Mauricio Macri acumulará después de las elecciones legislativas de este domingo un enorme poder en Argentina. Casi total. Su formación, Cambiemos, se ha convertido en el centro de toda la política en el país austral con una victoria por encima de las expectativas, aplastante. El escrutinio oficial ha convertido a Cambiemos en el principal partido de Argentina, sustituyendo así al peronismo como eje de la política local. Las victorias en los cinco grandes distritos colocan a Macri en una posición de poder inédita desde 1985, la última vez que un no peronista, Raúl Alfonsín, logró arrasar en unas elecciones legislativas de medio término. El grupo del presidente ganó incluso por casi seis puntos de ventaja en Buenos Aires, la provincia donde se presentaba la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que sufre una durísima derrota que podría marcar el principio del fin de su exitosa carrera política.
La fiesta se desató desde el primer momento del recuento en el búnker macrista, en Buenos Aires, con baile, globos y cánticos de «no vuelven más», en referencia a los kirchneristas, mientras en el lugar de concentración de los peronistas se imponía el silencio a la espera de un giro de última hora en el recuento durante la madrugada que nunca llegó. Con el 98,15% de los votos, el candidato de Macri, Esteban Bullrich, obtuvo el 42,15% de los votos, contra 36,27% de Cristina
Macri fue el último de la noche en hablar, incluso después de Cristina Kirchner. «Hoy ganó la certeza de que podemos cambiar la historia para siempre. Queremos lograr algo grande, un país decidido a hacer las cosas bien. Y esto es sólo el principio, recién estamos empezando a transformar la Argentina», dijo el Presidente. «Este año estamos creciendo, y el próximo creceremos más y el otro aún más. El sueño compartido es sacar a todos los argentinos de la pobreza. Somos la generación que está cambiando la historia, nos animamos a decir basta con el no se puede. Los argentinos somos imparables», agregó eufórico.
Antes, en Sarandí, Kirchner dejó en claro que no leyó los resultados como una derrota. «Unidad Ciudadana ha sumado en estas elecciones más votos que en las Paso. Hemos sido capaces de crecer y de enfrentar a la más enorme concentración de poder de la que se tenga memoria», dijo Kirchner a los seguidores que la esperaron casi hasta la medianoche. «Unidad Ciudana emerge como la oposición más firme a este Gobierno. Unidad Ciudadan será la base de la construcción de la alternativa a este Gobierno. Aquí no se acaba nada, hoy aquí empieza todo», agregó, en un claro mensaje en la batalla por el poder en el peronismo.
Pero nada parece afectar la ola a favor de Macri que se ha impuesto en los últimos meses en Argentina. Ni la crisis económica, que empieza a remitir ligeramente pero aún golpea duro a los sectores más débiles de la sociedad, que siguen sufriendo la peor inflación de América Latina después de Venezuela, ni el hallazgo del cadáver de Santiago Maldonado, el último desaparecido argentino. Los argentinos, en especial la clase media urbana, parecen decididos a darle una oportunidad a Macri después de 13 años de kirchnerismo.
El presidente arrancó su mandato en 2015 con una victoria por la mínima, de menos de tres puntos, y una clara minoría en el Parlamento. Pero poco a poco, con errores y altibajos, y con un 2016 de datos económicos pésimos y aumento de la pobreza, ha ido imponiendo su agenda de cambio y sobre todo la confianza de que el futuro podrá ser mejor si le dan tiempo para gobernar.
Este apoyo de las clases medias urbanas y también de una parte de las clases bajas, antes corazón del voto peronista, ha llevado a Macri a ganar en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, la provincia de Buenos Aires y a arrasar en la capital, su feudo natural, con más del 50% de los votos. Pero aún más sorprendente son victorias en lugares como Salta, donde gobierna una de las promesas de renovación del peronismo, Juan Manuel Urtubey, o en el Chaco e incluso en La Rioja, donde se presentaba el histórico cacique local y expresidente Carlos Menem. El hundimiento del peronismo es generalizado y solo resiste en una pocas provincias empobrecidas, con la excepción de San Luis, donde los históricos caciques, los Rodríguez Saá, lograron ganar contra pronóstico. Macri arrasa hasta en Santa Cruz, la tierra de los Kirchner.
Cristina, gran protagonista de la campaña con su decisión de volver a dar entrevistas, parecía derrotada con las últimas encuestas pero en la recta final apareció el caso de Santiago Maldonado, que conmocionó al país y llevó al voto en un ambiente enrarecido. El hallazgo del cadáver de este joven de 28 años, que desapareció durante una operación policial de represión a unos mapuches en la Patagonia, desarmó todas las previsiones e hizo al kirchnerismo soñar con darle la vuelta a las encuestas. Pero no lo logró, al contrario, sufrió una derrota durísima.
La jornada amaneció soleada en casi todo el país, en una fría primavera, y eso facilitó una votación más tranquila de lo esperado en un día clave que consolida definitivamente el giro iniciado por Argentina en 2015, tras 13 años de kirchnerismo. El peronismo entra ahora en una batalla total por la sucesión en la que prácticamente todos están debilitados, porque solo el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, entre los posibles candidatos al liderazgo, logró ganar. Los datos cambian por completo el panorama político argentino, dominado en los últimos 70 años, con altibajos, por un actor central, el peronismo, que ahora queda tan debilitado que no está claro cómo podría volver al poder en breve. Hacer previsiones en Argentina es inviable, por su volatilidad, pero todo indica que Macri ha venido para quedarse y consolidarse como referente por muchos años.
La información es de: El País