En vez de perder el tiempo haciendo Comités Políticos que sólo sirven a los partidos, el Gobierno debería reemplazarlo por un Comité de Seguridad permanente que convoque a todos los involucrados en la lucha contra la delincuencia y estos flagelos, realizando un análisis permanente, seguimiento y planteándose objetivos medibles en el tiempo, que hagan impulsar un verdadero cambio en materia de seguridad.
Cinco personas murieron asesinadas el jueves en Puente Alto; una mujer fue violada colectivamente en Punta Arenas el sábado en la madrugada por tres agresores. Casos dramáticos que se suman al atentado explosivo contra Carabineros y al intento de asesinato del ex Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Estos hechos, aparentemente desconectados, son parte de un problema mucho mayor: Chile vive una crisis de seguridad a lo largo de todo el país, donde los ciudadanos han perdido la paz y la tranquilidad, y son los delincuentes y los violentistas los que actúan impunemente amedrentando a la población.
Frente a esto, la clase política sigue reaccionando mal. En vez de asumir el estado crítico de la seguridad pública, sigue anteponiendo las prioridades de unos pocos por sobre el clamor de muchos que están cansados de vivir en un estado permanente de inseguridad. Esta semana, en vez de haberse concentrado en condenar y relevar la gravedad de la masacre de Puente Alto, los políticos se dedicaron a discutir entre ellos y a competir a ver quien ofrecía menos horas de trabajo.
Precisamente, la inacción política es la que tiene a los delincuentes celebrando. Seguramente, sentados cómodamente en sus casas y viendo la televisión, estos antisociales disfrutan cómo las rencillas políticas impiden avanzar en una verdadera y contundente agenda de seguridad. Esta situación tiene que cambiar y de una buena vez, los chilenos tenemos el derecho a exigir que la lucha contra la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo se ponga en primer, segundo y tercer lugar.
Una primera medida, que creo indispensable, es que La Moneda asuma un rol protagónico en enfrentar la crisis de seguridad. En vez de perder el tiempo haciendo Comités Políticos que sólo sirven a los partidos, el Gobierno debería reemplazarlo por un Comité de Seguridad permanente que convoque a todos los involucrados en la lucha contra la delincuencia y estos flagelos, realizando un análisis permanente, seguimiento y planteándose objetivos medibles en el tiempo, que hagan impulsar un verdadero cambio en materia de seguridad.
¿Cuáles son los puntos críticos? ¿Dónde se están concentrando los delitos más graves? ¿Qué bandas delictuales se mueven en Santiago y regiones? ¿Cuáles son los resultados de la intervención de los Tribunales de Justicia y la Fiscalía? Son preguntas fundamentales que, con un adecuado monitoreo y difusión, podrían empezar a mostrar resultados concretos en la lucha contra la delincuencia.
Es una pequeña señal, pero que puede tener efectos muy importantes. La mano dura y la tolerancia cero contra los delincuentes, narcotraficantes y terroristas tiene expresarse de manera real y no sólo mediante un discurso. Hay un país ansioso y angustiado que están esperando.