Hace unos días, la directora de ONG Mente Sana, Carola Rivero dio cuenta de una cruda realidad alusiva al desamparo que están enfrentado personas de la tercera edad en nuestro país.
«En hospitales públicos en los últimos cinco años, se han multiplicado los llamados casos de abandono hospitalario», detalla un comunicado de esta entidad, al tiempo que revela que «entre 2018 y 2025, más de 11.770 adultos mayores quedaron hospitalizados durante semanas tras recibir el alta, porque ningún familiar acudió a buscarlos», estadística mencionada a partir de una recopilación de prensa derivada de cifras obtenidas vía Transparencia.
Contexto en el que Rivero apunta a la necesidad de disponer de una normativa que permita enfrentar esta dolorosa realidad en un país que está envejeciendo rápidamente en medio de una crisis de natalidad que incluso ha sido abordada desde las candidaturas a La Moneda.
Asumiendo la envergadura de esta problemática, Rivero anunció que en las próximas semanas buscará patrocinio para presentar el proyecto de ley Hijito Corazón, inspirado en el modelo ya vigente para los deudores de pensiones alimenticias de hijos menores.
Consultada respecto del tema, en diálogo con El Desconcierto profundiza en él, relevando la necesidad de hacerse cargo implementando políticas públicas para enfrentarlo de manera efectiva, como ocurre con los deudores de pensión de alimentos.Pan de Ruta
Pan de Ruta
«Habla de vínculos rotos, afectos deteriorados»
Requerida en primera instancia respecto de qué tan grave es la situación de los adultos mayores abandonados en hospitales en nuestro país, es categórica.
«Es una situación muy preocupante, porque detrás de cada cifra hay una historia y una persona. Las cifras hablan del abandono, que es una decisión de la familia. Son 11 mil personas en siete años, eso habla de una sociedad que tiene un vínculo deteriorado, lazos destruidos», recalca.
En opinión de Rivero, no es descartable que este mismo escenario sea observable en otros contextos de los adultos mayores. «Este abandono es la máxima expresión, pero podríamos ir a mirar los hogares de ancianos, o a las residencias de larga estadía cuál es el comportamiento de las familias, de los hijos principalmente», sugiere.
Qué revela esta conducta de parte de los hijos en Chile, considerando la tendencia al abandono en los hospitales, es otra consulta que le formulamos a también abogada, quien recalca que esta tendencia, «habla de vínculos rotos, afectos deteriorados, hogares y responsabilidades fallidas» en «una sociedad que va a envejecer cada vez más rápido».
De hecho, complementa, «en el 2050, habrá siete millones de personas mayores, por lo que tomar medidas ahora es prioritario, sino tendremos una emergencia llamada soledad».
Ley busca evitar el abuso
– ¿Qué tan relevante es que exista una Ley Hijito Corazón y cómo se concibe este proyecto?
La Ley hijito corazón, contiene elementos que la hacen exigible, como la retención de las pensiones o limitaciones para sacar licencia de conducir, esas medidas han hecho dar cumplimiento a una ley que ya existía.
En el caso de esta iniciativa, también busca hacer responsable al círculo más cercano de esas personas, evitar el abuso.
Entiendo que hay excepciones y que deben ser consideradas. Pero incluso existiendo vínculos familiares, las personas mayores insisten en no querer molestar a nadie y evitar ser una carga para sus familias.
«En el ciclo familiar hay momentos donde se cuida»
«En lo esencial, lo esperable es cierta reciprocidad. Los hijos, en su momento de mayor fragilidad, contaron con el sostén físico, emocional y económico de sus padres. Cuando la fragilidad cambia de lugar, es legítimo esperar que los hijos asuman ahora esa función de cuidado», recalca,
En opinión de Rivero, «no se trata solo de un deber moral individual, sino también de una corresponsabilidad generacional: entender que en el ciclo familiar hay momentos donde se cuida y otros donde se es cuidado. Es el modo más básico de sostener el lazo entre generaciones, y también un factor de cohesión social.
«Por supuesto, esto no significa desconocer que existen casos donde ese lazo fue quebrado por abuso o maltrato grave; pero la regla general debe apuntar a que el abandono no se transforme en un fenómeno naturalizado», asegura.
Longevidad prolonga los años de responsabilidad
El llamado, complementa, «es a asumir que la longevidad no solo prolonga los años de vida, sino también los años de responsabilidad. Los hijos no son ajenos a ese desafío: extender la vida, implica también extender los compromisos».
«No es razonable que una sociedad prolongue la existencia de las personas mayores y, al mismo tiempo, naturalice su abandono», agrega.
En consecuencia, dice Rivero, «los hijos deben comprender que el deber de cuidado no es solo cuestión de afecto, sino también de asumir que el ciclo vital nos pone en distintas posiciones a lo largo de la vida».
Por supuesto, cuando han existido relaciones gravemente dañadas —por abandono, abuso o maltrato— el derecho no puede exigir mantener un vínculo traumático. Por eso, como en toda norma, deben existir excepciones para esos casos extremos. Pero la regla general no puede ser eludir el deber, sino restituirlo allí donde corresponde».
Fuente: eldesconcierto.cl