«Los muertos eran carne de cañón»: los accidentes ocultos en las minas de Codelco

«Los muertos eran carne de cañón»: los accidentes ocultos en las minas de Codelco

La seguridad en la mina El Teniente no sólo no es la prioridad, sino que se deja derechamente de lado cuando puede afectar la producción. Así lo comentan trabajadores de la empresa Gardilcic, luego de que cinco de sus compañeros fallecieran en el derrumbe del 31 de julio, junto a otro obrero de Salfa Montajes. Los mineros cuentan que incluso la compañía contratista de Codelco escondía accidentes, para no subir la tasa y poder optar a nuevos contratos. Igualmente, aseguran que en el apuro por terminar los túneles no se cumplieron las precauciones exigidas por norma. «El derrumbe no fue algo fortuito», acusa la prima de uno de los fallecidos. «Los muertos eran carne de cañón».

Rafael debía trabajar, pero los murmullos del cerro vibraban en su piel. Desde el andamio —tres pisos sobre el suelo—, él y su compañero ajustaban el hormigón, mientras por el rabillo del ojo espiaba la oscuridad por arriba del muro.

Sólo un mes antes había cedido parte del túnel en el nivel 7 de la mina El Teniente. En esa ocasión, por suerte, Rafael se había retirado con sus cerca de 30 compañeros cinco minutos antes del derrumbe. Sin embargo, ahora debía seguir con sus labores allí, esta vez poniendo una barrera de aglomerado. Pero no podía dejar de sentir el retumbar de la tierra.

—Perro, está sonando el cerro —dijo a su colega.

—No, compadre —respondió este, luego de vacilar un segundo.

Fue entonces que el rugido invadió el pasadizo: la roca liberándose, los fragmentos desprendiéndose, cayendo, chocando. Una masa mineral abalanzándose para enterrarlos vivos.

De un salto se lanzaron del andamio y cubrieron sus cabezas con las manos. Parecía el final, pero, por fortuna o gracia divina, el derrumbe quedó a unos seis metros del muro.

Así lo recuerda Rafael dos años después. Según dice, habían advertido a los supervisores incluso antes del primer desmoronamiento que, con sus ruidos, el cerro estaba avisando. “‘Si les da miedo, vayan a trabajar al mall‘, nos decían ellos”, cuenta.

El trabajador también rememora con rabia la reacción del supervisor de Gardilcic al verlo en el suelo junto con su colega:

—¡Puta que son niñitas!

Ocultos en la mina

El Teniente es la mina de cobre subterránea más grande del mundo y, su división, la mayor de Codelco. La estatal reportó en 2024 un aporte al fisco de US$ 1.534 millones, con 365 mil toneladas de cobre fino extraídas del yacimiento de la región de O’Higgins. Es al fondo de esa máquina que el pasado 31 de julio murieron aplastados un trabajador de la compañía Salfa Montajes y cinco de Gardilcic, luego de un sismo de magnitud 4.2 ocurrido a unos 400 metros.

“Ellos eran carne de cañón”, fustiga Liliana Ruiz, prima de Álex Áraya, uno de los fallecidos en El Teniente 7. “Los contratistas son quienes asumen los trabajos más peligrosos y delicados, y los que pagan las consecuencias”.

Álex contaba de los peligros de la mina en las reuniones familiares —recuerda ella—, de los accidentes y el miedo por trabajar en ciertos lugares: “Esto no fue fortuito. Nos han llamado trabajadores, que anónimamente nos han contado de los problemas en la seguridad. Tampoco es que los quisieron matar, pero era algo que se estaba avisando hace tiempo, que la mina en ese nivel no estaba apta para trabajar”, cuenta Liliana.

Obreros que conversaron con BBCL Investiga igualmente enumeraron irregularidades serias en las faenas de El Teniente, incluyendo exposición a zonas con peligro de derrumbe, construcción deficiente de túneles y lesiones escondidas para bajar la tasa de accidentabilidad.

“La producción es lo que manda”, asegura Edgardo Quezada, dirigente sindical. “Uno está diciendo: ‘Oye, no se metan ahí, que hay mucha agua’, o ‘cuidado que el cerro está muy malo’. Los viejos hacen caso, pero viene la jefatura y dice: ‘No, métanse nomás. Son mineros. O si no, vayan a trabajar al mall‘”, comenta.

