Lo anticipó Mauricio Claver-Carone, asesor de Donald Trump y candidato a la presidencia del BID
El Gobierno de Donald Trump está preparando una nueva iniciativa en la que utilizará incentivos financieros para alentar a las empresas estadounidenses que tienen sus instalaciones de producción en Asia para que las trasladen hacia los Estados Unidos, América Latina y el Caribe, dijo el miércoles un asesor de la Casa Blanca.
El proyecto podría generar inversiones desde 30 mil millones hasta los 50 mil millones de dólares en los países del continente americano, según lo dicho por Mauricio Claver-Carone a Reuters en una entrevista, y además agregó que la infraestructura, la energía y el transporte podrían ser las primeras áreas potenciales de enfoque.
“Estamos esencialmente creando una iniciativa de ´Regreso a las Américas´”, aseguró Claver-Carone . Eso incluiría tanto traer algunas instalaciones subcontratadas a China de regreso a los Estados Unidos, así como instalar otras en América Latina y el Caribe en un intento de acercamiento comercial, dijo Claver-Carone.
No dio detalles sobre el alcance de los posibles incentivos, pero destacó el uso de un préstamo de 765 millones de dólares para alentar a Eastman Kodak Co. (KODK.N) a desarrollar productos farmacéuticos en los Estados Unidos para ayudar a combatir la pandemia de coronavirus.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido las políticas de Buy America en una pieza central de su administración desde que asumió el cargo en 2017, y esos esfuerzos se aceleraron bruscamente desde la agitación creada por la pandemia.
Estados Unidos y China firmaron un acuerdo comercial en enero, pero en los últimos meses han aumentado las tensiones por el manejo del brote por parte de Beijing, una ley de seguridad nacional que limita la autonomía de Hong Kong y otros asuntos.
Claver-Carone dijo que la administración ya había estado trabajando con países de América Latina y el Caribe para ayudarlos a atraer inversores estadounidenses, pero la pandemia ayudó a convencer a las empresas del país norteamericano de que era hora de unirse. No nombró a ninguna compañía en particular.
Dijo que el brote había ha demostrado claramente las ventajas de tener proveedores instalados más cerca de los Estados Unidos que en Asia.
La iniciativa no se centraría en tener una mano de obra barata, sino que se basaría en disposiciones destinadas a proteger a los trabajadores que se incluyeron en el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá que entró en vigencia en julio, agregó.
Claver-Carone también dijo que habrá una mejora en la transparencia sobre los préstamos chinos en América Latina.
Dijo que Ecuador en particular “no pudo avanzar y se liberó de esa deuda injusta con China”.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, ha tratado de renegociar los términos de su deuda con China, que totalizó 6,5 mil millones de dólares en 2018.
China invierte fuertemente en América Latina y ha sido responsable de más de 40 mil millones de dólares en préstamos a la región desde 2015, según datos del Diálogo Interamericano.
Estados Unidos quiere «colaborar» con China para garantizar que sus prácticas crediticias en la región sean más transparentes, dijo Claver-Carone, haciéndose eco de un impulso del Banco Mundial.
La embajada china en Washington no dio comentarios al respecto.
Un respaldo abrumador
Si gana las elecciones de septiembre, Claver-Carone sería el primer candidato estadounidense en encabezar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con sede en Washington, la principal institución financiera de desarrollo de América Latina.
Su candidatura ha provocado el rechazo de algunos países y ex líderes de América Latina, incluidas cartas compartidas públicamente firmadas por ex presidentes y ministros que declaran su oposición.
Claver-Carone, quien como uno de los principales asesores latinoamericanos de Trump ha desempeñado un papel clave en la adopción de medidas punitivas contra Venezuela y Cuba socialistas, dijo que tenía “un apoyo abrumador” de países de América Latina y el Caribe, incluidos Brasil y Colombia y Ecuador.
Aseguró que 15 países de la región lo habían apoyado públicamente para el trabajo del BID y otros seis, que no quiso nombrar, habían expresado en privado su respaldo.