Análisis: iPhone X, el futuro inesperado

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El nuevo smartphone de Apple está disponible desde hoy en el Chile. Tras 72 horas con el aparato, el resultado es más que satisfactorio, aunque su precio puede ser prohibitivo para muchos. ¿Vale la pena dar el salto?

En 2007, Apple decidió dar un paso trascendental no sólo en su propia historia, sino también en la por entonces adormecida industria de los nacientes teléfonos inteligentes. El resultado: la primera versión del iPhone, un aparato que marcó un antes y un después en este tipo de productos, y que dictó cómo tendría que ser el futuro en el sector.

Diez años después, la situación en la industria es distinta. Apple es el fabricante más importante del área, compite de cerca con Samsung y el resto de los smartphones con Android, y la brecha entre las marcas es cada vez menor, todo impulsado por las marcas chinas -con el liderazgo de Huawei como tercer actor-, junto a consumidores cada vez más exigentes, que ya perdieron toda capacidad de sorpresa.

En este escenario, Apple decidió remover nuevamente el sector con el nuevo iPhone X, smartphone que marca el primer decenio de vida de su producto estrella, esperando que al igual que en aquella oportunidad, cuando Steve Jobs presentó el primer iPhone al mundo, puedan marcar el primer cambio hacia el futuro.

Existe una sensación extraña al utilizar un iPhone X (se dice “iPhone diez”). Acostumbrados por años a que el mejor smartphone debía tener un cuerpo robusto y enorme, el sostener un teléfono de menor tamaño da la impresión de un aparato con prestaciones no tan avanzadas, aunque por supuesto no es así. El aparato es el punto cúlmine de una serie de innovaciones que Apple ha ido revelando poco a poco, así como un la adopción de tecnologías conocidas pero mejoradas, como el caso del sistema reconocedor facial, que merece un capítulo aparte.

Pero lo primero es precisar que aunque alguien esté acostumbrado a utilizar un iPhone u otro terminal, de inmediato sabrá que hay un breve período de acostumbramiento. En este caso, obligado por la ausencia del clásico botón de inicio, y que en su lugar traerá algunos gestos nuevos, muy sencillos y de fácil aprendizaje.

Por ejemplo, tenemos una barra muy delgada en el área inferior, que al deslizarla hacia arriba nos lleva al “escritorio”, donde están todas las aplicaciones. Si mantenemos ese gesto y lo llevamos a la mitad de la pantalla por un segundo, aparecerán todas las aplicaciones listadas hacia un lado, pudiendo navegar o eliminarlas si nos posamos sobre una de ellas un momento. También podemos recorrer las aplicaciones abiertas deslizando el dedo en la orilla inferior hacia los lados, y el centro de control ahora se cambió hacia el área superior derecha. El sistema 3D touch se mantiene, con lo que al mantener el dedo y presionarlo sobre alguna función obtendremos más opciones, y el centro de notificaciones se mantiene deslizando el dedo desde el área superior central.

Siri por otro lado, también está presente pero gracias a un botón ubicado a la derecha, apareciendo si mantenemos el dedo unos momentos. Para Apple Pay, que aún no está disponible en Chile, podemos presionar dos veces. Para sacar una foto a la pantalla, presionamos el mismo botón a la derecha con “volumen +”; si deseamos apagar el botón “+” lo cambiamos por “volumen -“, y si deseamos un reinicio forzado, la secuencia “volumen +”, “volumen -” y mantener presionado el botón de la derecha nos ayudará.

En cuanto a la pantalla, ésta es de 5,8”, un poco más que las 5,5” del iPhone 8 Plus, aunque no existen bordes, lo que hace que sostenerlo con una sola mano sea mucho más cómodo. Ocupa todo el frente del smartphone, la interfaz del sistema operativo se acopla perfectamente en la mayoría de los casos (aplicaciones antiguas o de Google no aprovechan toda la superficie), y el cambio entre la tecnología OLED con sistema HDR del iPhone X contra la LCD de los modelos Plus es bastante notoria. Esto recuerda a lo que ocurre con la industria de la TV: al ir a las tiendas vemos colores saturados o brillos extremos, todo para sorprender a los compradores. Pero es poco práctico, ya que tras unas horas la vista se cansa, y debemos volver a la calibración normal. Eso no ocurre con este smartphone, ya que se encuentra configurado de fábrica para que entregue el máximo, pero en función del teléfono. Esto no sólo ayuda a la visualización, sino a extender la vida de la batería.