En caso de accidentes, muchas veces los supervisores de Gardilcic intentan ocultarlo, según los trabajadores con los que conversó BBCL Investiga. Entre las razones de esta práctica está bajar la tasa de accidentabilidad para futuros contratos.

“Las mismas jefaturas pasan la camioneta para bajar a los accidentados”, comenta Marcelo, con más de dos décadas de experiencia en minería. “De repente te dicen: ‘Oye, llévate este viejito con el supervisor a Rancagua, que se lastimó la mano o se quebró un dedo. Pero no a la mutual’. Ahí van y lo dejan en una urgencia en otro lado”, explica.

Electrocutado

—Yo, A. (…) declaro bajo juramento que el día 2 de julio del año 2024, en dependencias de la empresa Constructora Gardilcic Limitada, 79.538.350-6, ubicada en la Mina Norte El Teniente, mientras trabajaba en el turno de noche, fui enviado a drenar agua con una “bomba”, la cual por el mal estado en que se encontraba, perdió el equilibrio y la afirmé antes que cayera, momento en el cual me electrocuté.

El testimonio del trabajador, validado ante notario, es una de las pruebas presentadas por Edgardo Quezada para respaldar sus acusaciones en un juicio de tutela laboral contra Gardilcic y Codelco. El dirigente sindical presentó una demanda luego que se prohibiera su acceso a la mina y la firma contratista lo demandara por usar indebidamente su puesto.

“Los trabajadores del sindicato interempresas que tienen cierta independencia son perseguidos por la compañía, porque son los que fiscalizan”, acusa el representante de Quezada, el abogado Enrique López. “En el caso de los sindicatos base, no suben a la mina. Hay acuerdos para que se queden abajo. Entonces, los que realmente hacen la pega son los de los interempresas”, añade.

En su relato, el obrero A. detalla que luego de que comenzara a electrocutarse, un compañero “atinó a desconectar la bomba”. Poco después llegaron el maestro mayor y su jefe directo junto con el prevencionista.

—Me indicaron que no dijera que el accidente había ocurrido en dependencias de la empresa. Que si tenía consecuencias físicas, estas habían ocurrido en mi domicilio, por lo que durante el periodo trabajado me cambiaban constantemente de lugar, con el fin de no compartir la información con mis compañeros. El administrador del contrato estaba informado de todo lo sucedido.

En su narración, detalla además que en febrero de 2025 lo despidieron por necesidades de la empresa y que luego no había podido encontrar trabajo: dice que al momento de finiquitarlo lo registraron “con filtro”, lo que significa que hay una orden a las demás empresas para que no lo contraten. En simple, una especie de lista negra para evitar a empleados que pudieran ser considerados “problemáticos”.

—Hay gente que tiene temor de caer en eso y por eso no reclama. Incluso, hay algunos sindicatos que se prestan para lo mismo. Hay colegas que pasan todos los exámenes médicos, pero en la etapa final les dicen que son “no contratables” —afirma una fuente conocedora de la materia.

“Si pasa un accidente, el primero que se va preso es usted”

Historias expuestas en otros libelos judiciales contra Gardilcic y Codelco muestran que los trabajadores no tienen espacio para oponerse a las órdenes de sus superiores. Una de las causas se inició luego de que trabajadores levantaran una tarjeta verde el 6 de agosto de 2024, un mecanismo que impide continuar con las faenas por razones de seguridad.

Los obreros no habían podido bajar de la mina hasta las 2:30 horas de esa madrugada, igual que la jornada previa. Pese al cansancio, la empresa les pidió volver en la mañana. Ellos se negaron.

En su presentación judicial, uno de los presentes relató cómo sus jefes los presionaron para que desistieran de la tarjeta verde. En una reunión, el administrador de contratos les dijo incluso que era responsabilidad de los trabajadores mantener el proyecto. La situación —les advirtieron— ya era crítica, porque estaban con cifras en rojo.

—Antes de dar un pésame a la familia, es mejor dar una excusa —respondió uno de los mineros.

Frente a la falta de apoyo para reiniciar las labores, el jefe de turno fue más allá e hizo pasar a las diferentes cuadrillas a su oficina.

—Saquen la tarjeta, o habrá consecuencias —advirtió, según el mismo obrero.

—Si pasa un accidente, el primero que se va preso es usted —respondió uno de los mineros.

Finalmente, los trabajadores se mantuvieron firmes. Sin embargo, a pesar de que se les dijo que no habría represalias, cuatro que alzaron la voz durante las conversaciones con los superiores fueron despedidos.

