La economía de China se encuentra en “caída” ante la crisis inmobiliaria que impacta al sistema financiero, asegura el exdiplomático y analista, Luis Zúñiga.
PEKÍN.- China, un país que se vende al mundo como una “potencia económica”, atraviesa actualmente una “debacle gigantesca” a raíz la política de “contrarreforma” aplicada por el presidente Xi Jinping, que la llevó a una crisis inmobiliaria que impacta directamente en su sistema financiero.
Zúñiga explica que el crecimiento exponencial que experimentó la nación asiática en los últimos años fue impulsado por una apertura económica, afianzada en el sistema de “capitalismo salvaje”, que cercena los derechos de los trabajadores, y en los bajos costos de producción, que la convirtieron en la “manufacturera del mundo” desde la década de los años 80.
“Era un país con muchos recursos pero con muy poca productividad y muy atrasado tecnológicamente. Los inversionistas trajeron a China conocimiento, tecnología y capital, y eso facilitó que el Producto Interno Bruto (PIB) de China creciera”, indica.
No obstante, considera que Pekín, con un PIB de 17.6 trillones de dólares, está lejos de superar o equipararse económicamente con Estados Unidos, que la sobrepasa por 10 puntos, al poseer un PIB de 27.3 trillones de dólares.
“Las cifras de China no son confiables ni verificables porque, como todos los países comunistas, usan las estadísticas y las cifras, que no están verificadas por las entidades económicas mundiales, para la promoción política de su sistema”, señala.
Un “defecto”
Zúñiga sostiene que este crecimiento económico que presentó China sentó sus bases, además, en la incorporación de tecnologías copiadas a inversionistas extranjeros, a quienes obligaban a entregar las patentes de lo que producían en la nación asiática, y al espionaje a países como Estados Unidos y Alemania, principalmente.
A su juicio, ese es un “defecto fundamental” que ha tenido el desarrollo chino en las últimas décadas. “China ha hecho su desarrollo tecnológico en base a copias o a hackeos, pero no tiene una base de conocimiento universitario, académico, tecnológico, científico, que sustente el mantenimiento o el desarrollo de esa tecnología”, subraya.
“Contrarreforma”
Con la llegada al poder del comunista Xi Jinping en 2013, Pekín comenzó un proceso de “contrarreforma” que, en lugar de favorecer a la economía china, la ha llevado, junto con una mala distribución de recursos, a una “debacle económica”, señala el analista.
Xi Jinping, “maoísta”, con una filosofía “hegemónica” y “marxista-leninista”, al asumir el mandato comenzó a imponer regulaciones y controles a las grandes empresas privadas chinas, como Alibaba Group y Tencent Holdings Limited, entre otras.
“Xi Jinping llegó al extremo de prohibir que Jack Ma, uno de los empresarios privados más grandes de China y dueño de Alibaba, comercializara libremente las acciones y los bonos de Ant Group. Iba a ser la oferta pública de venta más grande en la historia del mundo financiero y Xi Jinping lo prohibió personalmente”, menciona Zúñiga.
Creación de ciudades fantasmas
Otro problema en la política económica china, menciona Zúñiga, ha sido la mala distribución de sus recursos, que estuvieron dirigidos principalmente al sector de la construcción, en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, promovida por Jinping.
Este proyecto de desarrollo de infraestructura global y cooperación internacional estuvo enfocado principalmente en países subdesarrollados, pero con recursos naturales que pudieran servir de suministros para la nación asiática, o en zonas estratégicas en las que China pudieran sentar bases militares.
Un ejemplo de ello, es Yibuti, ubicado en el Cuerno de África y con entrada al Mar Rojo, en donde en 2017 Pekín inauguró su primera base militar en el extranjero como retribución a los préstamos otorgados al país africano.
Sumado a esto, Xi Jinping destinó una gran cantidad de recursos a la construcción de gigantescos y modernos complejos urbanísticos que terminaron convirtiéndose en “ciudades fantasmas”, que se encuentran prácticamente deshabitadas.
“La mentalidad comunista tenía dos ideas de desarrollo: una era la infraestructura y la otra la industria del hierro y el acero, y las dos ideas eran equivocadas”, asevera Zúñiga.
Crisis inmobiliaria
El sector inmobiliario, columna vertebral de la economía china, enfrenta una crítica situación en los últimos dos años tras las excesivas inversiones, las infraestructuras colapsadas y el desmoronamiento de las grandes empresas inmobiliarias.
Esta crisis quedó en evidencia en 2021, con la declaración en bancarrota de Evergrande Real Estate Group, una de las mayores empresas inmobiliarias, con una deuda que ascendía a más de 300.000 millones de dólares. “China tiene el 25% del componente de su PIB en bienes raíces, así que la debacle económica es gigantesca”, sostiene Zúñiga.
La crisis inmobiliaria ha tenido un impacto directo en el sistema bancario, que tenía como principal fuente de ingreso a la industria de bienes raíces. “Todos las hipotecas y todos esos préstamos no llegan ahora al banco porque están en bancarrota las empresas constructoras más grandes de China”, apunta.
Esto ha llevado al Banco Popular de China (BPC) a realizar una serie de inyecciones de dinero al sistema financiero del país y a anunciar este 20 de febrero una reducción en el tipo de interés para los préstamos a cinco años, que pasó de 4,2% a 3,95%, con la finalidad de aliviar la presión ante la crisis inmobiliaria.
Enfrentamiento con EEUU
Zúñiga indica que el enfrentamiento que mantiene China con EEUU y diversos países de Occidente, sumado su creciente alianza con Rusia e Irán, con la finalidad de “crear un nuevo orden mundial”, ha provocado un distanciamiento de la nación asiática de sus principales mercados: el americano y el de Europa Occidental.
Ante este escenario, el analista visualiza un panorama complicado para Pekín, por lo que considera que se debe esperar su respuesta ante esta “debacle económica” que enfrenta.
“Hay que ver cómo van a manejar esta crisis porque yo no les veo salidas. Se ha enemistado con su principal mercado, se han aliado con Putin, el peor aliado que podían conseguir. China es una amenaza para el orden mundial que existe en este momento, para la libertad y para los sistemas democráticos del mundo, por la influencia que están ganando y por la carrera armamentista que tiene montada”, enfatiza.
Fuente: diariolasamericas.com