Expertos subrayan que tanto las causas, como sus soluciones, son multifactoriales, por lo que se requieren cambios culturales y mejores políticas públicas y económicas.
Los más recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en torno a la baja en la tasa de natalidad, abrieron un fuerte debate entre expertos y organizaciones, quienes alertan sobre el impacto que este escenario puede generar en el país, y las múltiples aristas que inciden en que cada vez menos personas decidan tener hijos. El tema toma aún más relevancia cuando este sábado se conmemora un nuevo Día de la Mujer (8M), jornada marcada por la reflexión en torno a los derechos de las mujeres, brechas, y también la forma en que se entiende, valoriza y concilia la maternidad con otros roles del género femenino en la sociedad.
El registro correspondiente a diciembre del boletín demográfico del organismo muestra una caída histórica de la natalidad: solo 135.539 nacimientos, con un promedio mensual de 11,2 mil. Al comparar la cifra con los datos del Departamento de Estadísticas e Información del Ministerio de Salud (Deis), en 2023 hubo 174.879 nacimientos, y en 2022, hubo 190.131, es decir, entre 2023 y 2024 los nacidos disminuyeron en un 20%. En tanto, los nacidos caen en un 50% al observar los datos de 1994, cuando se registraron 273.764.
La actual caída en los nacimientos abre un escenario complejo para un país que, en este escenario, envejece de forma acelerada.
De hecho, la cifra de natalidad de 2024 es más cercana a las defunciones, las que llegaron a 120.369. El tema, por cierto, no sólo afecta a Chile. Según cifras del Banco Mundial, la tasa global de fecundidad bajó de 5,3 el año 1963 a 2,3 en 2022.
Países como Singapur, España, China, Italia, Canadá y Suiza llegan a tasas de natalidad incluso inferiores a la de Chile. En tanto, Corea del Sur registró en 2023 -y por octavo año consecutivo- una tasa de natalidad de 0,72, la más baja del mundo (en 2015 llegaba a 1,24). Estos días, varias voces expresaron su preocupación en torno a un tema que se viene advirtiendo hace años, pero que cada vez que las cifras aterrizan, se vuelve a manifestar con más fuerza.
¿Cómo incentivar la natalidad y qué medidas se han implementado en otros países?
Las causas de la baja natalidad Esta última semana, en varias cartas a El Mercurio se conocieron todo tipo de reacciones. Una de las primeras voces en abordar el tema fue la de Bernardita Prado, delegada de Familia y Vida del Arzobispado de Santiago.
En el texto publicado el domingo, Prado apunta a las responsabilidades de diversos actores para que el día de mañana, «niños y jóvenes sean padres y no solo dueños de mascotas».
«El Estado, los privados, los medios de comunicación, todos tenemos un rol en la sociedad y debemos hacer una seria reflexión sobre el precioso don de la paternidad y la maternidad», comenta, junto con añadir que el tema no pasa por «adherir a una ideología o pertenecer a un credo en particular», sino que se trata de «preservar el futuro de nuestro país y de la humanidad».
El lunes, la docente investigadora en bioética de la U. del Desarrollo, Sofía Salas, apuntó a los múltiples factores que hay en juego.
Para ello, cita un estudio del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) que detalla que, de las personas jóvenes que no quieren tener hijos o hijas (42% del total), dos de cada tres lo hacen por temor al cambio climático.
«Otros esperan mejorar las condiciones materiales para subsistir de acuerdo a sus intereses y valores. El problema es que, para muchos, cuando ya quieren hijos, no pueden tenerlos».
En conversación con Emol, la académica profundiza en otros factores, como «un mayor nivel educacional de las mujeres y mejoras en el acceso a anticonceptivos, lo que contribuye a la posibilidad real de planificar cuándo se desea tener hijos».
«Asimismo, los jóvenes desean vivir otras experiencias antes de formar familia: estudiar en la universidad, tener un postítulo, poder viajar, y también tener poder adquisitivo que les permita hacer frente a los gastos inherentes a construir familia.
