Propietario de la marca Geely, no para de aumentar su participación en empresas europeas.
«No podíamos comprar juguetes. Nunca imaginé que podía hacer un auto de verdad».
Li Shufu le detallaba con esas palabras sus orígenes humildes y hacía un paralelismo a la revista Forbes. La misma que lo ubica como el decimosegundo hombre más rico de China, con 13,3 mil millones de dólares.
Este ejecutivo es hoy el dueño y presidente de Zhejiang Geely Holding Group, que tiene a la marca china de autos que más unidades vende en el país asiático, el mercado más grande del planeta.
Pero no solo eso. Geely es propietaria de Volvo, mayor accionista de Daimler (grupo que tiene a Mercedes-Benz, entre otras empresas), dueña de LEVC (el fabricante de los taxis londinenses) y principal accionista de la marca Proton y de la compañía de deportivos Lotus.
Algunos lo llaman el Henry Ford de China debido a la injerencia que tiene en el sector automotor.
El empresario de 57 años tiene una imagen de hombre que nació en una humilde familia de una zona rural y que creó un imperio económico gracias a su propio esfuerzo.
Pero lo cierto es que también contó con el apoyo necesario del Gobierno para que el negocio prosperara.
«Li se llevaba bien con Xi Jinping (N. de la R.: actual presidente de China) cuando éste fue el secretario general del partido comunista en la provincia de Zhejiang, entre 2002 y 2007», le contó a BBC MundoWilly Lam, profesor Universidad China de Hong Kong.
Hoy es miembro del Partido Comunista y delegado de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Se lo considera parte de una de empresarios chinos que supo aprovechar las oportunidades que se presentaron con la apertura de la economía china, en la década del 80.
Y todo indica que los negocios de Li sigan creciendo, ya que las intenciones de sus próximas medidas pasan por hacer más eficiente el Grupo Geely.
En febrero de este año se comunicó que se estaba considerando la fusión de todas las marcas del grupo, que además de Geely y Volvo incluye a Lynk & Co y Polestar, dos compañías de vehículos exclusivamente eléctricos.
Y aunque en esa consideración se aclaró la intención de preservar la actividad por separado de cada una de las marcas, las alarmas se encendieron en Suecia todas las alarmas, al punto tal de que algunos funcionarios lo han planteado como una procupación de seguridad nacional.
En el país nórdico temen que esa fusión traslade todas las operaciones de la Volvo a China, generando el cierre de fábricas, centros de desarrollo y un gran número de empresas proveedoras.
Una cámara de fotos y una bicicleta
Li Shufu nació en 1963, en la ciudad de Taizhou, en la provincia de Zhejiang, en el este del territorio chino. Su primera «gran» inversión la hizo a los 18 años.
Compró una bicicleta y una cámara de fotos, con las que se trasladaba a sitios populares para fotografiar a turistas y cobrar por hacerlo.
Su siguiente paso fue abrir un estudio fotográfico y fue el momento en el que reconoció que podría extraer pequeñas cantidades de oro y plata de cámaras vieja que podía venderlas.
Pero la ambición de Li era muy grande y creó su primera empresa cuando tenía 23 años. Lo hizo gracias a un préstamo que le hizo su padre y la bautizó con el nombre Geely.
En chino Geely significa «afortunado» y así se sentía Li cuando inició su empresa que fabricaba heladeras. Pero no le fue bien y quedó en manos del Gobierno chino.
Fue la universidad, estudió ingeniería e intentó con suerte dispar en la construcción y en el sector de motos. Hasta que encontró en el rubro automotor su zona de éxito.
Con el mismo nombre de aquella empresa de heladeras, Li creó la marca de autos china que más vende en su país, con más de 1,2 millones de unidades vendidas en 2019.
Li se diferencia de muchos de sus colegas por su visión internacional del negocio. Mientras la mayoría de los fabricantes chinos se preocupaban por encontrar algún socio «occidental» que quería entrar al mercado más grande del mundo, el fundador de Geely fue a buscar empresas afuera.
Y hace 10 años encontró a Volvo en un momento casi de quiebra. La compró y le dio libertad de acción para que siga desarrollando e investigando.
Ese cheque en blanco fue una inversión por parte de Geely de 10 mil millones de dólares desde la compra de Volvo, que hoy vale 10 veces más que hace una década.
Y Li siguió. Y en 2018 se hizo con el 9,69 % de la participación accionaria del Grupo Daimler, propietaria de Mercedes-Benz. Ese paquete, valorado en 9 mil millones de dólares, lo convierte el mayor accionista individual del conglomerado alemán.
«Nuestro principal objetivo es apoyar el crecimiento de la industria automovilística china a través del crecimiento de Geely para servir nuestras estrategias nacionales» había declarado Li como una respuesta a la preocupación del Gobierno alemán que dijo que iba a tener «un ojo atento» luego de su ingreso a Daimler.
Satélites y autos voladores
En marzo de este año, el grupo Zhejiang Geely inició la construcción de un centro de fabricación y prueba de satélites de órbita baja en la ciudad de Taizhou, en China.
Según la declaración inicial de la compañía, el objetivo es proporcionar datos más precisos para los vehículos autónomos y que gracias a eso puedan alcanzar mayores niveles de autonomía. Se descarta que que toda esa flota de vehículos que se conducirán solos será eléctrica
La inversión para el desarrollo de esta fábrica de satélites fue de 326 millones de dólares. La compañía espera alcanzar la producción de 500 satélites por año a partir de 2025, que es justamente la fecha estipulada para que sus automóviles tengan más funciones para conectarse directamente con estos elementos espaciales.
Y para avanzar más rápido en este campo, el grupo chino acaba de anunciar una alianza clave con una de las empresas que más avances ha logrado en el campo de la conducción autónoma.
A través de la empresa Volvo, incluyendo sus filiales estratégicas Polestar y Lynk & Co, se estableció una asociación estratégica con Waymo, uno de los líderes mundiales en el desarrollo de tecnología totalmente autónoma.
Li Shufu y su par de Baidu, el Google chino, tras firmar un acuerdo de cooperación.
También el año pasado se firmó un acuerdo de colaboración con Baidu, el Google chino, en una asociación que permitirá la cooperación en aplicaciones de inteligencia artificial, para acelerar el desarrollo de movilidad inteligente.
Estas iniciativas están en sintonía con la decisión de adquirir la empresa Terrafugia, en 2017, una compañía estadounidense que viene trabajando desde hace años en el desarrollo de autos voladores.
«No quiero dejar de soñar porque los sueños son la base del negocio» ha dicho Li en una entrevista.
Y todo este desarrollo para generar una revolución en la movilidad está llevando a que de a poco lo dejen de llamar el Henry Ford chino para convertirse en el Elon Musk asiático.
Fuente: clarin.com