De la misma forma que los iPad Pro y el iPhone 8, el iPhone X también incorpora el sistema True Tone, que cambia los niveles de blanco para adaptarse a la luz ambiente. Inicialmente no se nota y puede desactivarse, pero si lo hacemos notaremos el cambio de inmediato. Es un punto muy sencillo y quizá poco apreciado, pero al utilizar el aparato por largo rato para ver videos o leer, lo agradeceremos.

Para finalizar con la pantalla, hay que señalar la pequeña y alargada lengüeta ubicada en el área superior, y que hace que el iPhone X no sea una sola pantalla plana. En ese lugar se alojan el micrófono, altavoz, cámara frontal, sensor de luz ambiental, sensor de proximidad, y los sistemas que ayudan a reconocer el rostro, como la cámara infrarroja, el proyector de puntos de luz y el sensor 3D. ¿Molesta al visualizar el contenido? Para nada. El único detalle tiene que ver con que a los costados ya no aparece el nombre de la operadora, y tampoco el porcentaje de batería en cifras.

Ahora, vamos a la cámara. Tanto en el área posterior como frontal, ambas superan las expectativas. El modo retrato e iluminación de retrato, incluido desde el iPhone 7 Plus, ahora puede ser utilizado para las selfies, con resultados impresionantes. Los componentes antes mencionados ayudan a que la cámara detecte la profundidad del rostro en 3D, entregando imágenes de gran calidad, considerando que ya con el iPhone 8 Plus, que revisamos hace menos de un mes, las fotos ya eran bastante buenas.

Básicamente debemos decir que la cámara principal del iPhone X y el 8 Plus son muy similares. Comparten el sensor de 12 Mpx, filtros, reducción y procesador de imagen, aunque el iPhone X posee una apertura del objetivo telefoto de ƒ/2,4 (contra f/2.8 del 8 Plus), añade estabilización óptica a los dos objetivos, y recogiendo más luz en menos tiempo. Podemos grabar videos en 4K a 60 fps para mejor calidad (hay opciones de 24 y 30 fps), con cámara lenta Full HD a 120 0 240 fps.

En resumen, si bien es un teléfono que se adelanta un par de años a su competencia, también tiene algunos problemas, aunque cuesta encontrarlos. El principal, y dado por un tema de software (absolutamente arreglable), se relaciona con un nuevo proceso de adaptación de las aplicaciones, que deben modificarse para que aprovechen completamente la pantalla del smartphone. Las que no se han actualizado muestran bordes gruesos arriba y abajo, y recuerda lo que ocurrió con la salida del iPhone 5, cuando las aplicaciones antiguas tuvieron que readaptarse a una pantalla más grande. Esto mismo ocurre en menor medida con la cámara, ya que al abrirla para tomar fotos no ocupa toda la superficie útil. Otro punto es el del cristal trasero y acero utilizados para su fabricación, muy aptos para ensuciarse con las marcas de los dedos. El vidrio reforzado en todo caso, es bastante resistente a rayones. Y en ocasiones, al compartir internet por ejemplo, la superficie posterior se calienta.

Por otro lado, hay que destacar su cámara, lo bien pensado del sistema operativo, la pantalla, la carga inalámbrica como un punto que debió llegar antes, y la velocidad al abrir e interactuar con los gestos, considerando que el procesador A11 Bionic también se encuentra presente en el iPhone 8. Su batería no ha dado problemas, y soporta perfectamente el paso del día, incluso con Bluetooth, GPS y redes sociales. Su precio puede ser prohibitivo, pero tomando en cuenta los adelantos, parece un precio justo por tener lo mejor en la industria.

La información es de: La Tercera