Por otra parte, una publicación reciente del Financial Times muestra que existe un incremento de las personas que no forman pareja, lo que podría contribuir a la disminución global de los nacimientos».
Inscripciones de nacimiento de 2024 No están incluidos los chilenos nacidos en el extranjero ni los extranjeros nacidos fuera del país y que posteriormente hicieron la inscripción de su nacimiento en el Registro Civil 0 20.000 40.000 60.000 80.000 Arica y Parinacota Tarapacá Antofagasta Atacama Coquimbo Valparaíso Metropolitana O’Higgins Maule Ñuble Biobío La Araucanía Los Ríos Los Lagos Aysén Magallanes 2.333 2.333 4.198 4.198 6.309 6.309 2.770 2.770 6.523 6.523 14.407 14.407 62.668 62.668 7.917 7.917 8.732 8.732 4.020 4.020 13.358 13.358 8.672 8.672 2.942 2.942 7.582 7.582 744 744 1.228 1.228 Región Inscripciones Arica y Parinacota 2.333 Tarapacá 4.198 Antofagasta 6.309 Atacama 2.770 Coquimbo 6.523 Valparaíso 14.407 Metropolitana 62.668 O’Higgins 7.917 Maule 8.732 Ñuble 4.020 Biobío 13.358 La Araucanía 8.672 Los Ríos 2.942 Los Lagos 7.582 Aysén 744 Magallanes 1.228 Fuente: Registro Civil Políticas económicas vs. el relato de la autonomía Más allá de la necesidad de la reflexión desde los distintos actores de la sociedad y las autoridades que se plantean en cartas y columnas, también se debaten varias vías para evitar que el país siga envejeciendo.
De acuerdo a Salas, es importante generar políticas profamilia, «que permitan no solo conciliar de manera adecuada el trabajo con la crianza, estimulando la coparentalidad, sino que además, den beneficios concretos».
Sobre esos beneficios, la académica detalla, «por ejemplo, rebaja tributaria proporcional al número de hijos, que se puedan descontar de impuestos los gastos reservados en educación, acceso universal a servicios de cuidado infantil, mediante guarderías públicas o subvencionadas de alta calidad, a precios asequibles o gratuitos, entre otras medidas».
«Si queremos revertir la crisis de natalidad, necesitamos una combinación de políticas públicas que faciliten la crianza y un discurso que reivindique la familia como pilar del desarrollo personal y social».
Emilia García, directora Idea País Añade que, adicionalmente, como lo han hecho otros gobiernos, «se necesita también apoyar a aquellas personas que requieren acceder a técnicas de reproducción asistida, cuyos cupos financiados por Fonasa son aún insuficientes para cubrir la demanda».
Una mirada distinta tuvo la directora de Estudios de Idea País, Emilia García, quien descarta que la clave para solucionar el actual escenario esté radicado «solo en políticas económicas», puesto que, de ser así, «el problema ya estaría resuelto».
La complejidad del entuerto radica, a su juicio, en que «llevamos años desvalorizando la familia en el discurso público, presentando los compromisos de largo plazo como cadenas para los proyectos personales, y la autonomía como el único ideal al que aspirar. En ese relato, los hijos aparecen más como un obstáculo que como un proyecto de vida valioso».
Según profundiza a este medio, «si queremos revertir la crisis de natalidad, necesitamos una combinación de políticas públicas que faciliten la crianza y un discurso que reivindique la familia como pilar del desarrollo personal y social. Bajo esa perspectiva, ni el Estado puede desentenderse de generar condiciones propicias para la maternidad, ni la sociedad civil puede delegar exclusivamente en el Estado la tarea de fortalecer la familia».
