La técnica nunca será más importante que las ideas, sobre todo si estas ideas son concebidas con amor.
Hace dos décadas, Jay Rosenblatt (Nueva York, 1955) decidió comenzar a filmar a Ella, su hija, durante cada cumpleaños.
En aquel momento la pequeña tenía 2 años y él, un realizador de cine experimental, buscaba pasar más tiempo con su familia sin abandonar su carrera artística.
Así que cada aniversario de la vida de su hija encendía una cámara casera, le colocaba un micrófono simple y le pedía que se sentara en el sofá para siempre hacerle la misma lista de preguntas.
El resultado fue How do you measure a year? (en español, «¿Cómo se mide un año?»), un cortometraje en el que explora las relaciones familiares, la paternidad y el desarrollo humano.
Y ahora la pieza, filmada durante 16 años por el propio Rosenblatt con la tecnología que cualquier persona de recursos medios tiene a la mano, está nominada a un Oscar como mejor documental corto.
«Quería ser real. Quería que las personas sintieran que esta era nuestra relación particular, pero que fueran capaces de identificarse con sus propias relaciones entre sus hijos o sus progenitores», sostuvo en una entrevista en 2021, cuando el corto se estrenó en varios festivales.
Es precisamente la sencillez pero universalidad de su obra la que ha llamado la atención de los críticos.
Jay y su hija Ella en 2005 durante el Festival de Tribeca.
El portal RogerEbert.com señala que cualquier padre lo verá como «una metáfora del tiempo que pasan con sus propios hijos».
Aunque también dicen que el director -que el año pasado también fue nominado al Oscar en la misma categoría por When we were bullies («Cuando éramos acosadores»), en la que igualmente explora una historia personal- hace un documental mucho más sobre él que cualquier otra cosa.
«No es terriblemente profundo, pero no se sorprendan si gana», indican.
En esta nota te contamos más sobre la película, pero cuidado, porque no se estrena en HBO hasta el próximo junio y aquí encontrarás spoilers.
Las preguntas
La puesta en escena siempre es la misma: un típico sofá y una típica pared de una sala estadounidense estampados con flores. Mientras que, en casi todas las tomas, Rosenblatt muestra mayormente el rostro de su hija.
La niña ríe, salta y en ocasiones hasta pone los ojos en blanco. Mientas pasan los años, se ve con peinados y looks distintos, acordes a la época. Y, por supuesto, también cambia su actitud hacia su padre.
De bebé disfrutaba la cámara, de adolescente en ocasiones pide que todo se haga deprisa y más adelante se desborda en palabras de amor para su familia.
Por su parte, el director le hace preguntas que él mismo ha descrito como «sencillas», pero que para una niña no necesariamente lo son.
«¿Cuántos años cumples?» o «¿qué son los sueños?» son parte del repertorio. Ella ofrece respuestas a veces graciosas, otras veces muy sabias y en ocasiones dolorosas. Como cuando a los 9 años le dijo que a lo más que le temía era «a ser diferente, a no poder integrarme».
Pero a los 11 años a esa misma pregunta responde: «Le tengo miedo a la vida, estoy asustada de vivir, porque hay giros y dobleces que no te esperas y pueden ser duros. No quiero pasar por eso».
Una frase madura para su edad, y que revela cuán compleja puede ser la mente de un adolescente.
«Fue muy interesante para mí ver la diferencia de los años. Cómo sus emociones cambiaron, cómo se expresaba diferente año tras año o se le hacía difícil comunicarse o cuando no quería hacerlo», dijo Rosenblatt en una entrevista para el canal de YouTube Filmmaker Fest.
El documental también es un retrato de la relación de ambos. Por ejemplo, en ocasiones la joven habla de sus peleas y de cómo se reconcilian.
El filme, editado de forma lineal acorde con los años, culmina con Ella sola frente a la cámara en un último espacio que le ofrece su padre para hablar, pero esta vez sin preguntas.
Es una joven de 18 años que ya asiste a la universidad y expresa: «Te extraño cuando voy a la universidad. Estoy feliz por que sigas este tipo de tradición (filmar todos los años), me hacen feliz y me recuerdan cuánto me amas».
Un giro de carrera
Rosenblatt describe How do you measure a year? como un documental «cómico», y se hace eco de los críticos cuando lo describe como un trabajo mucho más sencillo que obras anteriores.
Entre su larga lista de filmes, que comenzaron en 1994, destacan lo que él llama «collages«, en lo que sobrepone material de archivo y les ofrece un nuevo significado.
«Mis otras películas eran muy pesadas, sobre temas muy serios», indicó en una entrevista.
Y es que sus piezas, dice una biografía en la propia página web del director, exploran las emociones y la psique. Una de las razones podría ser porque antes de ser cineasta, Rosenblatt fue terapeuta y tiene una maestría en Consejería.
Fue precisamente en la escuela graduada, luego de tomar una optativa en cine, cuando decidió cambiar de carrera.
«Tomé una clase de cine ahí y me enamoré del proceso. Creo que dediqué más tiempo a estos proyectos pequeños que a todo el trabajo de mis clases de Consejería», le comentó a Filmmaker Fest.
Más adelante decidió hacer un segundo máster en cine y el resultado han sido más de 100 premios, así como haber participado en festivales tan importantes como Sundance, además de las nominaciones al Oscar.
El filme How do you measure a year? lo comenzó sin saber si al final podría hacer de su exploración una pieza.
No fue hasta el período de la pandemia cuando «tuvo tiempo» para mirar y ensamblar el material. Ahora, de cara al futuro, ha dicho que continuará explorando.
«No tengo un plan», comentó hace poco.
Fuente: bbc.com