Gutenberg Martínez: «El país necesita una nueva alternativa que rompa la polarización, que rechace sin ambages la violencia y el populismo»

No descarta participar como constituyente en el proceso para una nueva Carta Magna. El ex presidente de la DC -donde militó por más de 50 años- revela que, con otras agrupaciones «estamos convergiendo en iniciativas comunes, que buscan crear un espacio que supere la polarización y el populismo». Hoy no ve posible un gobierno de unidad nacional, pero señala que es vital «lograr un acuerdo ampliamente mayoritario que permita, a lo menos, unir al país en lo principal, las bases de una convivencia que respete a la persona humana y que sea estrictamente pacífica y democrática».

«El país necesita una nueva alternativa, que rompa esta polarización, que rechace sin ambages a la violencia y al populismo, que promueva el diálogo, la seriedad, la responsabilidad y  los acuerdos basales, que oriente un proceso en paz y plenamente democrático» dice Gutenberg Martínez. 

El ex presidente de la DC -donde militó por más de 50 años- hoy en día se encuentra concentrado en Comunidad en Movimiento y analiza, en conversación con El Líbero, lo ocurrido en las últimas semanas y cómo se debe mirar hacia adelante. Respecto a la oposición, Martínez comenta que «han entregado su conducción a los sectores más radicalizados, que fijan la estrategia y acciones, a lo cual el resto se suma sin mayor reflexión».

-¿Cómo evalúa lo que ocurrió estas últimas semanas en el Congreso respecto a la reforma constitucional para el retiro de fondos de las AFP?. ¿Se puede hablar de un «parlamentarismo de facto» como algunos han dicho?

-Creo en un régimen político semipresidencial, lo cual implica distinguir entre el Jefe de Estado y el Jefe de Gobierno. En ese contexto el Parlamento tiene más facultades, pero junto a eso tiene responsabilidades, elige al Jefe de Gobierno (Primer Ministro). Un Parlamento que en el hecho entra en el rol del Ejecutivo, pero sin responsabilidades, es lo que se denomina un mal parlamentarismo. Lo sucedido permite afirmar que se acerca mucho a la lógica de un parlamentarismo de facto.

El país registra intolerancia, violencia a pesar de la pandemia y ahora amenazas contra el derecho de los parlamentarios de tener su opinión».

-Usted es uno de los firmantes de una carta donde rechazan el hecho de legislar en base a amenazas. ¿Cómo nace la idea de esta carta y por qué es un tema tan preocupante? ¿Usted cree que el estado de derecho está en «jaque»?

-Fue una iniciativa de Cambio Democrático a la cual nos sumamos. El país registra intolerancia, violencia a pesar de la pandemia y ahora amenazas contra el derecho de los parlamentarios de tener su opinión. Desde el momento que se afectan los derechos constitucionales de otra persona, se está horadando el estado de derecho.

-Analizando el panorama político, cree usted que hace falta un «centro político? ¿Qué ha pasado con la Democracia Cristiana en este escenario?

-Los partidos se alinean entre gobierno y oposición. Buscan la polarización, junto a un nuevo fenómeno transversal: el populismo. El país necesita una nueva alternativa, que rompa esta polarización, que rechace sin ambages a la violencia y al populismo, que promueva el diálogo, la seriedad, la responsabilidad y los acuerdos basales, que oriente un proceso en paz y plenamente democrático. Que actúe en el presente, no olvidando el futuro y que piense en las generaciones jóvenes.

Lo sucedido permite afirmar que se acerca mucho a la lógica de un parlamentarismo de facto».

-¿Qué opina sobre el respeto a las instituciones? ¿Se ha perdido el respeto a la autoridad?

-Hay una suerte de libertad mal entendida. Como que cada uno puede hacer lo que quiera, aún en contra del bien común. Donde las leyes, no son necesariamente respetadas. Y donde el ejercicio de la autoridad no ha sido competente. Nosotros creemos en el concepto de libertad con responsabilidad.

-¿Es el momento de un gobierno de unidad nacional? ¿Cómo se materializa esto? Por ejemplo, un nuevo acuerdo político, o que el Presidente incorpore dentro de sus ministros personas de otros colores políticos…

-No están dadas las condiciones para eso. Lo vital es lograr un acuerdo ampliamente mayoritario que permita, a lo menos, unir al país en lo principal, las bases de una convivencia que respete a la persona humana y que sea estrictamente pacífica y democrática. Los países que superan desafíos como el que nos toca vivir, son los que logran esto. Miro Uruguay, Portugal, países exitosos ante la pandemia y donde gobierno y oposición se acuerden por el bien de todos.

-Desde el movimiento en el que participa, ¿cómo pretenden aportar al debate? ¿Tomarán algún rol más protagónico, considerando que habría un espacio vacío en el «centro» político. ¿Están pensando en configurarse como partido?

-Varios movimientos, a saber, Comunidad en Movimiento. Progresismo con Progreso, Cambio Democrático y Unión Cívica Republicana y Ciudadanos Libres, estamos convergiendo en iniciativas comunes, que buscan crear un espacio, arco o encuentro plural que supere la polarización y el populismo sea de izquierda, derecha o centro.

-¿Usted ha pensado ir a la constituyente a través de su movimiento?

-Si fuere necesario, aceptaré lo que se acuerde comunitariamente.

-¿Cómo ve a la oposición, y en qué cree que ha fallado?

-Ha primado el ser opositor. Y ha entregado su conducción a los sectores más radicalizados, que fijan la estrategia y acciones, a lo cual el resto se suma sin mayor reflexión. A ratos algunos proponen, pero al final son los radicalizados quienes deciden.

-¿Se podría decir que el Frente Amplio y el Partido Comunista pautean la agenda de la izquierda más «moderada»? ¿Por qué cree que pasa esto?

-Por la falta de liderazgos a la altura, y a ratos, una obsesión por el poder, aún a costa de sumarse a lo que a veces han dicho no compartir. La debilidad de las convicciones afecta a la derecha y a la izquierda por igual, se cambia de convicción con gran facilidad. Ausencia de línea sustentada , lo cual se acompaña con debilidades y facilismos simplistas.

La oposición ha entregado su conducción a los sectores más radicalizados, que fijan la estrategia y acciones, a lo cual el resto se suma sin mayor reflexión».

-¿Y el gobierno? ¿Qué debería hacer el Presidente en lo que le resta en La Moneda?

-Aprender de la experiencia ya vivida. Evaluar muy bien cada paso. Reaccionando con anticipación. Configurando los escenarios probables. Evitando los conflictos innecesarios. Potenciando aquello donde exista acuerdo. Ni provocar ni dejar provocarse. Demostrar eficiencia y un accionar responsable.

Fuente: ellibero.cl