Yves Besançon, de la Asociación de Oficinas de Arquitectos, fue parte del equipo detrás de la torre Costanera de Santiago y en esta entrevista critica el exceso de trámites para hacer proyectos. Atribuye parte de la responsabilidad al Consejo de Monumentos, dice que se ha retrocedido 30 años y que se aprueban leyes de “nombres preciosos”, pero que no funcionan. “Hay leseras que se piden, que son de repente cosas ridículas”, lamenta.
-¿Cuán grave es la tramitología en el mundo de la construcción? ¿Se ha retrocedido en vez de avanzar?
-La paralización que existe en el rubro de la construcción, que involucra a las empresas constructoras, a las inmobiliarias, a los arquitectos, a los ingenieros y a los obreros y al personal de las compañías, es gravísima. Y no hay ningún atisbo de mejoría. Hemos caído en cifras de hace más de 30 años. O sea, nunca se habían vendido menos casas, nunca había habido menos oferta, nunca había habido menos terreno, nunca hubo menos proyectos, menos permisos otorgados. Eso está ocurriendo ahora.
-¿Qué responsabilidad le cabe al Consejo de Monumentos?
-No tiene toda la culpa, pero es una parte que retrasa mucho los proyectos, porque ahora existe lo que se llaman los hallazgos. Cuando una empresa constructora empieza a hacer una excavación y aparece una tapa de Coca-Cola del año 1946, bueno, eso es un hallazgo porque tiene más de 50 años. Y entonces llegan los arqueólogos y los arqueólogos piden más calicatas. Cuando tienen llena la bolsa de lo que se llama basura arqueológica, que no tiene ningún valor y no han encontrado nada, vuelven a pedir más calicatas.
-Aparte del Consejo, ¿qué otros sectores agravan la permisología?
-Otra parte del problema es la tramitología en todos los organismos que intervienen para otorgar los permisos de construcción. Cada vez son más organismos y por lo tanto no son solo las Direcciones de Obra las que están cometiendo esta dilación. Porque la dilación la cometen funcionarios públicos que trabajan atemorizados por la intervención de la Contraloría General de la República, que interviene en asuntos técnicos, para lo cual no está la Contraloría. La Contraloría está para intervenir en asuntos administrativos.
-Desde el gremio de arquitectos, ¿han propuesto soluciones?
-Obviamente nosotros estamos muy alarmados porque se han entregado al Gobierno listas y listas de soluciones, por parte de la Cámara de la Construcción, por parte de la Asociación de Oficinas de Arquitectos, por parte de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios. Yo mismo he escrito un decálogo de las cosas que en mi opinión, reactivarían la construcción inmediatamente. Pero resulta que se hacen oídos sordos. Pareciera como que no se quisiera que se reactivara.
-¿Qué rol juegan los vecinos?
-Cuando uno hace un proyecto y respeta toda la normativa vigente, todas las exigencias que existen en torno a los permisos municipales y uno por fin obtiene esta especie de luz del tesoro que está al final del arco iris, resulta que no; que eso no te da la garantía suficiente para iniciar la construcción. Porque resulta que intervienen los vecinos que no les gusta un proyecto y empiezan a pararlo. La verdad es que la intervención de los vecinos la encuentro necesaria, pero debería hacerse oportunamente.
-¿Cuándo debería hacerse?
-Cuando se decide el plan regulador. Cosa que sí se hace, pero ningún vecino va en esa oportunidad a decir nada. Muchas veces pasa que el vecino se queda callado cuando se discute el plan regulador, pero luego, cuando le dan el permiso a una empresa a construir un edificio de seis pisos, va a buscar cualquier cosa para objetarlo, para impedirlo, para demorarlo. Mientras más demoras un permiso, más malo es el negocio, más posibilidades de que quiebre la constructora, más posibilidades de que no se haga. Los vecinos tienen que intervenir antes, no después, cuando ya el permiso está bien dado.
-¿Desde cuándo viene esta tendencia de excesivo trámite? ¿Un proyecto como la Torre Costanera no se podría haber hecho en este tipo de ambiente?
-Tal vez todavía estaríamos esperando algún permiso. Ahora, respecto a la Municipalidad de Providencia, yo hago una excepción, no porque me haya dado el permiso del Costanera, sino que porque no tramita a nadie innecesariamente. En cambio, en otras municipalidades te dicen 15 días. “Pero son hábiles. No venga antes de un mes”, te advierten. No puede ser que para responder si puedes hacer o no un edificio se demore tanto tiempo. Muchas veces te friegan con cosas paralelas durante la construcción del proyecto. Hay leseras que se piden, que son de repente cosas ridículas.
-¿Cuáles?
-Por ejemplo la pertinencia de impacto ambiental. O sea, ya no basta con que la ley diga que un estudio de impacto ambiental tiene que tener tales condiciones. No, además tienes que llevar un estudio de pertinencia. Y hay un organismo público que te contesta que no es pertinente. Lo mismo la ley del aporte al espacio público. Todas las leyes tienen nombres preciosos. La ley de la calidad de la construcción, que hace trece años no tiene reglamento, es una ley muerta. Los legisladores se dan gustitos con leyes que no sirven para el desarrollo urbano. Y al mismo tiempo la ley de patrimonio lleva dos años sin que se apruebe en el Senado. ¿Por qué no se aprueba la ley de arbolado urbano?
-¿Hay cierta inmovilidad?
-No hay ningún interés en que esto se mueva; casi hay un interés que esto se muera y que sea el Estado el que haga todo, las viviendas, los edificios y que los privados se vayan para su casa. No veo ninguna acción que reconozca que la actividad privada es fundamental para que el país se desarrolle.
-¿La Ley de Aporte al Espacio Público no ha funcionado?
-Entre otras cosas, esa ley contempla los estudios viales y los impactos que provoca en la cercanía de un proyecto. Uno tiene que mitigar pagando semáforos, poniendo puentes, pavimentando una segunda vía. Esto está perfecto. Pero no solo tienes que mitigar los efectos que produce tu proyecto sino que además tienes que hacer un aporte de hasta 44% del valor de tasación de tu terreno. ¡Dime si eso no es una verdadera expropiación institucional!
Fuente: ex-ante.com