Aunque crece la población que desconfía de la información de las farmacéuticas sobre las vacunas y un 17% duda de que la humanidad haya llegado a la Luna, el 64% considera que los beneficios de la ciencia superan los perjuicios.
La gravedad del cambio climático ha pasado de gozar de cierto consenso a convertirse de nuevo en un tema político. La mitad de la población española considera la crisis climática como un problema muy grave, según la encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología de 2022, pero se trata de 10 puntos menos que en la edición de 2020 del mismo estudio. Es un dato que va en contra de las tendencias internacionales y que también encaja mal con el aumento del interés popular por la ciencia y la percepción de estar más informados sobre estos asuntos.
Pablo Cabrera Álvarez, coautor del estudio, considera que el momento político actual y la disputa ideológica son claves para explicar este descenso tan notable en solo dos años. “Hemos escuchado a algunos líderes políticos poner en duda el cambio climático. Tienen una postura concreta. Estamos hablando de la extrema derecha”, resumió durante la presentación de la encuesta, realizada con una robusta muestra de 6.000 personas para la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
Aunque la mayor parte de los españoles considera el cambio climático como un problema grave (27%) o muy grave (50%), la caída de 10 puntos porcentuales es un motivo de alarma. Principalmente, por las atribuciones que se dan al calentamiento global. Según detallan los investigadores, aquellos que juzgan el cambio climático como un problema menos grave, aunque sean la minoría, son más propensos a decir que la naturaleza ha desempeñado un papel más importante que la acción humana. “Ese es el punto en el que la desconfianza va más allá y pasa un límite que empieza a ser peligroso. Si entendemos que el cambio climático es un reto que tenemos que afrontar ahora, que haya grupos sociales que activamente intenten deslegitimar esa línea de acción puede tener consecuencias”, sostiene Cabrera, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicasde la Universidad de Essex (Reino Unido).
Celia Díaz Catalán, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y también coautora del informe, añade que la toma de decisiones en el ámbito de las políticas públicas también influye en esta tendencia. Según explica, “no es lo mismo” estar preocupado por el cambio climático, simplemente como idea, que tener que llevar a cabo cambios efectivos, como pagar impuestos más altos por la energía y dejar de circular con el coche por los centros de las ciudades. “La ideología es determinante ante ese tipo de pensamiento”, opina.
Los datos también demuestran un ligero crecimiento en la adhesión a ideas conspiranoicas. Mientras que en 2020 el 24% de la población estaba totalmente o bastante de acuerdo con que “las compañías farmacéuticas ocultan los peligros de las vacunas”, en 2022 este porcentaje alcanza el 30%. Además, el 17% de la muestra está algo o muy de acuerdo con la equivocada afirmación de que la humanidad “no ha llegado a la Luna”. No obstante, los investigadores sostienen que hay que distinguir el negacionismo y el desconocimiento. “No es un dato que tomamos en cuenta como único, sino que más bien realizamos una batería de indicadores para calcular quiénes efectivamente tendrían esa mentalidad de negacionismo”, explica Díaz Catalán.
Por otro lado, los resultados también demuestran puntos positivos: el 64% de la población cree que los beneficios de la ciencia superan los perjuicios, percepción que es la más positiva de la serie tras remontar el descenso registrado en 2020 (46%). Con respecto al interés popular, actividades como visitar museos de ciencia y tecnología (31%) o asistir a actividades de divulgación científica (18%) han tenido un gran aumento con respecto a 2020, cuando las cifras quedaron en 13% y 10% respectivamente. Además, 6 en cada 10 personan afirmaron haber hablado sobre ciencia con amigos y familiares, o visto programas de televisión o de radio relacionados con temas científicos al menos una vez durante el último año.
En internet y por vídeo
Ya era tendencia, pero por primera vez en esta encuesta, que se realiza cada dos años desde 2002, internet ha superado la televisión cuando se trata del canal preferido del consumo de información científica. El 71% de los españoles buscan información científica en línea y la prefiere en formato audiovisual. Los videos de plataformas como Youtube e Twich han superado a las redes sociales como Facebook e Instagram en la distribución de información (68% y 64%, respectivamente).
Por un lado, se trata de un dato positivo porque con internet la información llega más lejos y a un mayor número de personas. Pero también se incrementa el recelo sobre el control de calidad de la información divulgada, principalmente en vídeo, puesto que es un formato difícil de contrastar. La población también vuelve a recoger a la Wikipedia como fuente de información científica, tras un descenso desde el 52% al 37% entre 2018 y 2020, se ha dado un repunte hasta el 51% en 2022.
Fuente: elpais.com