Grandes expectativas genera la asociación del estado boliviano con una empresa alemana para la fabricación de baterías de litio. Expertos advierten sobre desafíos ambientales, sociales y técnicos.
Bolivia ha optado por la industria alemana como socio estratégico. En la licitación convocada por el país sudamericano para industrializar el litio, ACI Systems se impuso ante otros siete postulantes que provenían de China, con cinco empresas, Rusia y Canadá. La firma del estado federado de Baden-Württemberg será la encargada de levantar la futura planta de fabricación de baterías de litio en el salar de Uyuni, lugar donde se concentra la mayor reserva mundial de este preciado mineral.
«Éste es un acuerdo único en el proceso histórico entre Bolivia y Alemania y también desde el punto de vista de Alemania con los países del tercer mundo”, afirma a DW el Dr. Germán Muruchi Poma. El investigador boliviano es representante de Ayni, asociación con sede en Leipzig que se dedica a la investigación y discusión sobre aspectos sociales y de derechos, en relación con las materias primas. «Los alemanes aceptan entrar en un acuerdo en que Bolivia tiene un 51 por ciento y van a producir las baterías en Bolivia”, destaca Muruchi.
Hay muchas razones que explican la elección de una empresa alemana, indica el Dr. Hubertus Bardt, Director Gerente y Jefe del Departamento de Investigaciones de IW–Köln (un instituto de investigaciones económicas con sede en Colonia). «La industria automotriz es importante para Alemania, para la cual el litio es un materia prima fundamental, por lo que hay mucho interés. Además está la fortaleza tecnológica que aportan los alemanes y el supuesto de que seguramente están en condiciones de organizar bien una empresa de este tipo, con un compromiso en un proyecto serio”, explica en conversación con DW.
Uno de los factores que habría inclinado la balanza hacia ACI Systems fue el interés de Bolivia por asociarse con una empresa que pudiera garantizar un mercado para sus baterías. Por lo mismo, el embajador alemán en Bolivia, Matthias Sonn, ha calificado el proyecto de «interés estratégico” para ambas partes.
Los lazos de Bolivia con la industria alemana tienen antecedentes previos. En agosto de 2017, la alemana K-Utec fue contratada por el gobierno boliviano para hacer el diseño de la planta industrial de carbonato de litio. Ahora, para la fase de construcción y operación, otra firma alemana vuelve a ser seleccionada.
Valor agregado
Según informaciones oficiales, Bolivia estima una inversión inicial de 1.328 millones de dólares para la construcción de cuatro plantas que permitirán la elaboración de diferentes subproductos, así como la fabricación de baterías. El propósito del país altiplánico es darle valor agregado a la materia prima. La asociación entre el consorcio alemán y el estado boliviano podría reportarle a este último una ganancia anual bruta de1.100 millones de dólares como mínimo, según informaciones difundidas por Luis Alberto Echazú, viceministro de Altas Tecnologías Energéticas de Bolivia.
«Para Bolivia éste es un proyecto muy importante, que le puede permitir desarrollar la industria del litio e introducir los productos en el mercado mundial y no sólo depender de China, sino que orientarse mejor hacia los mercados occidentales”, afirma Hubertus Bardt.
Germán Muruchi advierte sobre las exigencias técnicas y humanas que implican levantar y operar cuatro plantas en el salar de Uyuni: «Los bolivianos van a tener que ponerse a la altura, porque de otra manera dependerán de las decisiones de la parte alemana”.
Las obras de construcción podrían demorar hasta tres años, según adelantaron autoridades bolivianas, aunque también se ha hablado de plazos menores. «Hay que ir paso por paso”, señala Bardt. «Hay que ver qué capacidad para desarrollar la industria tiene el país. Los bolivianos dicen que quieren empezar pronto con la producción, lo que es algo complejo y representa un gran desafío. Pero en Bolivia hay buena investigación sobre esta materia y hay disposición para trabajar en conjunto con socios tecnológicos, lo que es un buen camino para concretar un proyecto de este tipo”, agrega.
Impactos sociales y ambientales
«Hay varios aspectos todavía no claros”, opina Germán Muruchi Poma, quien alerta sobre eventuales problemas sociales. «El proyecto que ha elaborado Bolivia no prevé la participación de los pueblos originarios, como sí se ha considerado en Chile y en Argentina. Ojalá tanto los alemanes como los bolivianos lo tengan en cuenta e incluyan una cláusula que establezca la participación de las comunidades de Uyuni y del departamento de Potosí”, dice.
Los aspectos medioambientales son también prioritarios: «Entiendo que se va a necesitar bastante agua, lo que podría afectar a los seres vivos del lugar, humanos, plantas y animales, y también a la producción del alimento, como la quínoa, que es otro producto importantísimo de la zona y que también se exporta a Alemania”.
«La extracción de materias primas está siempre en relación con riesgos para el medio ambiente, y se puede llevar a cabo de buena o mala manera, con un bajo o un alto impacto. Por eso es importante, desde un principio, poner estándares lo suficientemente altos para minimizar los efectos en el medio ambiente”, indica Hubertus Bardt.
Los mismos clientes en Alemania y otros mercados preguntarán también por los estándares medioambientales con que las baterías fueron producidas y no querrán confrontarse con malas condiciones. En todo caso, afirma el experto, estas exigencias, que implican mayores costos, son algo que el mercado tiene capacidad de asumir.
Autora: Victoria Danemmann (DZC)