El jefe de las finanzas aborda el escenario de segunda vuelta, critica a Sebastián Piñera y analiza las opciones de confluencia entre las propuestas de Alejandro Guillier y el Frente Amplio. “Es totalmente factible”, dice sobre la posibilidad de condonar parte del CAE.
“Es un mentís completo a quienes han planteado que la Presidenta no tiene gobernabilidad”, dice categórico el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, en referencia a la aprobación de esta semana en el Congreso del proyecto de Presupuesto 2018 y del reajuste del sector público. Con tres ministerios a su haber durante la administración Bachelet, el jefe de las finanzas públicas reivindica la gestión del gobierno y asegura que el resultado de la primera vuelta contraría el rechazo mayoritario de la ciudadanía a las reformas que señalaban las encuestas. De cara a la segunda vuelta, subraya que será una elección “voto a voto” y aborda las posibles coincidencias entre las propuestas de Alejandro Guillier y las del Frente Amplio. Mientras en el caso de la deuda por el Crédito con Aval del Estado (CAE), dice que una condonación a sectores de menores recursos es factible, respecto del fin de las AFP y del sistema de capitalización individual, asegura que el retorno a un esquema de reparto sería “insostenible”.
¿Lo sorprendió el resultado de la primera vuelta, considerando lo que proyectaban las encuestas?
Creo que todo el mundo se sorprendió de lo equivocadas que estuvieron las encuestas. Sí, me sorprendí parcialmente, porque estuve mirando pocos días antes la predicción del CEP en la primera vuelta entre Michelle Bachelet y Evelyn Matthei y, en general, la encuesta sobreestimó mucho a quien va puntero y subestimó al segundo y tercero. Pensaba que Piñera iba a sacar más votos, lo confieso, me sorprendió lo poco que sacó. Pero pensaba también que Guillier o Beatriz Sánchez iban a obtener más de lo que indicaban las encuestas, aunque no que Sánchez sacaría tantos votos.
Las encuestas también han mostrado un mayoritario rechazo a las reformas y a la gestión del gobierno…
El resultado de la encuesta depende mucho de cómo se haga la pregunta. Si esta induce a quien contesta a pensar si está completamente de acuerdo con la reforma, vas a tener un bajo porcentaje de aprobación. Pero no sabes si el desacuerdo es porque la consideran insuficiente o porque es excesivo. O porque les gustaría algo ligeramente distinto. Mi conclusión obvia, a raíz del 56% de los votantes que se inclinó por candidaturas de centroizquierda, es que reformas más modestas o con una inclinación más hacia la derecha hubiesen tenido más rechazo.
¿El país es mayoritariamente de centroizquierda?
Nunca pensé que la aprobación minoritaria que tenía la Presidenta obedecía a la sustancia. Yo pensaba que la baja aprobación tenía que ver con el problema de probidad y política, con los casos Caval y Soquimich. En alguna medida, también con la desaceleración económica, que a mi modo de ver es predominantemente, aunque no exclusivamente, de origen externo, por el ciclo de los commodities. Como ocurren muchas cosas simultáneamente, quienes estaban en contra de las reformas trataron de llevar agua a su molino, diciendo que “lo que ocurre es que el país rechaza estas reformas y por eso la aprobación de la Presidenta es baja”. Esta elección fue un mentís completo y total a eso.
¿Cuál es su pronóstico para la segunda vuelta?
Creo que la segunda vuelta va a ser voto a voto, como han sido casi todas las últimas elecciones.
Usted dijo antes que no veía grandes diferencias entre los programas de la centroizquierda y de Chile Vamos para la primera vuelta. Incluso sostuvo que había cierto “continuismo” de las ideas de este gobierno en la oposición. ¿Mantiene esa visión?
