En la tradicional homilía, el cardenal señaló que «el cristiano y la política deben promover los valores y derechos fundamentales e inviolables de la persona; la dignidad, la igualdad, buscar el bien común».
Además, sobre el contexto actual de nuestro país, dijo que los gobernantes deben «conocer y trabajar» por una serie de problemas que deben ser solucionados con «el diálogo y la colaboración».
Como es tradicional desde 1811, se llevó a cabo esta mañana el Te Deum Ecuménico en la Catedral Metropolitana de Santiago, encabezada por el arzobispo de Santiago, el cardenal Celestino Aós, quien emplazó a todos los chilenos, los políticos y las autoridades a la unión y la paz.
En esta homilía participó el Presidente Gabriel Boric, su gabinete, las máximas autoridades del Congreso y el Poder Judicial, como también integrantes de todas las religiones y creencias presentes en nuestro país y la presencia de pueblos originarios. «Nosotros nos unimos en Fiestas Patrias, celebrando una libertad social y política lograda en la independencia y custodiada y aumentada por nuestros mayores, y estas fiestas nos comprometen a custodiar y aumentar la libertad, porque también hoy estamos tentados y sometidos a esclavitudes», señaló Aós en su alocución.
La máxima autoridad católica en Chile sostuvo que «injusticias, problemas, insatisfacciones nos llevaron al estallido social del 18 de octubre del 2019″, y dio paso a enumerar las diversas complicaciones que como país nos ha tocado a partir desde entonces: el proceso constituyente, elecciones, la pandemia, a lo que se suma «la violencia, el crimen organizado, la inseguridad económica, la atención deficiente en salud, las malas relaciones y convivencia alterada».
«Una serie de problemas -continuó- que los líderes y gobernantes deben conocer y trabajar para solucionar los eventuales conflictos con el diálogo y la colaboración, y para corregir y castigar no con una voluntad arbitraria, sino con la ley justa e igual para todos».
«NO PIDO PRIVILEGIOS, SÓLO QUIERO COLABORAR»
Finalmente, apuntó a que «el cristiano y la política deben tutelar y promover los valores y derechos fundamentales e inviolables de la persona» como la «dignidad, la igualdad de los ciudadanos, buscar el bien común, la justicia y la paz, favorecer la información y la participación democrática; actuar con honestidad y transparencia en la administración de los bienes y dineros públicos».
Haciendo un guiño a lo que se discutió en la Convención Constitucional, también llamó a «cuidar y favorecer la vida, la familia, el matrimonio, el derecho y la libertad de los padres a educar a sus hijos; la justicia social y solidaridad; la defensa de la paz, la libertad religiosa es un derecho de todo ser humano, la hostilidad o el menosprecio hacia la religión no es sana, sino laicismo sectario».
«Ni como ciudadano ni como miembro de la Iglesia quiero ni pido privilegios, pero sí quiero como todo ciudadano ser escuchado y colaborar y trabajar por el bien común«, concluyó.
Tras la homilía, el Mandatario retornó al Palacio de La Moneda, donde entregó una reflexionó de las palabras de Aós: «Una idea que me queda dando vueltas y sobre la cual bien vale reflexionar, es que damos frutos solamente cuando estamos unidos a Chile y para estar unidos a Chile y reconocernos en Chile lo primero que tenemos que hacer es respetar las opiniones de quien piensa distinto», dijo.
«Creo que eso es algo que en el último tiempo en nuestro país, por diversos motivos, se ha visto debilitado y es algo que tenemos que recuperar», añadió el Jefe de Estado, quien además llamó a «respetar, sin dudar, a quienes tienen opiniones diferentes a nosotros y tratar de encontrar también en esas diferencias espacios para avanzar. No estar aferrados de manera fanática a ideas propias, sino escuchar lo que hay de bueno en quien tiene otro punto de vista».
Además, recogió las palabras del arzobispo e indicó que «nadie tiene verdades reveladas, nadie es dueño único de la verdad, y para poder construir un país y poder reencontrarnos como sociedad, necesitamos volver a escucharnos y eso es algo que yo rescato tanto de las palabras de ayer (en el Te Deum evangélico) como hoy día en la catedral».
Fuente: cooperativa.cl