El doloroso adiós del «rayo»

Lesión marca la última carrera de Bolt, lo cual le impidió terminar la carrera de relevo 4×100. El «rayo» dejo la mista lleno de dolor físico y moral. 

 

Así detalla La Razón de España la despedida de Bolt:

La derrota explica parte de la grandeza. Sí, Bolt era batible: perdió la final de los 100 metros individuales, superado por dos hombres: Gatlin y Coleman. Y sí, era humano: en la final del relevo 4×100, la que fue su última carrera como profesional, se lesionó y no pudo terminar. Un final cruel, claro, pero también un final que señala el mérito de lo que había conseguido: siempre fue humano, pero hasta el último momento no pudieron con él.

El relámpago jamaicano acabó por los suelos, con las manos en la cara, lamentándose y diciendo que no con la cabeza, cuando en la presentación de los atletas había hecho lo contrario: decir que sí, que ahí estaba él. Pero su cuerpo ya no es el que era. Decidió correr las semifinales por la mañana, algo que nunca había hecho, para tomar sensaciones, y se le veía tan seguro como siempre antes de empezar la final. Charló con Mo Farah, también derrotado ayer en los 5.000 (la caída de los héroes), bromeó con la mascota, formó una «A» con sus dedos, puso los pulgares arriba… Pero cuando le tocó arrancar… Zas… Roto en la pierna izquierda… Un tirón para la historia… Apenas quince pasos pudo dar antes de poder seguir, pero sólo dando saltitos con la extremidad que le quedaba sana, hasta que se desplomó. La meta quedaba lejos, como a 70 metros. La última imagen del hombre más rápido de la historia fue saliendo del estadio a la pata coja, animado por el público y consolado por sus compañeros.

Lo cierto es que tampoco se sabe si sano hubiera podido vencer. Eso nunca se sabrá, pero empezó el último relevo por detrás del británico Mitchell-Blake y del estadounidense Coleman, el hombre que ya le había superado en la final individual. Pero él está acostumbrado a remontadas así: una vez lanzado, la zancada que da con sus 195 centímetros le sirve para recortar terreno a sus oponentes. Ése era el final soñado por él y por la afición, pero el que tuvo fue otro bien distinto aunque, a su modo, también épico; más que si hubiera quedado segundo o tercero. Y todo apuntaba a que así iba a ser.

Por delante, Gran Bretaña terminó de dar la sorpresa imponiéndose a Estados Unidos, con Japón bronce. Mientras unos celebraban las medallas, Bolt estaba todavía tumbado. Había una silla de ruedas esperando por si hiciera falta. Eso hubiera sido demasiado. Usain se levantó y se fue a los vestuarios a la pata coja.

Fuente: La Razón