María Calvo es una de las grandes expertas en educación diferenciada en España, precisamente uno de los objetivos marcados públicamente por los partidos que conforman el gobierno de la nación. Eliminar los fondos públicos a colegios diferenciados se ha convertido en algo primordial, pese a que la justicia ha dado siempre la razón a estos centros.
Por ello, los argumentos que ofrece Calvo para defender este tipo de educación demostrando las diferencias evidentes entre niños y niñas son de gran utilidad. Lo hace de manera magistral en una gran entrevista con Vidal Arranz en El Debate de Hoy.
Yendo a hechos concretos, esta experta explica que “se nos llena la boca con la igualdad, y con el afán de que las niñas se interesen más por las carreras STEM (ciencias, tecnología, matemáticas e ingeniería) y está demostrado que las niñas que estudian en colegios diferenciados acceden hasta tres veces más a carreras técnicas. Lejos de servir para abrir una grieta de desigualdad entre los sexos, la educación diferenciada suaviza la grieta que causa la educación mixta, que ha fracasado en su objetivo de impulsar la igualdad de oportunidades”.
Estas diferencias quedan patentes en la educación mixta, y por ello la diferenciada atiende a unos criterios que ayudan a los niños y niñas en su crecimiento y maduración. De hecho, Calvo afirma que el modelo mixto afecta negativamente más a los niños, donde tienen un fracaso escolar mayor.
“Creo que tiene que ver con que a los niños no se les trata como niños, sino como niñas defectuosas. Ellos tienen mucha más necesidad de actividad física que las niñas, por la testosterona, y se pretende que estén igual de quietos que una niña, que no tiene esas necesidades. Como consecuencia de esto, tres de cada cuatro expedientes disciplinarios son de chicos. Y el 80% de las hiperactividades son diagnosticadas a chicos, cuando el 70% de ellas son probablemente falsas. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría del profesorado son mujeres -en infantil y primaria más del 85%- con una terrible incomprensión hacia las actitudes masculinas. No se acepta que tienen una forma de relacionarse más física y en cuanto hay algún encontronazo con las chicas se les tacha de violentos o machistas. No podemos estar patologizándolos constantemente. Estamos generando mucha frustración. Por todo esto, especialmente para los varones es muy interesante la educación diferenciada”, explica.
En su opinión, toda está deriva va en consonancia con la ideología de género, que “defiende que no hay diferencias entre hombres y mujeres más allá de lo evidente, y que todo lo demás es cultural. De modo que, desde esa perspectiva, lo lógico es mezclarlos a todos y proporcionarles el mismo tipo de educación, porque son neutros sexualmente”.
Pero este borrado de la diferencia sexual, que en el fondo es lo que subyace en el argumentario contra la diferenciada lo “único que va a producir es frustración, desencanto y conflictos entre sexos”.
María Calvo recalca que “hay unas diferencias biológicas que hay que conocer. Algunas para erradicarlas, otras para encauzarlas, y otras para incentivarlas”. Por ello, insiste en que “todos podemos hacer de todo. Pero malamente podremos educar bien, e impulsar la igualdad de oportunidades, si ignoramos los condicionantes de la biología. En estos momentos tenemos unos problemas de violencia en los chicos muy importantes, porque se ha ignorado que tienen una agresividad que debe ser encauzada. En el caso de las niñas, tienen la autoestima más baja, y eso tiene también que ver con las hormonas. Pues habrá que fomentarles la autoestima. Ignorar la biología nos lleva a una desigualdad absoluta”.
En este sentido, María asegura que “al hombre ahora mismo se le admite siempre y cuando sea una especie de mujer defectuosa. Desde la revolución del 68, se les ha exigido que sean blanditos, que sean varones suaves. Esto tiene una parte positiva, que es el desarrollo de su inteligencia emocional, pero muchos de estos hombres no son felices porque no son ellos mismos. A nosotras también nos pasó que asumimos patrones masculinos y renunciamos a nuestra feminidad. Pero eso es el pasado. Seguimos chupando de la teta de Mayo del 68”.
Aquí entra en liza otra expresión muy de moda, que también va unida a este debate: la “masculinidad tóxica”. María Calvo insiste aquí en que “hay ciertos valores de la masculinidad que se están echando a perder y nos están desequilibrando como civilización. Por ejemplo, uno de los papeles tradicionales de los varones era la imposición de límites, el ejercicio de la autoridad en la familia, poner al hijo en su lugar, la imposición de la ley simbólica de la familia… Eso le ha correspondido en general más a los hombres, porque las mujeres tendemos más a la afectividad; nos cuesta más. Esa falta de límites se está viendo en las nuevas generaciones, que no admiten un ‘no’ de un policía o de un profesor porque no han tenido un ‘no’ de su padre en casa. Proclamar que la masculinidad es negativa va a hacer que toda una generación de muchachos crezca muy frustrada, y con neurosis. Vamos a dar lugar a patologías psíquicas, porque son chicos que no saben cuál es su lugar en el mundo”.
De este modo, considera que “nos enfrentamos a unas generaciones de chicos que están creciendo en un mundo feminizado que no está sabiendo enseñarles correctamente ese autocontrol. Y cuando un chico no sabe gestionar su frustración eso deriva en violencia. Vamos a tener un problema muy grave en las generaciones venideras”.
Fuente: religionenlibertad.com