De Narváez, el nuevo dueño de los activos locales de la cadena norteamericana, finalizará el recambio de marca en marzo próximo.
Después de 27 años de operaciones en el país, en marzo próximo Walmart pasará a ser una marca más en el baúl de los recuerdos de los consumidores argentinos.
A principios del mes próximo en el mercado local ya no habrá más supermercados con el nombre de la cadena fundada el 2 de julio de 1962 en el estado de Arkansas, Estados Unidos, por el empresario Sam Walton.
Ocurre que los 19 locales de los 28 que operaba la cadena en el país que todavía mantienen la cartelería intacta cambiarán de nombre por el de Híper Changomás, incluyendo el hipermercado ancla del grupo ubicado en la Avenida de los Constituyentes al 6000, del barrio porteño de Villa Pueyrredón, en el histórico predio donde alguna vez funcionó la tradicional fábrica de indumentaria Grafa.
La nueva imagen incluye cambio de logo y tipografía, aunque los locales remodelados seguirán usando el celeste característico de la marca norteamericana.
No se trata de una salida más si se tiene en cuenta que a nivel mundial Walmart es la cadena de supermercados más grande del mundo, con ventas por u$s25.000 millones y más de 11.500 sucursales distribuidas en 27 países.
En el caso local, el plan de recambio de la marca está siendo implementado por los nuevos dueños de la operación de Walmart en el país. Es decir, por el grupo que lidera el empresario y ex diputado Francisco De Narváez, quien cerró la operación en noviembre del 2020 con el compromiso de mantener la marca original hasta marzo próximo.
El deal incluyó los 9.000 empleados y los 92 locales de diferentes formatos que venía operando en el país, entre los cuales se encuentra la marca Changomás, nacida en Argentina y utilizada para identificar los llamados supermercados de proximidad con los que tradicionalmente compite con los almacenes de barrio; los súper chinos; los Día y los Carrefour Express.
Pero a partir del próximo mes, todo el grupo unificará su imagen detrás de esa marca elegida por el propio De Narváez para iniciar su proceso de diferenciación de la historia de Walmart en la Argentina.
Por qué Walmart decidió irse de la Argentina
En los últimos años, la realidad de la cadena en el país estuvo signada por problemas financieros y falta de respaldo de la casa matriz a un mercado signado por las sucesivas crisis económicas; inestabilidad financiera y constante caída del consumo.
El escenario se vio profundizado por la pandemia del Covid-19, la crisis cambiaria a salida y la desconfianza de los inversores internacionales en el rumbo del país por la falta de definiciones políticas y reglas de juego claras.
De hecho y al igual que la mayoría de las cadenas de supermercados, los ejecutivos de Walmart se venían quejando de que su negocio en la Argentina era cada vez más chico y que sus márgenes operativos estaban muy afectados por la combinación de precios congelados y costos en ascenso.
En ese marco, unos días después de haber cerrado la venta, la cadena norteamericana emitió un comunicado a nivel internacional asegurando que la operación se iba a reflejar con una pérdida no monetaria después de impuestos de u$s1.000 millones.
La desinversión también se explica por el plan global de Walmart de desinversión internacional para dar a entender que que no se trató sólo de un problema exclusivo de la Argentina y que se sustenta en un par de datos concretos. Hace dos años, Walmart le vendió el control de sus operaciones en Brasil al fondo de inversión Advent y luego hizo lo mismo en el mercado inglés como parte de un deal que corrió en paralelo con su salida de Argentina para concentrarse en el mercado de Estados Unidos.
La pandemia por su parte terminó de convencer a la casa matriz de Walmart, en Bentonville, Arkansas, de la necesidad de acelerar el proceso de reconversión digital, potenciando su canal de e-commerce y abandonando los mercados considerados no estratégicos, como la Argentina. Sin embargo, dentro de estos planes de desinversión no figuran otros países de la región como Chile y Colombia.
Pero a pesar de este negativo escenario, De Narváez aceptó el desafío de regresar al negocio supermercadista y le ganó la pulseada a otros dos inversores locales que habían mostrado interés por comprar las operaciones de Walmart en la Argentina como eran Inverlat y el Grupo Andreani, aunque a último momento también Alfredo Coto se había subido a la carrera, pero sin éxito.
A través del Grupo De Narváez (GDN), durante el primer año de transición nada cambió. Es decir, mantuvo las marquesinas con el nombre de Walmart y no implementó ningún plan de reducción de activos o despidos de personal, ya que los nuevos dueños prometieron potenciar las operaciones y no reducirlas.
Resistencia K
También prometieron mantener a la empresa como uno de los empleadores más grandes de Argentina como lo es actualmente, dato que terminó con la resistencia de un sector del kirchnerismo que no querían ver a quien le ganó las elecciones a Néstor Kirchner en el 2009 como nuevo dueño de una de las mayores cadenas de hipermercados de la Argentina.
Este mensaje no influyó en Bentonville, Arkansasa, sede de la central de Walmart, donde de las tres ofertas la del empresario local fue considerada como la más lógica.
Pero además, De Narváez había sumado como «socio político» a José Luis Manzano para que tienda puentes con el gobierno de Alberto Fernández y se asegure de no encontrarse con alguna sorpresa negativa a la hora de que las autoridades analicen la viabilidad de la operación.
Actualmente, De Narváez es dueño de la cadena de supermercados Ta-Ta en Uruguay, donde también opera otros negocios como Tiendas Multiahorro Hogar y Farmacias y Perfumerias San Roque; BAS Indumentaria; Woow y el mayorista Frontoy, controlando una red total de 178 locales y 5007 colaboradores.
Fue además fundador en Argentina de Casa Tía en Buenos Aires, un supermerado exitoso que llegó a tener 51 sucursales desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, en menos de medio siglo de vida, que llegó a facturar u$s650 millones al año y se convirtió en el quinto supermercado local.
En su división de Apparel el Grupo De Narváez es socio del grupo L Catterton, firma de capital privado integrado por Catterton, LVMH y Grupo Arnault en Rapsodia, Baby Cottons y Caro Cuore.
Fuente: iprofesional.com