Sacerdote comparte cómo combatió la depresión y salió del “pozo oscuro” de la tentación del suicidio

Sacerdote comparte cómo combatió la depresión y salió del “pozo oscuro” de la tentación del suicidio

“Estaba al borde del precipicio, muerto por dentro, en lo más profundo de un pozo oscuro”. Con estas crudas palabras, el sacerdote español Salvador Aguado Miguel compartió su testimonio tras el suicidio del joven P. Matteo Balzano, un hecho que ha sacudido a la Iglesia Católica, especialmente en Italia.

A raíz de esta tragedia, el P. Aguado compartió a través de las redes sociales algo que, hasta ahora, no había dicho en público:

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“Yo hace cinco años estaba igual, al borde de ese precipicio, en lo hondo de ese pozo oscuro. Menos mal que apareció en mi vida Manuel, mi psicólogo, fue como un ángel que me rescató enviado por Dios. Es muy muy duro estar en esa situación”, escribió en su perfil de Instagram.

El párroco de Santa Fe de Alfafar-Benetússer, en Valencia (España), reveló que atravesó un periodo de ansiedad extremadamente difícil, durante el cual llegó a sentirse “muerto por dentro”. Confesó que la presión era tan intensa que incluso pensó en “quitarse de en medio”.

La importancia de la salud mental

En conversación con ACI Prensa, el P. Aguado cuenta que se sintió “muy identificado” con el P. Balzano, pues muchas veces “no somos conscientes de esas autoexigencias o de todas las presiones a las que nos sometemos”.

“No somos superhéroes… también pasamos por bajones emocionales”, afirmó el sacerdote, que insiste en que acudir a un profesional, especialmente a un psicólogo, “no es algo malo, sino todo lo contrario”.

Para el P. Aguado, es urgente generar mayor conciencia en torno a la salud mental y la importancia de la ayuda psicológica “a todos los niveles”.

La “idealización” del sacerdocio

El sacerdote lamenta que se critique o estigmatice a aquellos que han atravesado una depresión o han compartido públicamente su sufrimiento, y expresó su pesar por los juicios emitidos tras el suicidio del P. Matteo Balzano:

“Tenemos que ponernos en la piel de esas personas. Reconocer algo así no es nada fácil; lo sé por experiencia. En esos momentos, por mucha fe o compromiso que tengas, gestionar un sufrimiento tan profundo es extremadamente difícil”, sostuvo.

Agregó que una de las razones que conduce a la exigencia y a la presión sobre los presbíteros es la “idealización” del sacerdocio: “Nos olvidamos de esa parte humana, de esa parte frágil”.

La autoexigencia por dar siempre lo mejor de sí mismo y la falsa creencia de que hay que estar disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana, lo llevó al límite, al punto de plantearse incluso abandonar el sacerdocio. “También nosotros necesitamos nuestros espacios: ir al cine, dar un paseo, tomar un café con otro sacerdote o con algún feligrés”, explicó.

Un psicólogo profundamente católico

Sobre su experiencia con el psicólogo, a quien describió como “un ángel” y un auténtico regalo del Señor, destacó el valor de que fuera una persona “profundamente católica”.

“En las sesiones trabajábamos también con la Biblia. Muchas veces me animaba a leer lo que hizo Jesús en tal o cual pasaje”, reflexionando sobre la parte “más psicológica” de Jesús, relató.

Dirigiéndose a los sacerdotes que puedan estar pasando una situación similar, el P. Aguado los anima a “dejarse tocar por la fragilidad del Señor y entender que, al final, no somos de hierro, sino que somos de carne y hueso”.

Les aconseja retirarse la “máscara” de que “todo está bien” y aprender a “conjugar la realidad humana y la sacerdotal al mismo tiempo”. Sobre todo recomienda “que se dejen acompañar por profesionales y por algún sector de su realidad parroquial o pastoral, que siempre viene muy bien”.

Además de la autoexigencia, señaló que la crítica, tanto del clero como de los laicos, también le causaba mucho dolor. “Aprendí a gestionar todos esos ataques de crítica y de ira con la Biblia”, precisó.

El Señor siempre saca una enseñanza de lo malo

El sacerdote español, que el pasado invierno vivió en su propia carne la tragedia de la DANA en Valencia, que causó graves inundaciones con un saldo de más de 200 muertos y cuantiosos daños materiales, puntualizó que “el Señor, de todo lo malo, saca siempre una enseñanza”.

En su caso, dice, encontró su pasión por la evangelización digital, algo que le ha ayudado “a descubrir ese don tan único que el Señor ha puesto en mi vida”. Ahora, evangeliza con ilusión a través de las redes sociales, donde cuenta con más de 50.000 seguidores.

Mayor formación desde los seminarios

 Para prever estas situaciones, el P. Aguado sugiere que haya más formación sobre salud mental en los seminarios: “A nosotros nos dan mucha formación sobre espiritualidad y teología, pero formación sobre salud mental no tenemos”, dijo.

Según el sacerdote, tampoco cuentan con un lugar al que dirigirse cuando están mal, como un equipo de psicólogos en el obispado que pueda ayudarles en los momentos más difíciles. “Yo creo que es fundamental, además de en el seminario, que es el lugar de formación por excelencia, que haya un acompañamiento posterior”.

El P. Aguado concluyó con esperanza, remarcando que lo importante es reconocer el problema, “darse cuenta de que hay algo que cambiar en tu vida” y dar el paso para dejarse ayudar.

Si tú o alguien que conoces está pasando por una crisis emocional o pensamientos suicidas, recuerda que la Iglesia Católica ofrece acompañamiento espiritual, oración y espacios de escucha, y anima a buscar ayuda profesional. Puedes comunicarte con líneas de ayuda, como Línea Nacional de Prevención del Suicidio correspondiente a tu país, o acudir a tu parroquia, donde encontrarás apoyo y recursos pastorales. La Iglesia Católica enseña que la vida es un don de Dios y acompaña con compasión a quienes sufren, sin juzgar y ofreciendo esperanza, oración y consuelo a las familias afectadas.

Fuente: aciprensa.com