El papa Francisco subraya el lado caritativo de los católicos y de los consagrados que se han gastado la vida por las personas enfermas de SIDA y VIH. Sin embargo, el obispo de Roma no se ha detenido en las reivindicaciones de los llamados: “católicos LGBT” tal como lo propone el autor de la obra ‘Hidden Mercy’
“Le escribí al papa Francisco para contarle sobre ‘Hidden Mercy‘ y el trabajo heroico realizado por sacerdotes, monjas y católicos LGBT durante el apogeo del VIH y el SIDA en los Estados Unidos. Para mi sorpresa, me respondió”. Lo cuenta Michael J. O’Loughlin en un articulo de opinión publicado en The New York Times, este lunes, 15 de noviembre de 2021.
El papa Francisco ha agradecido la carta del autor del libro ‘Hidden Mercy’ (‘Misericordia Oculta’). La misiva, en español, firmada por Francisco, evoca el llamado que tiene todo cristiano a vivir la misericordia.
“Al terminar de leer su carta, espontáneamente me vino al corazón el protocolo con el que un día seremos juzgados: tuve hambre, y ustedes me dieron de comer, tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso y me vinieron a ver” (Mt.25. 35-36)», escribió el Papa.
“Gracias por su esfuerzo de querer subrayar la vida y el testimonio de tantos sacerdotes, hermanas religiosas y laicos que, a riesgo inclusive de su propia vocación y reputación, optaron por acompañar, sostener y asistir a sus hermanos y hermanas enfermos de VIH y SIDA”, añadió.
El pontífice subraya la necesidad de ser testigos, pues “en lugar de la indiferencia, la distancia e inclusive la condena, estas personas se dejaron conmover e hicieron de la misericordia del Padre su propio proyecto de vida; esa misericordia discreta, silenciosa y aparentemente escondida pero capaz de sostener y regenerar la vida y la historia de cada uno de nosotros”.
El autor, O’Loughlin, propone en su libro, entre otros testimonios, el de una monja católica de una pequeña ciudad del medio oeste de Estados Unidos que hace las maletas para trasladarse a Nueva York, donde se pone al servicio de una comunidad atacada por el VIH y el SIDA.
“Cuando Carol Baltosiewich era una monja católica, pasó 10 años cuidando a hombres jóvenes que morían de SIDA. Aun así, la primera vez que hablé con ella, en 2016, me aterrorizó decirle que soy gay”, escribe O’Loughlin, reportero que cubre la iglesia.
El autor propone entrevistas de católicos – según explica – que trabajaron y lucharon ayudando a las personas enfermas. Además denuncia la discriminación de los enfermos:
“Una encuesta realizada en 1987 encontró que el 43 por ciento de los estadounidenses estuvieron de acuerdo con la declaración:
«El SIDA podría ser el castigo de Dios por el comportamiento sexual inmoral”.
El Papa subraya el lado caritativo de los católicos y de los consagrados que se han gastado la vida por las personas enfermas de SIDA y VIH. Sin embargo, el obispo de Roma no se ha detenido en las reivindicaciones de los llamados: “católicos LGBT”, tal como lo propone el autor de la obra.
O’Loughlin esperaba algo más de Francisco. “No me hago ilusiones de que una carta, incluso una firmada por el Papa, curará las heridas que algunos católicos impartieron hace décadas. O que este podría ser finalmente el momento en que Francisco cambie la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad”.
Fuente: es.aleteia.org