La experiencia en otros países La experiencia internacional muestra que Corea del Sur es uno de los países con uno de los escenarios más críticos en torno a la baja natalidad. Esto, pese a que existen una serie de incentivos financieros para las parejas que optan por tener hijos, como dinero mensual, subsidios de vivienda y hasta traslados en taxi gratis. Hay otras ayudas que en entregan, pero sólo para quienes están casados.
«Llevan casi dos décadas aplicando medidas de ese tipo, con inversiones estratoféricas, pero sin resultados», añade en la carta al citado medio.
Y aunque hay varias razones de carácter cultural que han desincentivado a las mujeres a ser madres -como que es ‘mal visto’ que las mujeres sean madres fuera de matrimonio, o las presiones implícitas que surgen tras la maternidad, para que abandonen sus trabajos-, estas narrativas, de una forma u otra, se replican en varios puntos del globo. En 2023, España también registró una marca a la baja en los nacimientos.
Ese año hubo 322.075, la menor cifra desde el comienzo de la serie en 1941, y 6.629 nacimientos menos que el 2022. Las principales razones de acuerdo a los expertos, según recogió EFE, tienen relación con el costo de la crianza, problemas de acceso a la vivienda, la precariedad laboral y falta de apoyos, pero todo ello, debe conversar con un marco cultural que valore a las familias. Así lo planteó en 2023, el director de la Asociación «Familias Numerosas de Cataluña», Raúl Sánchez para el periódico local Paraula, quien apunta a que los países deben hacer esfuerzos para generar entornos amigables para las familias.
«Un ejemplo, cuando en Francia, que es líder de natalidad en Europa, se tiene un tercer hijo, todo son felicitaciones, e incluso reciben una ‘medalla’ simbólica del alcalde. En la empresa, un asesor les explica todas las medidas para conciliar -la vida familiar y el trabajo-, y en la ‘caja de prestaciones familiares’, les dan toda la información de las medidas de apoyo».
¿Qué medidas replicar?
Consultada por políticas públicas y otros incentivos que apunten a una solución integral en torno a la baja natalidad, la académica Sofía Salas destaca el apoyo a las familias que brindan países como Suecia, Dinamarca y Finlandia, «con permisos parentales pagados, guarderías accesibles y apoyo económico».
O el caso de Islandia, que «permite a los padres tomar hasta 13 meses de permiso pagado para cuidar a sus hijos».
En tanto, subraya la experta, «Francia y Bélgica destacan por altas inversiones en educación y cuidado infantil, mientras que los Países Bajos y Alemana han implementado políticas de flexibilidad laboral, como horarios flexibles y trabajo a distancia, para ayudar a los padres a conciliar su vida laboral y familiar».
«En resumen, aunque no hay una solución única para abordar la baja natalidad en países desarrollados, políticas públicas como el apoyo a las familias, la flexibilidad laboral, la educación y el cuidado infantil de alta calidad, han mostrado resultados positivos en algunos países, pero sin revertir la tendencia a la baja, puesto que son múltiples factores, más allá de los meramente económicos, los que están contribuyendo a la baja natalidad», sentenció Salas.
Por su parte, García, de Idea País, señala a este medio que «Israel es un caso interesante de observar.
Es el único país de la OCDE cuya población crece de manera natural, con una tasa de natalidad en torno a los tres hijos por mujer, el doble del promedio de la OCDE. Si bien ha implementado medidas robustas de apoyo a la parentalidad, lo que realmente marca la diferencia de todos los otros países que hacen esta gran inversión, es que la familia no solo es valorada, sino promovida como un pilar central del desarrollo humano y del proyecto país».
«En Israel, la maternidad y la paternidad no se ven como un costo personal, sino como una contribución a la sociedad.
Esa convicción se traduce en un entorno cultural donde formar familia es un ideal compartido y apoyado desde múltiples ámbitos. Ahí está la clave: ninguna política funcionará si la cultura dominante sigue viendo a la familia como un proyecto secundario o prescindible»,subrayó.
Fuente: Emol.com