Las internas del pasado 26 de mayo, de las que aún no se tiene el resultado oficial, desataron acusaciones cruzadas que generaron divisiones entre altos dirigentes del PS. Según dicen en el mismo partido, algunos casos serán difíciles de recomponer. Históricos aliados como Camilo Escalona y Mahmud Aleuy; Marcelo Schilling y José Miguel Insulza, y Álvaro Elizalde con Germán Correa no solo se situaron en veredas opuestas sino que se lanzaron duras recriminaciones que no pararon tras la elección. Incluso, algunas corrientes ya se podrían dar por «muertas». Así lo asegura el diputado Schilling: «La Renovación Socialista ya no existe».
Dieciséis días han pasado de las elecciones del Partido Socialista. Y una de las reflexiones que se repite en la colectividad es que, ese 26 de mayo, fueron más las interrogantes que se abrieron a las respuestas que se zanjaron. De hecho, según explican en el PS, todas las tendencias “terminaron golpeadas” y, con ello, sus principales exponentes.
Las recriminaciones cruzadas, las diferencias en torno a la conducción de Álvaro Elizalde y la cuestionada tardanza del resultado de los comicios le “pasaron la cuenta” al partido. Ese escenario, según comentan algunos dirigentes, podría romper con el esquema tradicional de los grupos internos de la colectividad.
“Lo que pasó en esta elección es que las llamadas corrientes y tendencias del PS hicieron crisis y casi todas se dividieron. Estamos en un proceso de recomposición de las corrientes del partido. Hay una reconfiguración muy fuerte dentro del PS que se expresó en estas dos candidaturas”, sostiene el socialista y analista político Ernesto Águila.
Quiebre de históricos amigos Schilling-Insulza y Elizalde-Correa
Así, los comicios dejaron en evidencia las diferencias que muchos dirigentes describen como «irreparables». Una de las primeras divergencias que surgió fue en la Renovación Socialista, luego de que en marzo el senador José Miguel Insulza revelara que, a diferencia de su sector, respaldaría la lista de Álvaro Elizalde. «Pacto» que, como señalan fuentes del PS, se habría cerrado durante el verano, poco antes del receso legislativo.
El apoyo del ex secretario general de la OEA al timonel socialista significó un distanciamiento con su compañero de corriente: el diputado Marcelo Schilling. Ambos son “viejos” conocidos y no solo por pertenecer al mismo lote. Los dos coincideron en México durante el exilio y ya en democracia trabajaron juntos en La Moneda durante el gobierno de Ricardo Lagos. Cuando Schilling regresó a Chile -tras haber sido embajador en Francia- se integró al Ministerio de Interior como asesor del «Pánzer».
Cuando se hizo público el apoyo de Insulza a Elizalde, el diputado señaló que desconocía «los pasos en que anda José Miguel». Y quienes los conocen, comentan que desde entonces es poco y nada lo que han conversado.
El mismo Schilling es enfático hoy en señalar que la corriente que por tantos años los unió es parte del pasado. «No existe hace mucho tiempo, lo que pasa es que siguen informando noticias que son del siglo pasado. La Renovación Socialistaes un movimiento que surgió en los 80 para superar la división del país en tres tercios, juntar a los tercios de izquierda y centro, para darle gobierno al país. Y eso ya ocurrió, se llamó Concertación. Pero eso ya caducó, pasó a la historia”, afirma Schilling a El Líbero.
Otra de las diferencias que se generó fue en el Tercerismo, corriente liderada hoy por Elizalde. De ese lote, uno de los primeros en alzar la voz para cuestionar la conducción del senador por el Maule, fue el ex ministro de Interior Germán Correa. El dirigente regresó a la política precisamente para darle el apoyo a Maya Fernández en estas elecciones. Según comentan cercanos a la mesa, fue «particularmente duro». En entrevistas, como la que dio a The Clinic, planteó temas como que «el Partido Socialista se ha convertido en un mercadeo político», y sobre la directiva dijo que tenía «un estilo de conducción que yo definiría como amenazante».
Pero Elizalde y Correa tienen un pasado en común, puesto que el timonel de la tienda de calle París fue un estrecho colaborador del ex ministro. De hecho, en 1994 el ex vocero se convirtió en uno de los asesores más jóvenes en llegar a La Moneda con 25 años y ambos compartieron en el Tercerismo. Sin embargo, el regreso de Correa a la primera línea política, ha sido percibida más bien como “una crítica destemplada” más que un aporte en el área programática.
El fin de la dupla Aleuy-Escalona
Pero no ha sido la única historia partidaria que se quebró, puesto que Elizalde y el ex subsecretario Mahmud Aleuy también tienen una historia en común:ambos pertenecieron a la Izquierda Cristiana antes de aterrizar en la tienda de calle París. Aunque de generaciones distintas, comparte una historia política común que hoy se ve muy difícil de recomponer.
De hecho, Camilo Escalona -quien respaldó la nómina de Elizalde- tuvo un desencuentro con Aleuy, previo a los comicios. Ambos miembros de la Nueva Izquierda evidenciaron su molestia a través de la prensa. Mientras el ex subsecretario de Interior del gobierno de la ex Presidenta Michelle Bachelet sostuvo en La Tercera que «el PS ha pasado de la irrelevancia a la insignificancia»; el actual vicepresidente del partido aseguró: «Aleuy tiñó de intolerancia el debate interno del Partido Socialista». El quiebre en esa corriente se arrastraba de marzo. Mientras el ex hombre de Interior planteaba en su corriente que no había que apoyar a la actual mesa, Escalona tildaba su postura de «mesiánica».
Tras la elección, desde el partido aseguran que es complejo que ambos continúen en el mismo sector. Una opción que se baraja es que Aleuy conforme una nueva tendencia junto a las corrientes que respaldaron la candidatura de Maya Fernández.
A todas esas diferencias, además, se suma el distanciamiento entre Elizalde y quien fuera su jefe de gabinete durante sus días como ministro vocero de gobierno, Pablo Velozo. Este último renunció al Tribunal Supremo, tras haber calificado de «duras» las críticas que se ejercieron en su contra por la tardanza en el proceso de votación. Además acusó una falta de respaldo por parte de la mesa al TS. La instancia que preside quedó como «responsable de todos los males» siendo que cuenta con integrantes de diferentes sectores internos, como Lorena Fríes, quien apoyó la nómina de Fernández.
Cambio generacional en la familia Allende
Otro enfrentamiento que se produjo en el PS fue entre “las Allendes”. Las elecciones del PS arrojaron que Maya Fernández obtuvo la primera mayoría nacional, superando por un amplio margen a la senadora, y su tía, Isabel Allende. De esta manera, en la colectividad destacan que se produjo «un cambio generacional en la familia real».
Y si bien explican que aún mantienen una buena relación, los comicios marcaron una fuerte diferencia política. De hecho, la senadora por Valparaíso señaló en La Tercera que “el que Maya sea la primera mayoría no significa que tiene que ser la presidenta del PS”. Pese al lazo familiar que las une, con esa frase le entregó “el piso político” a quien fuera su candidato: Álvaro Elizalde.
Es más, argumentó que la gran votación que obtuvo la diputada fue la respuesta a que esa lista «decidiera darle los votos a Maya y por eso ellos eligieron muy pocos miembros del comité central. Nosotros repartimos los votos”. Allende tampoco le dio margen a su sobrina para que ocupara la secretaría general.