La llegada inusual de barcos chinos y estadounidenses a Punta Arenas, en busca de una nueva ruta para sus productos, revela las deficiencias en la infraestructura marítima de Chile.
Los barcos chinos ya no solo operan ilegalmente en los sobreexplotados caladeros de pesca del océano Antártico y del océano Pacífico, sino que también han comenzado a disputar puntos estratégicos a las embarcaciones de Estados Unidos. Con sigilo, acechan el puerto chileno de Punta Arenas, ubicado cerca del estrecho de Magallanes, un paso en el extremo sur de Sudamérica entre la Patagonia y la Isla Grande de Tierra del Fuego. Esta ruta se utiliza como una vía alternativa para evitar los riesgos de atravesar el Medio Oriente y Europa.
Las embarcaciones que ahora utilizan esta vía navegable interoceánica de 608 kilómetros incluyen graneleros, gaseros y portacontenedores. Según un reporte de la revista Américas Quarterly, el tráfico de buques mercantes que cruzan el estrecho de Magallanes ha aumentado un 25 % respecto al mismo periodo de 2023 y un 83 % en comparación con 2021. Las proyecciones de la Armada chilena estiman un crecimiento adicional de hasta un 70 %.
«Actualmente podemos gestionar el aumento del tráfico, pero si continúa, necesitaremos expandirnos, tanto en infraestructura como en personal (…) Necesitaremos más pilotos, más personal y más recursos para controlar mejor el tráfico con barcos de patrulla,» reconoció el comandante de la Armada, Felipe González.
Llegada Inusual
La reciente llegada de barcos chinos y estadounidenses a Punta Arenas, en busca de una nueva vía de tránsito para sus productos, ha puesto en evidencia las deficiencias de la infraestructura marítima de Chile. Según el informe, la región dispone de embarcaderos y rampas adecuadas para embarcaciones de tamaño medio, algunos cruceros y barcazas.
Esto significa que falta infraestructura para las maniobras de petroleros y portacontenedores, que navegan con creciente frecuencia por el estrecho austral. «No hay grúas de carga ni cuencas protegidas. Ni siquiera la Armada cuenta con un puerto propio.»
Estrecho Chileno en Auge
La inseguridad y el colapso de las rutas marítimas internacionales han desviado la atención hacia el estrecho de Magallanes. Las complicaciones en las esclusas del Canal de Panamá, que conecta la costa oeste de América del Sur, han reducido su tránsito diario de embarcaciones de 36 a 22 este año, y se proyecta que caerá a 18.
Datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) indican que los ataques con misiles en el Mar Rojo por parte de los rebeldes hutíes, respaldados por Irán, han asfixiado económicamente al Canal de Suez, reduciendo sus cruces en un 42 % durante los últimos dos meses.
La situación en el Mar Negro, que conecta el Mediterráneo, Oriente Próximo, el norte de África y el sur de Europa, es igualmente precaria debido a la guerra entre Rusia y Ucrania. Aunque el derecho internacional establece que Rusia solo puede poseer cerca del 10 % de la costa del Mar Negro, Moscú ha ampliado de facto las zonas bajo su influencia, controlando más de un tercio del litoral.
Turquía, Georgia, Bulgaria y Rumanía sufren las consecuencias, ya que esto implica una desconexión con el mar de Mármara, a través del estrecho del Bósforo, y con el mar Egeo, a través del estrecho de los Dardanelos.
Inversión Austral Modesta
El gobierno del presidente Gabriel Boric enfrenta la presión del aumento del tránsito de barcos chinos y estadounidenses en el estrecho de Magallanes. Desde La Moneda, el mandatario, oriundo de Punta Arenas, ha autorizado una inversión de 400 millones de dólares para los próximos cinco años, destinada a modernizar los puertos y otras infraestructuras en el remoto puerto austral.
Sin embargo, esta cifra es insuficiente, ya que la Corporación Andina de Fomento (CAF) estima que la región necesita 55,000 millones de dólares en inversión marítima y portuaria para 2040. El tiempo apremia para Boric, mientras Montevideo ha anunciado una expansión de 500 millones de dólares para duplicar su volumen de carga internacional. Guyana también está ampliando su puerto en Georgetown, y en Perú, la empresa estatal china Cosco Shipping está detrás de la construcción del puerto de Chancay, cerca de Lima, con una inversión de 3,500 millones de dólares.
China también tiene interés en construir un complejo portuario en Argentina, cerca de la desembocadura atlántica del estrecho, justo al otro lado de la frontera con Chile. Si esta iniciativa se concreta, el régimen de Xi Jinping aumentaría su influencia en Latinoamérica, llegando a tener presencia en la Antártida.
Magallanes está en la mira de las potencias por su capacidad para producir hidrógeno ecológico. La región tiene en sus manos 16 propuestas para operar 3,600 turbinas eólicas y exportar amoníaco y combustibles sintéticos, o electrocombustibles, que reciclan el dióxido de carbono. Aunque la mayoría de las iniciativas pertenecen a empresas europeas que buscan reducir sus emisiones y diversificar sus fuentes de energía para alejarse del gas ruso, China y Estados Unidos parecen ser los primeros en reconocer el potencial de la zona.
Fuente: www.panampost.com