la “Gran Mentira”, la idea propagada por el expresidente de que las elecciones de 2020 le fueron robadas. Según el think tank Brookings Institution, en las 567 carreras electorales a lo ancho de Estados Unidos hay 249 republicanos que han declarado que aquella elección fue robada, y que de ellos, 145 han recibido el respaldo directo de Trump en sus campañas.
Precisamente en Pennsylvania, uno de los estados clave de esta elección, el candidato republicano para gobernador, Doug Mastriano, jugó un rol fundamental en el intento de desacreditar las elecciones de 2020, organizando a los abogados que armaron listas falsas de electores, según indica The New York Times. Asimismo, estuvo el 6 de enero de 2021, el día en que se intentó tomar el Capitolio a la fuerza, y de hecho había contratado buses y ofrecido viajes para esa ocasión.
Respecto de la proyección de Trump para las elecciones de 2024, Zogby afirma: “Si la mayoría o todos los candidatos que él ha respaldado ganan, eso será una señal de que aún controla el Partido Republicano y que tiene la autoridad para ir como candidato presidencial o elegir un nominado. Si muchos de sus respaldados pierden, el partido tendrá que empezar a buscar otras opciones”.
Desde el sitio Axios ya se ha hablado sobre un posible anuncio de la candidatura de Trump a la nominación republicana, y que el lanzamiento de la campaña presidencial tendría lugar este 14 de noviembre. Según tres fuentes cercanas, indica el medio, esto vendrá con una serie de mítines del expresidente. De todas maneras, un portavoz de Trump se negó a comentar estos rumores. “Las negaciones son fluidas, y todo podría cambiar dependiendo del resultado del martes, sobre todo si el Senado mantiene su balance actual o si hay un empate en la carrera por Georgia”, señala Axios.
Luego del asedio al Capitolio y con la división cada vez más clara entre republicanos y demócratas, los norteamericanos han mostrado preocupación respecto a cómo se desarrollarán estos comicios. En una encuesta hecha por Reuters e Ipsos, el 43% de los consultados se declaró “preocupado” por alguna intimidación que llegara a ocurrir en sus locales de votación, e incluso más por la amenaza de hechos violentos. Esto, en un contexto en que grupos extremistas y de derecha se están enfocando en locales de votación particulares, y algunos observadores ya han denunciado amenazas.
Esta preocupación atañe al 51% de los demócratas y al 38% de los republicanos, señala la encuesta. El 75% de los norteamericanos se muestra “confiado en que sus votos serán correctamente contados”, lo que grafica el alcance que han tenido las acusaciones de fraude electoral hechas por el expresidente Trump.
Además de los representantes, senadores y gobernadores, 27 estados eligen “secretario de estado”, cargo vital en el proceso electoral. Por eso mismo, la presencia de candidatos republicanos “negacionistas” de la victoria de Biden en 2020 genera preocupaciones. En Nevada, Arizona, Michigan y Wyoming hay candidatos republicanos respaldados por Trump y que en sus campañas han mostrado algún grado de desconfianza hacia los resultados de las últimas presidenciales. “Tener ‘negacionistas de elecciones’ en una posición tan vital podría, sin exagerar, amenazar de manera significativa la continuación de la democracia en Estados Unidos. Y creo que no estoy exagerando el caso”, comenta Zogby.
Fuente: latercera.com