Hay momentos en que los países enfrentan elecciones donde las estrategias económicas son opuestas, polarmente, pero hoy no está en juego la estructura general de nuestro modelo de desarrollo. Nadie ha planteado perder los equilibrios macroeconómicos, nadie plantea perder la autonomía del Banco Central o volver a cerrar la economía. Nadie quiere volver a una economía básicamente estatal o no privada. El corazón de esto sigue adelante, no debiera haber perturbaciones en el mercado.
¿Y dónde están las diferencias?
Donde se manifiestan más claramente es en que Piñera -que ahora que aceptó la gratuidad no podemos poner eso como diferencia- plantea que para reactivar el crecimiento hay que tener una rebaja tributaria para las grandes empresas. Eso puede gustarle más a los empresarios, algo menos a los trabajadores. Yo, técnicamente, estoy en desacuerdo con la propuesta de Piñera. La idea de reactivar la economía sobre la base de reducir impuestos a las empresas es una mala idea. Ronald Reagan lo intentó en los 1980 y como no se dinamizó la economía, terminaron con una deuda pública gigantesca y con una alza en la tasa de interés.
Y más allá de los impuestos, dónde más ve diferencias.
En términos del proyecto de país, la dirección de Alejandro Guillier es que respetando la economía de mercado, no suscribe una idea de una sociedad de mercado, es decir, que todas las relaciones entre los seres humanos y ciudadanos estén intermediadas por el mercado. Nosotros creemos, como estado social demócrata, que hay ciertos bienes públicos que deben ser de acceso universal, independiente del nivel de ingreso de las familias, como ocurre en las sociedades maduras europeas
¿Y cuál sería la postura de Piñera?
Piñera cree más en el incentivo individual, en que en definitiva, si uno tiene más ingresos tiene derecho a que su hijo tenga mejor educación, salud y mejor previsión, etc. Es una diferencia muy grande.
¿Cómo se toman las acusaciones de intervencionismo que ha realizado Chile Vamos?
La verdad es que, si el candidato opositor fustiga permanentemente al gobierno… Nadie puede dejar de reconocer que de cada dos palabras que dice el candidato de la oposición una es una crítica al gobierno. Tenemos el derecho humano y político de defender lo que hemos hecho.
Con solo un candidato de centroizquierda en la papeleta, ¿qué posibilidades ve de conciliar las propuestas del Frente Amplio con las de Guillier? En otra entrevista usted dijo que con el FA “sí hay diferencias”.
Hay muchas diferencias, pero en los temas que han estado más sobre la palestra, hay que picarla más finito para saber hasta qué medida son conciliables. Respecto de eso, que los egresados que tienen Crédito con Aval del Estado tengan alivios y eventualmente no paguen si tienen rentas bajas es perfectamente acomodable. En los modelos de financiamiento estudiantil en el mundo, se ha evolucionado hacia la idea que el que gana más paga más y el que gana bajo una brecha no pague. Eso para todos los fines prácticos es una condonación.
Coincide con condonar deuda…
No es algo que no se pueda estudiar, es factible. Ahora, la condonación así sin más, independiente del nivel de ingreso de los egresados con CAE, es inabordable financieramente. No creo que nadie esté en esa, al menos no la candidatura de Guillier. Yo siempre he pensado que debe haber un mínimo exento. De hecho, nosotros lo hemos estado pensado para el sistema que reemplazará el CAE.
En el tema de la gratuidad usted menciona que aparentemente ya no hay diferencias entre la postura del gobierno y la de la oposición. ¿Hay una inconsistencia de Chile Vamos?
Siempre pienso bien de las personas y supongo que cuando fueron a los distritos y hablaron con la gente se fueron convenciendo de que una familia del sexto decil, cuyo ingreso es de $ 750 mil como familia, no tiene ninguna posibilidad de pagar la universidad. Notaron que la mochila de endeudamiento era un disuasivo tan fenomenal que los hacía abandonar los estudios, o simplemente no tratar. Por último, notaron que hasta el octavo o noveno decil en este país los ingresos familiares son muy bajos, por lo que la verdad es que cobrar por la universidad es un despropósito.
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La información es de: La Tercera