Tres de ellos presentaron demandas de tutela por despido vulneratorio contra Gardilcic y Codelco, representados por Enrique López. En todos los casos la firma contratista acordó un avenimiento con los obreros, quienes desistieron de buscar más indemnizaciones de parte de la compañía estatal.

Una práctica generalizada

Gardilcic no sería la única empresa acostumbrada a meter la basura bajo la alfombra. “La mayoría de las empresas en El Teniente ocultan accidentes”, asevera Marcelo. Y no son sólo las contratistas. Codelco también ha sido cuestionada en el pasado por este motivo, aunque en otras divisiones.

De acuerdo a documentos a los que tuvo acceso BBCL Investiga, la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) detectó que la División Ministro Hales (a 10 kilómetros de Calama) no había reportado 25 accidentes entre 2016 y 2017.

Para esconder a los lesionados, los ejecutivos de la estatal se coludieron con los médicos del policlínico de la división, para que no emitieran las correspondientes DIAT (Denuncia Individual de Accidente del Trabajo). Según la resolución de la Suseso, el objetivo de la artimaña era que no aumentara la cotización adicional diferenciada que debía pagar la división.

Tras ser consultados por BBCL Investiga, desde Codelco respondieron que por este hecho se “sancionó internamente con la salida del gerente de Seguridad y Salud Ocupacional (SSO) y el director de Seguridad de la época”.

No se trata del único hecho en que se investigó una situación como esta. También la División El Salvador estuvo en la mira de la Superintendencia. En ese caso, incluso se formularon cargos por colusión para ocultar accidentes en 2019.

Aunque la acusación fue desestimada en ese punto, sí se acreditó que la unidad instruyó indebidamente al director y a los médicos de urgencias de la clínica asociada al seguro “no asignar reposo a los trabajadores accidentados”. Considerando este antecedente y otros, la Suseso multó a la división con 100 UF (cerca de $40 millones a precio actual).

Desde Codelco comentaron que, aparte de los episodios expuestos, no han constatado nuevos casos de manera interna, ni tampoco han “recibido nuevas imputaciones de parte de Suseso por presuntos ocultamientos de accidentes del trabajo”.

Una construcción precaria

Construir un túnel implica un trabajo de ingeniería que debe cumplir tanto con los estándares de seguridad como con los plazos comprometidos con el mandante. Según un obrero que conversó con BBCL Investiga, en El Teniente 7 se privilegió la velocidad, saltándose la norma.

Para proteger de derrumbes se usan perno-cables, que van fijados a la roca con un “lechado”, una mezcla de cemento con agua y acelerantes. Luego, se deben tensar.

“Los perno-cables afirman el cerro. Que no se venga. Pero cuando estábamos trabajando, muchas veces la tensadora estaba mala. Ni sabíamos cuánto estaba tensando. Tú movías el cable con la mano. Y uno les decía: ‘Jefe, no hemos llegado a la presión’. Pero te hacían ir al siguiente igual. Eso pasó en muchos lados y, sobre todo, donde se cayó el cerro“, asevera el trabajador.

Marcelo coincide en que se prioriza avanzar en los proyectos antes que asegurarse de que las protecciones fueran bien implementadas. “Muchas veces quedó mal perforado, quedó mal lechado, faltan lugares donde tiene que estar bien fortificado, y no pueden parar un turno o medio turno para poder devolverse y que la gente de Calidad se fije de que está todo correcto”, explica.

Aparte de estas falencias, Edgardo Quezada —el dirigente sindical— presentó en 2023, ante la Inspección del Trabajo, una lista de “condiciones subestándar” que detectó en El Teniente. Esta incluía un sistema de ventilación y extracción de aire ineficaz; falta de equipos para levantamiento de neumáticos; ausencia de portones metálicos y barreras duras; y filtraciones de agua con riesgo de derrumbe en las instalaciones del taller mecánico en el nivel 7, cerca de donde ocurrió el derrumbe.

Bajo el polvorazo

Gardilcic ha sido multada 18 veces en los últimos cinco años por la Inspección del Trabajo por diferentes faltas. Entre ellas, por no presentar la documentación correspondiente, elaborar un contrato sin las cláusulas debidas y “no tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores”.

