La película «Simón», dirigida por Diego Vicentini, ha generado opiniones encontradas desde su estreno. Esta obra, nominada al premio Goya en España y convertida en una de las producciones más vistas en Netflix desde su llegada a la plataforma, ha provocado un intenso debate entre quienes la han presenciado.
Por un lado, existen espectadores que se han sensibilizado profundamente con el mensaje de la película, destacando su valor en visibilizar realidades ocultas y poner en relieve experiencias lo que vivimos los dirigentes del movimiento estudiantil, y quienes se autodenominaban resistencia. Otros, sin embargo, han expresado críticas respecto a la narrativa.
Algunas opiniones señalan que la película se distancia ligeramente de los eventos que vivimos en las protestas como la frustración, y el asesinato de compañeros, mientras que otros la valoran precisamente por su capacidad para ofrecer una perspectiva diferente sobre dichos acontecimientos.
Entre este debate mi punto de vista, como parte del movimiento estudiantil que organizó protestas en ese período, considero que la película representa un gesto loable hacia una generación que fue profundamente afectada por la represión, la persecución política y considerada como carne de cañón. Si bien no se trata de un documental sobre las protestas en sí, la película logra visibilizar a aquellos que fueron invisibilizados durante ese período y que, bajo una dictadura, se vieron obligados a exiliarse.
Es importante destacar que muchos de aquellos que lucharon por la democracia en el pasado aún enfrentan dificultades en el exilio, sin poder regresar a su país de origen y sin ser reconocidos como líderes nacionales. Espero sinceramente que esta película, junto con otras historias que están surgiendo en torno a este tema, contribuyan a visibilizar una parte importante de nuestra historia, marcada por sacrificios, esfuerzo y dolor.
Escrito por: Ruben Barroso