Sin lugar a dudas Kast propinó una gran derrota a la extrema izquierda el fin de semana, pero dicha victoria excede la derrota en la elección de congresistas. La mitad del voto parlamentario para la derecha es un tremendo éxito (dados los resultados en las dos últimas elecciones), pero la proporción de electores que voto por la derecha en la presidencial ha sido muy superior al voto obtenido en las parlamentarias. Fíjense que sumados Kast, Sichel y Parisi, suman 53,5%, en cambio Boric, Enríquez y Artés suman nada más que 34,91%. Los votantes de Parisi, no es seguro que voten por Kast, desde que sus electores mayoritariamente no son sólo liberales en economía, sino también son liberales morales. Sin embargo, sus electores posiblemente no estarán dispuestos a arriesgar todas sus libertades, a cambio de sólo arriesgar algunas libertades morales, en un eventual gobierno de Boric. En cuanto a Provoste, si bien su posición es muy cercana a Boric, se aleja de éste sustancialmente en torno a la forma de entender las libertades morales. La pregunta respecto de lo que harán los votantes de Provoste es por qué razón votaron por ella y no por Boric (por qué prefirieron la copia al original), y la respuesta es que sus votantes están por una igualdad material en lo económico, pero no están dispuestos a ceder su libertad por igualdad. El planteamiento de Boric, como de todo buen comunista es ceder la libertad a cambio de la igualdad. En palabras simples, una parte importante de los votantes de Provoste le temen al PC. Este análisis, sin embargo, no considera que pasa si la masa de votantes sube sustancialmente en la segunda vuelta.
Entonces, ¿el panorama es halagüeño para la derecha y el país de ganar las elecciones? Me temo que eso dependerá de algunos factores. El primero es lo que haga el peor enemigo de la derecha, que son los propios dirigentes de derecha. Sichel, el único candidato de centro, fue fagocitado por su propio sector, cuando no le apoyó en su estrategia electoral contra el cuarto retiro. La pregunta es por qué los díscolos no habrían de hacer lo mismo con Kast. Las peleas internas y falta de apoyo del sector, ya se habían fagocitado al presidente Piñera. El fracaso del presidente Piñera no se debe sólo a una oposición extremista, sino también a la oposición de congresistas de su propio sector, como Ossandón, Desbordes, Durán y un largo etcétera. Pero el tema es que en política se evalúa al sector y no sólo al Presidente, por lo que la promesa de Kast de progreso y orden debe cumplirse, sino difícilmente el electorado votará por la derecha nuevamente. En segundo lugar, está por verse si el propio sector dejará que Kast levante sus propias banderas. Por ejemplo, se está dispuesto a un fuerte apoyo a las ideas del crecimiento, ¿se le apoyará en una rebaja de impuestos, en la privatización de las empresas públicas deficitarias? En otras palabras, el sector finalmente se animará a defender sus ideas o seguirá tratando de atraer electores con ideas de izquierdas. Esta cómo otras cuestiones no dependen de Kast, sino de la derecha en su conjunto. Y la pregunta es si el sector, antes de las elecciones, se alineará conforme a estos planteamientos.
La gran fortaleza de Kast es Boric, y la extrema izquierda que le apoya. Los votantes de Kast lo ven como un líder que será capaz de volver a traerle orden, y crecimiento al país. Y los votantes de Kast no están tan equivocados. La destrucción de mercado, que ha llevado a cabo el sector de Boric los últimos años, ha sido brutal. El país, dado el enorme gasto público, se ha desordenado en sus cuentas fiscales excediendo su capacidad de pago de la deuda, lo que afecta la calificación crediticia de Chile, y la tasa de interés, que va en franco aumento; se ha generado una inflación sumamente alta, dado dicho gasto público y los irresponsables retiros de los fondos de AFP; pronto habrá que hacerse cargo del pago de los interés de la deuda pública; se han aumentado las trabas para invertir en Chile de todo tipo, más burocracia, mayores impuestos, no aprobación de tratados de libre comercio; pero sobre todo la Convención Constituyente está empeñada en proponer al país una constitución inflada de derechos fundamentales, sin considerar la tremenda crisis económica que el propio sector de izquierdas ha generado producto de sus políticas populistas. Todo esto es cierto, pero la derecha debe ser capaz de explicarle esto a la ciudadanía, convencer al país de las difíciles decisiones que hay que adoptar para salir adelante (y culpar a los responsables de la futura recesión) y, finalmente, adoptar las políticas que permitan sacudirnos de la extrema izquierda.
Rodrigo Barcia Lehmann.
Abogado, doctor en Derecho y magister en Economía.
Fuente: diarioestrategia.cl