Un veterano profesor japonés de la Universidad de Harvard confronta las grandes diferencias entre las empresas niponas y las occidentales al afrontar momentos de crisis.
«Las empresas japonesas practican el capitalismo sabio y no el capitalismo de Wall Street». Lo dice Hirotaka Takeuchi, un profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, que lleva años estudiando tanto las políticas de innovación y desarrollo de las empresas japonesas como la manera en la que reaccionan en momentos de crisis. Pero, ¿qué significa ese «capitalismo sabio»?
Takeuchi lo resume en muy pocas palabras en que las empresas japonesas no se limitan a acumular ganancias, como sucede en Wall Street y en la mayoría de economías mundiales, sino que invierten en su comunidad. Una teoría que, tal y como explica este profesor japonés de 73 años a la BBC, se basa en tres pilares: longevidad, liderazgo y empatía.
La longevidad no hace referencia a la famosa esperanza de vida de los japoneses, la mayor del mundo junto a España, sino a la de sus empresas. Cuatro de cada diez empresas del mundo con más de 300 años de antigüedad están en Japón. Takeuchi lo explica con el concepto «crear el futuro» y lo resume explicando que mientras algunas empresas en problemas «desarrollan planes estratégicos a cinco años, muchas compañías japonesas piensan en los próximos 100 ó 200 años».
Invertir en los demás
Esa visión de futuro es una de las características emblemáticas de las empresas japonesas, pero no la única. El liderazgo es vital en el país del sol naciente y en los momentos de crisis es donde mejor se demuestra: no se trata de salir cuanto antes, sino de seguir los sueños de la cabeza visible. Por eso, el profesor explica que «para nosotros es importante escuchar al líder. A esto le llamamos conocimiento tácito. Es un enfoque centrado en el ser humano, en sus creencias».
Ese liderazgo es particularmente necesario en momentos duros, como fue el tsunami que asoló Japón en 2011. La respuesta de muchos líderes, que buscaron soluciones rápidas para ayudar a sus trabajadores y clientes y no pensaron en el coste que eso supondría para la compañía ayudó a recuperarse en tiempo récord. El problema de este tipo de estructuras de mando tan verticales es el de que no todo el mundo se atreve a disentir con sus superiores, pero Takeuchi no lo ve como algo que suceda en todas las empresas niponas.
El tercer pilar de esa economía sabia es la empatía y Japón sabe mucho de eso por sus circunstancias: su ubicación le hace ser golpeado frecuentemente por catástrofes naturales y eso hace que sea más fácil entender para los ejecutivos las dificultades por las que pasan tanto sus empleados como el resto de ciudadanos. Ponerse en el lugar del otro es algo habitual en Japón y las empresas cuidan a sus trabajadores como no se hace en otros países del mundo.
La longevidad, el liderazgo y la empatía son los tres pilares sobre los que se asienta el concepto de «capitalismo sabio»
La razón de ser de las empresas es lo que diferencia al sistema japonés del de Wall Street. Takeuchi explica que «una empresa es un instrumento de la sociedad, que te permite que existas en la medida que entregues algún tipo de valor a la comunidad». Por eso, «muchas empresas japonesas no son muy populares entre la gente de Wall Street, porque no están focalizadas en ser más rentables y en maximizar el valor para los accionistas».
La mejor forma de verlo es en situaciones de crisis, ya que, gracias a ese capitalismo sabio, «los accionistas de las empresas japonesas no exigen los mismos beneficios que tenían antes durante las crisis económicas. Los accionistas en Japón entienden que hay una crisis y bajan sus expectativas. Eso no pasa en Wall Street». El problema de cara al futuro es que la globalización ha llevado capitales occidentales a empresas niponas y, con ellos, la presión de obtener más beneficios. Una presión que, de momento, Japón sabe controlar.
Fuente: elconfidencial.com