Los obreros aseguran que se los expone innecesariamente a situaciones de riesgo. Uno de ellos recuerda que una vez un maestro mayor de Gardilcic los llevó por un subnivel, cuando arriba había un polvorazo, y los hizo avanzar por una zona prohibida. “Él quitó el loro (advertencia de no pasar) nomás”, cuenta. En simple, removió la protección sin precauciones para que los trabajadores siguieran con las faenas, mientras sobre sus cabezas ocurría una explosión.

Poco después llegó un funcionario de Codelco que les preguntó por qué habían pasado. “Le dijimos que estaba cajeado el loro, o sea que se podía pasar. No nos quisimos cagar al maestro mayor”, narra.

Por su parte, Marcelo rememora que Gardilcic en una oportunidad realizó una quemada –una explosión de menor envergadura para destapar ciertas áreas– en un nivel, de norte a sur, pero no informó a otras firmas ni a los mismos empleados en los túneles superiores.

“Como hay muchas chimeneas de ventilación conectadas entre niveles… Imagínese un estallido adentro, una quemada, la energía se libera para todos lados y viaja súper rápido por las mismas calles, zanjas, chimeneas o piques. Muchos de mis colegas tuvieron que ir a la mutual con problemas auditivos“, relata.

“Codelco se lava las manos”

A 12 días de la tragedia las faenas están aún paralizadas en el lugar del accidente. El sábado, Codelco anunció la suspensión de su contrato con Gardilcic y Salfa Montajes al menos hasta el 13 de agosto. Mientras, la Policía de Investigaciones (PDI) y el Ministerio Público, trabajan para dilucidar una pregunta que podría cambiar el rumbo en las carreras de algunos funcionarios de Codelco: ¿por qué se produjo el derrumbe?

Quienes conocen de cerca la indagatoria que lidera el fiscal regional de O’Higgins, Aquiles Cubillos, aseguran que —al tratarse de una causa aún incipiente— todas las líneas investigativas son posibles. Se investiga, por ejemplo, si existían o no fallas geológicas en el sector. Si hubo o no un temblor. Se debe determinar también si procedía la construcción de un túnel en ese lugar, si contaba con las fortificaciones necesarias, si la tensión de los cables para sostener algún derrumbe era la correcta, o si las tronaduras en la zona se hicieron del modo apropiado.

Todas las respuestas —dicen los mismos consultados— deberán pasar necesariamente por la realización de estudios y peritajes especializados, que permitan confirmar o descartar responsabilidades de trabajadores y de la línea de mando de la cuprífera o del contratista. Por ahora, según información recabada por BBCL Investiga, ningún ejecutivo de la estatal mantiene la calidad de imputado.

“Aquí no se murió más gente, porque no había más gente en el lugar. La historia pudo ser mucho peor“, recalca una fuente que ha seguido de cerca el proceso investigativo de Cubillos.

Liliana Ruiz, prima de uno de los fallecidos, afirma que mineros que se han acercado a hablar con la familia coinciden en este último punto, que en el horario de cambio de turno incluso se reúnen cerca de 100 personas en la misma zona en que ocurrió el accidente.

“Ahora Codelco se lava las manos, que fue la contratista. Para mí, y creo que para todo Chile, eso no es ninguna novedad. Ellos no fiscalizan… Les interesa la producción nomás”, acusa.

Contactados por BBCL Investiga sobre las irregularidades en las operaciones de Gardilcic en El Teniente, desde la estatal se limitaron a comentar que “son quejas contra dicha empresa contratista y no contra Codelco ni contra la División El Teniente”.

La compañía de todos modos resaltó que “para fiscalizar internamente, Codelco ha fortalecido su línea de denuncia, implementada en la plataforma Ethicspoint”, que permite informar de infracciones a las diferentes normas y políticas que se aplican tanto a la estatal como a sus relaciones con contratistas y terceros.

“Este mecanismo es difundido entre los(as) trabajadores(as) de Codelco y de empresas colaboradoras de manera recurrente, a través de diversas campañas de comunicación”, añadieron.

Este lunes, Codelco anunció la salida por mutuo acuerdo del gerente general de la División El Teniente, Andrés Music. En un comunicado, la empresa aseguró que la medida no respondía a la “asignación de alguna responsabilidad”, sino que obedecía “exclusivamente a la necesidad de focalizar la atención de la división en los desafíos que presenta la ejecución del Plan de Retorno Seguro y Gradual”.

La firma contratista, en tanto, declinó referirse a los antecedentes debido a la investigación penal en curso, en la que, dijeron, han entregado toda la información requerida por los canales regulares.

Fuente: biobiochile.cl