Francia ha vuelto al confinamiento, pero esta vez no por un virus, sino por una violencia desatada en las calles que las fuerzas de seguridad ya no logran contener. En las últimas semanas se han sucedido tiroteos con centenares de implicados, incendios provocados en prisiones y crímenes en plena celebración de bodas. Sólo en 2023, la violencia ligada al narcotráfico dejó más de 100 muertos y 300 heridos en el país.
La situación más reciente se vive en Nimes, en el sur de Francia, donde a partir de este lunes entrará en vigor un toque de queda nocturno para los menores de 16 años, desde las nueve de la noche hasta las seis de la mañana, durante dos semanas prorrogables. La ciudad se suma así a la decena de municipios que ya aplican esta medida desde finales de junio, como Béziers, Triel-sur-Seine, Saint-Ouen o barrios enteros de las afueras de París.