Si bien aclara que no se trata de “empatar” y que las “víctimas reales” son otras, el párroco de Valparaíso afirma que, a raíz de los grandes casos de abusos, como el de Karadima y ahora el de Renato Poblete, los insultan en la vía pública. “A muchos sacerdotes en la calle nos dicen pedófilos”, cuenta.
Dice que comenzó a ocurrir después del caso Karadima, continuó con el de Maciel (fundador de los Legionarios de Cristo) y que ahora “se volvieron a abrir las compuertas” con el fallecido jesuita Renato Poblete. Dice que los sacerdotes, como él, reciben a diario insultos. Dice que hay gente que cruza la calle cuando los ve, que les gritan “pedófilos” y que incluso hacen una advertencia de que “cuiden a los niños” cuando pasan. Todo eso dice. En rigor, se queja.
“Empezó a quedar una sombra de duda, porque en este país todo se generaliza. Hay gente que es súper honesta y nos olvidamos de ellos. De los 2.400 curas que hay en Chile, han salido a la prensa alrededor de 120 sacerdotes, lo que es una brutalidad. Entonces se genera esta idea de que todos son pedófilos, que todos son abusadores, y esto en el colectivo prende. Nosotros hemos sido las otras víctimas”, afirma Enrique Opaso, párroco de San Miguel, en el sector de Recreo en Viña del Mar.
Repasa mentalmente sus palabras y agrega: “A pesar de la situación que vivimos,lo primero son las víctimas reales. Nosotros somos las otras víctimas, pero las víctimas reales necesitan verdad, justicia y reparación. Desde ahí podemos empezar a recomponer la vida nuestra (…) El hecho de que nosotros estemos viviendo desesperanza y dolor no se compara con el de las víctimas, aquí no queremos empatar”.
Opaso cuenta que luego de publicar una carta en El Mercurio, la semana pasada, donde expuso esta situación, lo han llamado otros sacerdotes para darle las gracias por levantar la voz. Y dice que en reuniones con otros religiosos el tema es recurrente. “Me siento solo, tengo miedo, me he replegado, tengo dudas”, son algunas de las frases que afirma suele escuchar.
“Somos agredidos”
La misiva enviada por Opaso se dio en respuesta a la del excapellán de Gendarmería, Nicolás Vial, quien también afirma haber sufrido episodios de este tipo. “Quienes salimos a diario a nuestros quehaceres habituales somos agredidos y acosados como victimarios, sospechosos de asqueroso proceder, como he sido víctima más de una vez”, señaló Vial en su carta.
Opaso agrega que, si bien no es obligación usar el cuello romano, sí ha sabido de casos en que algunos de sus compañeros deciden no usarlo en su vestimenta. También asegura que otros religiosos han tenido “algún problema de esta naturaleza”, como malos tratos por parte de la gente y han acudido a tratamiento psicológico.
El panorama, aparentemente, se ve complejo. Sin embargo, otros sacerdotes consultados por La Tercera PM desestiman que la situación sea así de crítica.
Por ejemplo, el administrador apostólico de Puerto Montt, Ricardo Morales, cree que en el centro del país la situación puede ser más difícil que en regiones. “En provincia uno todavía puede andar de cura sin que te griten algo, en cambio en Santiago es más complejo”.
Para el sacerdote Eugenio de la Fuente, el foco debiese estar en las víctimas y no en los sacerdotes, pero descarta haber vivido situaciones de este tipo. “De repente te puede pasar. Alguna vez alguien nos dijo algo en el Paseo Ahumada, pero yo ando en el Metro, en la calle, en todas partes. Hay un ambiente en el mundo de las redes sociales más pesado, pero en la calle no”.