La investigación tiene como protagonista a Abdelbaki Es Satty. Se radicalizo en España tras contactar al Estado Islámico.
La investigación de los atentados de Barcelona y Cambrils tiene ante sí una pregunta inquietante: ¿Cómo un narcotraficante que pasó cuatro años en una cárcel española se convirtió en el cerebro de la célula terrorista sin que nadie se diese cuenta? Dar respuesta a esta cuestión es la prioridad de los investigadores y analistas que desde el pasado jueves están intentando recomponer el puzle del peor atentado terrorista que ha sufrido España desde los ataques del 11-M
Los indicios apuntan a que el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, considerado el líder del grupo terrorista, se radicalizó en algunos de los viajes que hizo al extranjero en los últimos años. Las sospechas iniciales señalan que Es Satty tuvo contacto con algún enlace del Estado Islámico en sus visitas a Marruecos, Bélgica o Francia. Las investigaciones de los Mossos d’Esquadra apuntan a que el imán es una de las tres personas que falleció en la explosión de la casa de Alcanar (Tarragona), donde la célula terrorista tenía su base de operaciones.
Diversos expertos en el islam señalan que Ripoll no estaba, en absoluto, en el mapa del radicalismo en Cataluña, de ahí la sorpresa añadida a lo ocurrido. Las mezquitas vinculadas al salafismo (una de cada tres) son habituales en municipios de zonas deprimidas como Reus, informa Jesús García. Esos mismos expertos señalan que, pese al ascendente de la figura del imán, no es en ocasiones “una figura tan institucionalizada” como se cree. En ocasiones, un personaje con intereses religiosos y cierto ascendente se ofrece para dirigir la oración en las comunidades, que lo aceptan porque tampoco disponen de una gran infraestructura ni demasiados recursos.
Los expertos advierten de que, pese a que el imán pudo tener influjo sobre los jóvenes, lo cierto es que los procesos de radicalización no son tan simples. Puede haber otras causas, tanto individuales como grupales, que expliquen ese proceso.
En este sentido, la radicalización de Es Satty es aún un misterio, así como la manera en que logró adoctrinar a la docena de jóvenes con los que formó la célula terrorista.
Las autoridades sospechan que el imán no se radicalizó en España y que mostró una enorme “frialdad” en su actuación en los últimos meses, coordinando a los jóvenes a espaldas del control policial que hay establecido sobre las mezquitas para evitar los discursos de odio.
El análisis policial sobre las actividades de Es Satty está abordando múltiples aspectos, pero la principal línea son sus viajes al extranjero. Las fuentes consultadas señalan que el imán ha estado en los últimos dos años en Marruecos, Bélgica y Francia, países donde se han detectado grupúsculos yihadistas muy activos. Las conjeturas iniciales apuntan a que Es Satty contactó en alguno de estos países con algún dirigente del Estado Islámico que precipitó su radicalización
Un punto clave es la visita de tres meses que el imán hizo a Bélgica a principios de 2016. Los viajes a Bélgica del imán Es Satty siguen de momento cubiertos por un halo de misterio en torno a sus actividades. El religioso había manifestado su intención de mudarse a Bélgica, y las fuerzas de seguridad buscan aclarar sus motivaciones. Hasta ahora, las autoridades belgas no han informado de si estaba bajo su radar, aunque las primeras pistas indican que sus idas y venidas de Bélgica pasaron desapercibidas.
Trabajo en Diegem
El imán de Vilvoorde, Mimoun Aquichouh, aseguró ayer a EL PAÍS que Es Satty pidió trabajo en una mezquita de la localidad de Diegem, un municipio próximo a Bruselas. Vilvoorde es una ciudad que ha librado en los últimos años una dura batalla contra la radicalización con resultados positivos. La ciudad, de menos de 40.000 habitantes, ha pasado de ser una de las que más yihadistas ha exportado a Siria para unirse a las filas del Estado Islámico, principalmente entre 2011 y 2014, a contener por completo ese goteo de salidas.
Aquichouh explicó que el imán de Ripoll pidió un puesto de trabajo, pero que cuando se le solicitó un certificado de que estaba limpio de antecedentes penales, no volvió a aparecer. La petición de dicho documento no es habitual, pero el imán de la mezquita belga se lo exigió ante la actitud sospechosa de Es Satty. “Si no hubiera visto algo raro en él, no lo habría solicitado”, indica el religioso de Vilvoorde.