La monarca ha decidido permanecer en Windsor y no regresar a Londres al menos hasta el otoño
La emergencia provocada por el coronavirus ha puesto de cabeza a medio mundo, y ni siquiera la realeza se salva de sus consecuencias, sobre todo si se está en el grupo de edad de mayor riesgo. Es el caso de la Reina Isabel II, que con 94 años recién cumplidos el pasado 21 de abril, ha tomado la decisión de permanecer confinada en el Castillo de Windsor por tiempo indefinido y de cancelar mientras tanto todos sus compromisos públicos, incluidos eventos tan icónicos como el desfile Trooping the Colour, con el que celebra de forma oficial su cumpleaños en junio o las fiestas en los jardines de Buckingham. También están suspendidas las ceremonias del cambio de Guardia en el Palacio de Buckingham, el Palacio de St James y el Castillo de Windsor. Así lo dio a conocer ayer el periódico The Sunday Times, que explica que la monarca podría retomar su agenda, como pronto, en otoño, pero todo depende de cómo se vaya desarrollando la situación.
De momento, también está descartado que vaya a pasar el verano al Castillo de Balmoral en Escocia, como es su tradición, ya que además de querer, como es lógico, protegerse de la enfermedad, su objetivo es también servir de ejemplo para la ciudadanía. Una fuente citada por el diario británico declaró que «la Reina no hará nada que vaya en contra de los consejos del gobierno para las personas de su edad» y agregó que «se está discutiendo sobre lo que se podrá o no se podrá hacer en octubre. No hemos cancelado una gran cantidad de compromisos, pero en este momento no entra nada en la agenda de Su Majestad». Con esto se refiere a importantes encuentros y actividades que, pese a no estar cancelados del todo, se mantienen en el aire, como una visita a Sudáfrica. «Si hay una indicación en los próximos meses de que está bien que regrese a Londres, puede que lo haga, pero hasta ese momento, quiere ser vista ante la nación como responsable de sus actos», explicó la fuente de palacio, que agregó: «No creo que la volvamos a ver por un tiempo» ya que nadie está dispuesto a asumir ese riesgo, «particularmente con la amenaza de un segundo pico más adelante en el año».
La monarca, que fue vista por última vez el 9 de marzo durante el servicio religioso por el día de la Commonwealth en la Abadía de Westminster, se encuentra aislada en Windsor junto a su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, de 99 años, desde el 19 marzo. Es ahí donde suelen pasar la Pascua, pero luego regresan a Buckingham en mayo, algo que no sucederá este año debido a las extraordinarias circunstancias actuales. En todo caso, continuará manteniendo su audiencia semanal con el Primer Ministro Boris Johnson vía telefónica así como realizando el resto de gestiones que no requieren su presencia física.
Este retiro de la vida pública podría ser la ausencia más prolongada de la soberana en los 68 años que lleva en el trono. No obstante, su presencia ha sido -y es posible que siga siendo- más frecuente en televisión. El último mensaje transmitido tuvo lugar el pasado viernes con motivo del 75 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. «Cuando miro a nuestro país hoy y veo lo que estamos dispuestos a hacer para protegernos y apoyarnos unos a otros, digo con orgullo que todavía somos una nación que esos valientes soldados, marineros y aviadores reconocerían y admirarían», declaró la monarca, haciendo un paralelismo entre la experiencia de la guerra y del coronavirus.
Fuente: abc.com